Consiste en impulsar, mediante un plan de acción coordinado y con el esfuerzo común de trabajadores y la dirección, una serie de medidas, servicios y recomendaciones que mejoren la salud global de las personas en el puesto de trabajo.
El fomento de una vida saludable en el entorno laboral consiste en impulsar, mediante un plan de acción coordinado y con el esfuerzo común de trabajadores y la dirección, una serie de medidas, servicios y recomendaciones que mejoren la salud global de las personas en el puesto de trabajo y, por extensión, acaben convirtiendo la organización en una organización saludable, donde los riesgos físicos y psicosociales para la salud hayan sido minimizados y donde las políticas y las instalaciones favorezcan la adopción de hábitos saludables.
Hablamos de recomendaciones porque en muchos casos la mejora de la salud depende de cambios de hábitos nocivos que son de origen individual. Pero también hablamos de medidas y servicios porque hay un amplio terreno de acción donde la organización puede incidir en una mejora colectiva de la salud: hay que tener presente que las personas pasan un tercio de su día en el puesto de trabajo, y que, en las instalaciones de la organización, no sólo trabajan sino que en muchos casos comen.