La campaña en redes lanzada por Yumi Ishikawa, una joven de Tokio, pone de relieve las estrictas normas de etiqueta en el país asiático. La trabajadora reclama que las empresas no puedan exigir a sus empleadas que calcen a diario tacones de entre 5 y 7 centímetros. La petición ha dado pie a un movimiento social conocido como #KuToo, aprovechando el juego de palabras entre "Kutsu" (zapato) y "Kutsuu" (dolor).
Japón es el país del mundo en el que la gente duerme menos horas. Además, los nipones son los que hacen más horas extras y únicamente cogen de media nueve días de vacaciones pagadas al año, la mitad de lo que les corresponde. En ese contexto, el Gobierno mantiene una cruzada para limitar el tiempo de trabajo y mejorar la productividad.
En Japón los trabajadores dispondrán de la posibilidad de disfrutar de los lunes brillantes, poder librar medio lunes al mes, con el objetivo de reducir los más de 2.000 suicidios anuales que guardan relación con problemas laborales de las víctimas. Esta elevada cifra se vincula con la laxitud legal y la autoexigencia, que llevan a muchos empleados a superar las 80 horas extra al mes.
Entrevista de El País a Noriko Arai, Directora del Todai Robot Project: "Todo el mundo debería estar bien educado, saber leer y escribir, pero no solo el significado literal. Todos deberíamos aprender con profundidad, leer con profundidad para poder mantener nuestro trabajo."
La reducción de la mano de obra disponible en Japón puede acelerar la integración laboral femenina en los puestos directivos en un mercado históricamente tan tradicional como el nipón. Financial Times explica cómo está funcionando el plan del Gobierno de Shinzo Abe de reformas estructurales para impulsar la competitividad del país y el papel fundamental que deben jugar las mujeres para sacarlo adelante.
Los suicidios por exceso de trabajo en Japón y la reacción del Gobierno y las empresas inciden en un debate mundial sobre los horarios, la productividad, la felicidad en nuestro empleo y el sentido de éste.
Morir por exceso de trabajo no es algo exclusivo de los tiempos de la Revolución Industrial, en pleno siglo XXI es desgraciadamente una realidad en países como Japón, China o Corea del Sur. Pero lejos de remitir, las cifras oficiales del Ministerio de Trabajo japonés apuntan en 2015 a 2.300 víctimas.
Los robots y los sistemas de inteligencia artificial podrán desempeñar prácticamente la mitad de los empleos disponibles en Japón para 2030, según un informe publicado por el centro nipón de estudios Nomura Research Institute.
Los felinos, que viven entre escritorios y ordenadores, están muy felices en su nuevo entorno y mejoran el ambiente de trabajo de los empleados. La Fundación Affinity afirma que las mascotas son de gran ayuda para reducir la ansiedad y aumentar los niveles de bienestar, en especial, en un ámbito tan estresante como una empresa.
Bajo el lema "Empieza temprano, termina temprano" el Gobierno nipón ha recomendado a los funcionarios que adelanten sus horarios y trabajen menos horas extra. El objetivo es que los japoneses pierdan el hábito de permanecer hasta la noche en el trabajo y favorecer la conciliación familiar y laboral.
Según una encuesta del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, los japoneses utilizan menos de la mitad de los 18,5 días de vacaciones pagadas que, de promedio, tienen cada año. Con la nueva ley el Ejecutivo quiere que para el año 2020 los japoneses puedan tomar al menos el 70 por ciento de sus vacaciones pagadas.
Womenomics es el plan de Shinzo Abe, el primer ministro japonés, para situar la participación laboral de la mujer como prioridad política, pues el archipiélago asiático es uno de los países desarrollados con menor tasa de empleo femenino y que peor puntúa en los índices de igualdad.
Entrevista de "La Contra" de La Vanguardia a Shigeru Sasaki, inventor e ingeniero robótico; dirige los laboratorios Fujitsu: "Cuando conducimos cometemos muchísimos errores de cálculo que cuestan vidas a veces y siempre derroche de combustible. [Un robot] Es mucho más exacto al calcular la velocidad de un objeto y, por lo tanto, al acelerar."
¿Dónde ha quedado la cultura del esfuerzo durante los años de la burbuja económica? ¿Y qué pasará ahora que ya no somos ricos? ¿Puede haber una 'generación perdida' por la crisis económica y de valores? Estas y muchas otras cuestiones se plantean en El llegat de Sísif. La cultura de l’esforç, un documental del programa Sense Ficció de TV3 que viaja a Japón y visita un instituto de Castelldefels para conocer varias facetas de las generaciones más jóvenes.
Durante los años de la burbuja inmobiliaria, cuando éramos ricos, la abundancia y la inmediatez eran la normalidad. Creímos que todo era fácil, que lo podíamos tener todo al momento y sin esforzarnos. Con este modelo de valores ha crecido lo que Carlos Sánchez, psicólogo del trabajo y miembro de la Comisión Consultiva de la Fundació, denomina ‘la generación Nintendo’: “los hijos deseados de padres triunfadores”. Otros les llaman millennials, generación Y, generación perdida, generación nini... Jóvenes que han crecido con el bienestar y la tecnología de fondo, y creyendo en el corto plazo y la calidad de vida como valores imperantes. ¿Qué ha pasado con el esfuerzo? Francesc Torralbo, director de la Cátedra Ethos de la URL, afirma en el documental que “la crisis económica tiene en su origen una crisis de valores. Ha faltado cultura del ahorro, de la sobriedad, de la austeridad...” Hemos pasado del capitalismo productivo, de la creación de valor a partir del esfuerzo, a un capitalismo especulativo de casino, de dinero fácil, donde es posible hacerse rico sin trabajar.
Richard Sennet, reconocido sociólogo de la London School of Economics y que también aparece en el Sense Ficció, advierte que en España tendremos una generación perdida tal como la tuvieron en Japón después de la crisis de los años 90, de la que aún no se han recuperado. Según un estudio reciente, los jóvenes españoles afectados por la crisis, y por el paro juvenil que ya supera el 50%, sufrirán sus consecuencias para siempre. En Japón ya hace tiempo que ha emergido un nuevo grupo social que rechaza ser el salaryman (‘hombre asalariado’) que levantó la economía nipona a partir de la década de los 50. Son los freeters: trabajadores temporales que aceptan la precariedad laboral si ello supone tener más tiempo y libertad que los típicos trabajadores que pasan cada día 12 horas en la oficina. Se calcula que ya son más de un millón de jóvenes de entre 23 y 30 años, tal como explica el documental. Un fenómeno parecido está emergiendo en EEUU: lo que el New York Times ha denominado ‘la generación limbo’. ¿Hay motivos para el optimismo? Según un estudio del año pasado, el número de jóvenes ninis, que ni estudian ni trabajan, en España se ha reducido considerablemente con la crisis: del 3,8% en 2007 al 2,8% el año pasado. Además, son la generación más preparada de la historia, recordaba el Catedrático de la UPF Pablo Salvador Coderch hace poco en El País: “Como ha escrito un baby boomer, Bill Gates, nunca antes en la historia había habido tanta gente joven tan bien formada, tan capaz de innovar y de romper por tanto con la línea plana de tendencia que nos deprime: los cambios llegarán.” El periodista de La Vanguardia Miquel Molina se preguntaba a mediados de abril si no se está criminalizando injustamente a los jóvenes, acusándolos de falta de esfuerzo cuando simplemente se trata de un cambio de mentalidad, de formas de aprender y relacionarse: “¿No será que lo que les falla no es la capacidad de esforzarse, sino la de concentrarse, sumidos como están en un mundo multipantalla que parece diseñado para fomentar la dispersión?”
¿Qué debe cambiar en la forma de educar para volver a situar la cultura del esfuerzo en el lugar que le corresponde? El gurú Ken Robinson decía recientemente que la educación es anacrónica, ya que se basa en el modelo industrial que hemos dejado atrás hace ya tiempo. Los jóvenes llegan a la edad adulta, al mercado laboral, sin motivaciones ni herramientas para enfrentarse a ello. En el documental se afirma que familia, escuela y sociedad cada vez coinciden más en que hay que volver a potenciar la cultura del esfuerzo, sin caer en el autoritarismo pero evitando que el centro de todo sea sólo el bienestar del niño.Un vídeo muy recomendable y que incita a la reflexión con una estética muy cuidada y las opiniones de reconocidas personalidades como el filósofo José Antonio Marina o el escritor Quim Monzó.También puedes ver el reportaje completo en la página web de TV3:http://www.tv3.cat/videos/4072970/El-llegat-de-Sisif-La-cultura-de-lesforc
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La mentalidad en la sociedad japonesa es aún muy sexista y confina a las mujeres al trabajo doméstico y el cuidado de los hijos, a pesar de que casi la mitad de las personas con titulación universitaria son mujeres. The Economist traza un crudo retrato de uno de los problemas que puede estar retrasando la recuperación económica del país asiático.
Jaume Giné Daví, Profesor de Derecho de ESADE: "Una vez superada la fase de alarma nuclear, Japón demostrará otra vez sus capacidades para trabajar colectivamente en la reconstrucción del país. Una tarea ingente que motivará y movilizará otra vez a los japoneses. Se abrirá una nueva etapa histórica."
El paternalismo de las empresas japonesas con los trabajadores, que fue la piedra angular de su economía, ha entrado en crisis. The Economist explica que el antiguo salaryman nipón, que consagraba su vida a la empresa, ya no es un referente.