La gamificación (derivación del inglés game) es la aplicación de las mecánicas y dinámicas de los juegos en ámbitos que originariamente no son lúdicos -como por ejemplo el marketing, la formación o la gestión de proyectos- con el fin de involucrar a la persona que participa y aumentar su motivación, concentración, esfuerzo y fidelización.
Podríamos traducir la idea con la expresión hacer lúdico, de forma que una actividad aparentemente tediosa, un proceso complejo o un producto se haga más atractivo gracias a la apelación a la buena predisposición de las persones en relación al juego.
Las dinámicas motivadoras de los juegos que pueden aprovechar las organizaciones son: los retos, los niveles, las recompensas, las comparativas (o clasificaciones) y el feedback constante. Los juegos incluyen un itinerario calculado de niveles que permiten inscribir los objetivos a corto plazo en un progreso gradual con intencionalidad y sentido. La gamificación incide en uno de los factores más importantes de la planificación: en el juego, el progreso y los objetivos son medibles. Además los premios (en ocasiones tan abstractos como simples insignias o puntos) activan un círculo virtuoso de estímulo-recompensa.