La desigual incorporación de la mujer al mercado laboral y su mayor grado de parcialidad son las causas más visibles de la brecha de género. Según un informe elaborado por la consultora PwC y presentado por la asociación ClosingGap, el PIB español se incrementaría en 201.913 millones de euros si se eliminara esta brecha.
Esta semana se ha discutido en el Foro Económico Mundial de Davos si el Producto Interior Bruto es el indicador más adecuado para evaluar el progreso de los países. Este debate se ha producido porque un grupo de expertos pide usar otros indicadores al margen del PIB para reflejar de forma más precisa el bienestar, el impacto medioambiental y la desigualdad.
Según se extrae del informe La economía catalana en el siglo XXI. Balance (2000-2017) y perspectivas (2030), la Cambra de Comerç de Barcelona ve estancado el poder adquisitivo de los catalanes desde el 2000 pese al crecimiento del PIB y el empleo en el período analizado. La conclusión principal es que el crecimiento debe darse con más calidad.
La organización reclama suprimir algunos tipos reducidos del IVA y la deducción por compra de vivienda habitual con carácter retroactivo. Además apunta que es fundamental que España consiga incorporar a un mayor número de personas al mercado de trabajo, pero también debe centrarse en la calidad del empleo para asegurarse de que las ventajas del crecimiento se comparten en mayor medida entre la población.
Habrá que esperar al menos hasta 2021 para que el mercado laboral español recupere el nivel de empleo previo a la crisis. Según Funcas, España incumplirá los topes de déficit y deuda en 2015 y 2016. Sin embargo, las autonomías que más despegarán este año, con tasas de PIB superiores a la media, son: La Rioja, Navarra, Madrid y Cataluña.
La devaluación salarial se ceba en los que han perdido su trabajo y vuelven a ser contratados, ya que las nóminas de los nuevos contratados han caído hasta un 12% en cinco años, según datos de la EPA. Para recuperar la productividad y la competitividad, la reforma laboral apostó por la reducción del coste de la mano de obra.
El exigente ejercicio de devaluación interna de costes y la consiguiente moderación salarial llevada a cabo en los tres últimos años no ha sido en balde. España ha logrado doblegar los costes laborales unitarios y recuperar por tal vía altas dosis de competitividad en los mercados exteriores de bienes y servicios.
El Gobierno y la patronal consideran que se debería mantener el objetivo de limitar el incremento salarial en un 0,6%, lo que permitiría recuperar una buena parte del poder adquisitivo perdido y aumentar la competitividad de las empresas. Pero el debate actual se centra en qué tomar como prioridad: la competitividad o el consumo.
En el último año el paro se ha reducido en más de medio millón de personas y se han creado 274.000 empleos netos. La tasa de desempleo ha bajado hasta situarse en un 23,67%, a menos de un punto de la que existía al iniciarse la legislatura. Y lo mismo ocurre con el número de cotizantes a la seguridad social, que ya superan los 400.000.
Al oeste del Rin, la nueva línea divisoria de la Europa industrial, se acabaron los islotes manufactureros. La globalización, a través de deslocalizaciones y una fuerte competencia a la baja en precios, ha tenido efectos devastadores sobre el empleo industrial en la Europa del Sur. Según un estudio elaborado por el economista Josep Oliver, en el caso de Cataluña el porcentaje de población ocupada en el sector industrial se ha reducido más del 10% en los últimos años.
La España más golpeada por el desempleo tuitea de una forma muy distinta a la que no lo sufre tanto. Un estudio sobre la forma de comunicarse en Twitter en España refleja que la comunidad tuitera española no es monolítica y que responde al entorno económico en el que vive.
Guillermo de la Dehesa, presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR): "Si los salarios reales se mantuvieran constantes y la tasa de temporalidad se estabilizara en un 22% del total de los asalariados, con una tasa de crecimiento de entre 1,2-1,4% podría aumentarse la creación de empleo neto".
El trabajo no remunerado, a menudo referido a tareas del hogar y al cuidado de niños y mayores, es "el gigante escondido de la economía" ya que supondría un 53% de aumento del PIB si se tuviera en cuenta, según un estudio. Es necesario cuantificarlo porque en cualquier momento podría incorporarse al mercado laboral, como ya sucedió con la producción de alimentos o ropa durante el siglo XX.