Es un sistema de organización productiva basado en la eliminación del despilfarro, los sobrecostes y en la mejora continua de los flujos de trabajo de forma que los esfuerzos de la organización se centren en los procesos que aportan valor para el cliente.
El término deriva del inglés lean que significa “ágil”, “ligero”. El núcleo de esta filosofía, aplicable a muchas áreas organizativas más allá de la estricta producción, es la mejora continua mediante un proceso de adelgazamiento de los flujos de trabajo.
Este adelgazamiento quiere decir la eliminación de todo sobrante de recursos asociado a un proceso.