BANI da un paso más allá de VUCA que definía una realidad de caos y confusión, y va mucho más allá de la inestabilidad y la incertidumbre de las cuales ya se hablaba antes. Las nuevas siglas nos hablan de un entorno frágil, ansioso, no lineal o impredecible e incomprensible.
La irrupción de la pandemia de la COVID-19, a la que se suman los efectos cada vez más devastadores de la crisis climática i la crisis energética por el conflicto en Ucrania (2022), ha evidenciado que alguna cosa ha cambiado en el mundo en el que vivimos. De hecho, la manera que teníamos de entenderlo i gestionarlo debe cambiar porque ya no nos sirve.
Si por los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York del 11 de septiembre de 2001 se popularizó el acrónimo VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity y Ambiguity) para describir una nueva realidad, muchos autores ponen ahora en primer plano el acrónimo BANI (Brittle, Anxious, Non-lineal e Incomprehensible), descrito en el año 2016 por el antropólogo Jamais Cascio, miembro del Institute for the Future y uno de los Top 100 Global Thinkers de la revista Foreign Policy.