Esta obra propone una visión integral del control interno en la empresa añadiendo los conceptos básicos de la inteligencia emocional de Daniel Goleman a los conceptos de la metodología COSO nacida en EEUU hace tres décadas de una iniciativa del sector privado. Incluye un modelo práctico de auditoría emocional de la organización con cuadros, comentarios, indicadores y esquemas.
¿Cómo ha afectado el auge del teletrabajo a las tecnologías de seguimiento del trabajo y de la productividad? Según Workforce.com este seguimiento es cada vez más común, pero hay que evitar errores generalizados como el de aprovechar las posibilidades que ofrece para, simplemente, microgestionar la tarea de nuestros colaboradores.
El coronavirus ha obligado a las organizaciones a trabajar en remoto. En este contexto, tal y como se explica en The Washington Post, algunas empresas han optado por monitorizar la actividad de sus empleados, haciendo uso de cámaras web y micrófonos permanentemente activados. ¿Es esta nueva tecnología para el control en realidad una pesadilla?
El presentismo laboral se ha trasladado a los hogares con un control de los trabajadores a través de videoconferencias y mensajes frecuentes, que dificultan la desconnexión. Los expertos explican que esto no es lo que se esperaba del teletrabajo, que debería basarse en la confianza y no en el control.
“En los últimos 2.000 años, el confucianismo, que pone en valor la antigüedad y la autoridad, ha sido dominante en China”, explica en una conferencia TED Fang Ruan, Consultora de Gestión y Colíder del BCG Henderson Institute en China. Ruan lo contrapone al taoísmo, la otra gran escuela del pensamiento del país asiático, que promueve una mayor espontaneidad. En los tiempos actuales, siempre está bien poder saber otras cosas de China que no estén relacionadas con el coronavirus.
El año pasado entró en vigor la obligatoriedad del registro horario de la jornada laboral pero la actual crisis del coronavirus puede llevar a una relajación de los sistemas de control de jornada. Sin embargo, algunas sentencias rechazan que la empresa pueda excusarse por falta de medios y recuerdan que las compañías siguen estando obligadas a definir turnos y a respetar los descansos de todos los empleados.
La aprobación del Real Decreto 8/2019 y su entrada en vigor el día 12 de mayo del año pasado, provocó un terremoto entre las empresas de nuestro país, que se encontraron con el nada despreciable reto de tener que regular internamente una materia tan sensible como el registro -y por tanto, la medición- de la jornada de trabajo de su plantilla, con un plazo para su ejecución, 2 meses, que a todas luces se hacía corto para una tarea tan compleja.
Cada vez es más habitual que los jefes quieran controlar que los empleados no pierdan el tiempo consultando Internet o sus redes sociales durante la jornada laboral. Sin embargo, una empresa británica ha ido más allá: ha patentado un retrete inclinado para elevar la productividad al evitar el tiempo que los empleados pasan en el baño.
A raíz de la entrada en vigor de la normativa que obliga al registro de la jornada laboral, muchas empresas se sienten atraídas por métodos como la videovigilancia o la geolocalización para controlar que el tiempo de trabajo es efectivo y real. Aunque este tipo de mecanismos son legales y su idoneidad depende del negocio, es importante tener en cuenta que las relaciones laborales estan basadas en la confianza entre la compañía y el empleado.
La entrada en vigor del real decreto que obliga a las compañías a registrar diariamente la jornada de sus trabajadores suscita la preocupación de las empresas. Este cambio en la legislación permitirá controlar la entrada y salida de los empleados, que pueden ser sancionados incluso por trabajar de más. De hecho, la justicia admite sancionar si el tiempo extra daña a la empresa.
La transformación digital obliga a las empresas a cambiar muchas de sus prácticas. El objetivo principal es aumentar la productividad. Sin embargo, ya en 1987, el premio Nobel de economía Robert Solow dijo que “se pueden ver ordenadores en todas partes, excepto en las estadísticas sobre productividad”. En este sentido, la Industria 4.0 todavía no ha respetado sus promesas, pero sí han aumentado mucho las posibilidades para las empresas de controlar a sus trabajadores.
Algunas nuevas medidas laborales que vienen cambiarán el escenario profesional. Adaptarse al registro obligatorio de entrada y salida en el trabajo supone aceptar la vuelta de un sistema decimonónico de control y gestión que generará más 'presentismo' y que va contra los nuevos modelos de actividad, la productividad, la flexibilidad laboral, la meritocracia y la consecución de resultados.
La desconfianza de las empresas entorpece la labor del ‘compliance officer’, la figura de moda en el ámbito jurídico. Esta función de control interno, de tradición anglosajona, no encaja bien en la cultura jurídica y empresarial española, donde en lugar de verla como una ayuda para mitigar los riesgos penales, se percibe como una suerte de policía interno o chivato.
Los límites del control que puede ejercer la empresa sobre los trabajadores para que estos cumplan sus obligaciones es un asunto históricamente controvertido en el ámbito laboral. Para lograr el necesario equilibrio entre el poder disciplinario y de dirección del empresario y los derechos de las personas trabajadoras, los tribunales deben ponderar con precisión las circunstancias concretas que cada caso.
Según The Economist, las nuevas tecnologías de control crean un riesgo adicional para los trabajadores: se reúnen montones de datos sobre su actividad dentro del espacio de trabajo, mientras que su contribución cognitiva se reduce. En ambos sentidos, tales tecnologías allanan el camino para la automatización y aumentan la probabilidad para los humanos de ser reemplazados por robots.
Como es sabido, en los últimos años, la obligatoriedad o no de registrar la jornada de trabajo diaria de los trabajadores ha sido una cuestión polémica. A raíz de diversas sentencias de la Audiencia Nacional, 301/2015 (caso Bankia) y 383/2015 (caso Abanca), que determinaban la obligatoriedad de la empresas de establecer un registro de jornada diaria para todos los trabajadores, se realizaran o no horas extraordinarias, la Inspección de Trabajo inició una campaña a nivel nacional, mediante la Instrucción 3/2016, para el control de cumplimiento de dicha obligación, que causó un amplio revuelo en las empresas y finalizó en la imposición de numerosas sanciones administrativas.
Amazon, pulsera y control son tres palabras que encadenadas en la misma frase pueden poner los pelos de punta a cualquier trabajador del gigante del comercio mundial. La empresa de Jezz Bezos ha cosechado una poco agradecida fama por su política de gestión de personal y una noticia publicada por la web especializada en tecnología GeekWire, ha desatado la alerta ante un posible endurecimiento de ese trato a los trabajadores.
La tesis principal de este libro de Tim Harford es que a menudo caemos en la tentación de actuar de forma ordenada y previsible, aunque nos iría mejor aceptar un cierto grado de desorden para favorecer un aspecto como la creatividad. La obra de este profesor de Oxford y periodista de la BBC es una reivindicación de todo lo imprevisto, desorganizado, descoordinado, imperfecto, crudo, azaroso y ambiguo.
Cada vez más empresas recurren a técnicas psicológicas para buscar una adhesión más íntima y emocional de sus empleados. Se justifican por el bien de la empresa y del trabajador, como una forma de innovación y de cercanía, unas formas más humanas, más friendlies. Pero para muchos resultan invasivas y se asemejan más a un método de control.
El Pleno del Congreso debate si tramita la modificación del Estatuto de los Trabajadores para obligar a las empresas a registrar la jornada laboral de sus empleados y evitar así el trabajo extraordinario no remunerado.
El último caso es el de una compañía de Wisconsin (EEUU), en la que 50 empleados han accedido a que se les implante un chip. Curiosidades aparte, este tipo de prácticas plantea un debate ético y jurídico acerca de los límites de control por parte de la empresa y hasta dónde puede entrar una organización en nuestra esfera privada o vigilar nuestra productividad, capacidades y salud.
Xavier Marcet, Presidente de la Drucker Society: "Y llega un día en que las disputas departamentales, la politiquería de tanta dirección superpoblada, ha sembrado de obstáculos hasta las cosas más sencillas. Lo que antes era informal y era resuelto desde la complicidad, ahora cuesta un mundo. Todo parece una pequeña carrera de obstáculos perfectamente definida en las muchas normativas que se acumulan."
Existe el seguimiento benevolente y luego está la vigilancia, y la tecnología que está desarrollando actualmente Microsoft podría funcionar en ambos escenarios. Fast Company muestra algunas ventajas que la Inteligencia Artificial conectada al Internet de las cosas podría tener en nuestras vidas y entornos laborales. Pero es inevitable vislumbrar también escenarios distópicos como los que describió George Orwell en 1984.
La polémica sobre si las empresas están o no obligadas a registrar a diario la jornada de sus trabajadores podría haber llegado a su fin. Y el veredicto es que no están obligadas. Así lo acaba de admitir la Inspección de Trabajo, después de dos sentencias del Tribunal Supremo en ese sentido, que ya han dictado jurisprudencia.
La Sala IV del Tribunal Supremo ha establecido en su sentencia de 23 de marzo de 2017 que las empresas no están obligadas a llevar un registro de la jornada diaria de toda la plantilla para comprobar el cumplimiento de la jornada laboral y horarios pactados, y sólo deben llevar un registro de horas extras realizadas.
La Inteligencia Artificial ya es más efectiva que la humana para resolver problemas en áreas específicas. Para organizar la transición, los expertos pactan una declaración que exige más control y transparencia frente al reto de adaptar las nuevas tecnologías al futuro de la economía y la sociedad europeas.
El chip se inserta de forma voluntaria en la mano, entre el índice y el pulgar. No contiene ningún dato del usuario y no emite señales que permitan localizarle, sino que sustituye a las tarjetas personales comunes en muchas compañías. La idea de NewFusion, una empresa belga con una plantilla joven y una cultura abierta a la innovación, surgió de los empleados que perdían su tarjeta para abrir la puerta.
De ciencia ficción. Los expertos aseguran que atribuimos a los robots más capacidades de las que de momento tienen, fruto de las fabulaciones del cine y la literatura de ciencia ficción. Consideran que faltan aún décadas para disponer de máquinas autónomas e inteligentes capaces de pensar y decidir por sí mismas o de autorrepararse, como las que aparecen en las películas. Ahora, el Parlamento Europeo debate cómo regular los derechos y deberes de los robots.
La película de próximo estreno The Circle (“El Círculo”), protagonizada por Emma Watson y Tom Hanks, relata cómo la monitorización tecnológica de los trabajadores puede acabar tomando el control de la vida de las personas. Desde The Guardian vislumbran un futuro laboral distópico similar en el que, antes de ser sustituido por la automatización, el ser humano se tendrá que parecer más a un robot para poder seguir trabajando.
Justo cuando más se habla de conciliación y de libertad horaria para los trabajadores, surge la sorpresa por tres sentencias de la Audiencia Nacional que obligan a las empresas a llevar el control de horarios. Ni dichas sentencias ni la Instrucción de Trabajo establecen qué método concreto de control se debe utilizar. Las empresas más afectadas son las que han optado por la ‘no presencia’ en el centro de trabajo.