Bajo este concepto englobamos los movimientos que proponen nuevas formas de optimizar el tiempo, tanto en la esfera laboral como personal. Algunos ejemplos son la organización del tiempo de trabajo, el Downshifting o el Movimiento Slow.
Desde las instituciones se ha empezado a hablar del tiempo de las ciudades. Se trata de definir cómo la organización urbana y el tejido ciudadano afectan a las necesidades de las personas en el ámbito del tiempo. La optimización de los desplazamientos, los transportes públicos y una red de servicios diseminada por el territorio pueden disminuir los requerimientos en consumo de tiempo que la ciudad exige a sus habitantes.