Nos sumergiremos en tres de las metodologías ágiles más conocidas y utilizadas hoy en día con el fin de analizar los principios fundamentales que las caracterizan, y poder así identificar los ámbitos de aplicación que les permiten aportar el mayor valor. Se trata de Lean IT, Scrum y Kanban.
Las empresas más resilientes son las que tienen más opciones de salir reforzadas de la crisis provocada por la Covid-19. Y la gestión ágil es clave para conseguir dicha resiliencia. Fast Company detalla seis áreas en las que las empresas pueden ser más ágiles: Finanzas, Producto, Aprendizaje, Liderazgo, Factor humano y Cadena de Suministro.
Una de las preguntas más frecuentes que se plantean las organizaciones es la de que si cualquier departamento de cualquier tipo de empresa puede trabajar con metodologías ágiles. La respuesta no sólo es afirmativa sino una llamada a la acción necesaria en un entorno de cambio acelerado que afecta tanto a las grandes como a las pequeñas compañías y ya sean tradicionales o nativas digitales.
'Agile' es un conjunto de metodologías que rompen con la planificación lineal tradicional. Dicho método de trabajo nació en la industria del software, pero ya se ha extendido a otros sectores, como banca y seguros. La efectividad de esta filosofía se apoya en la creación de equipos multidisciplinares.
Un puñado de grandes empresas de EEUU está trayendo a sus teletrabajadores de vuelta a la oficina. ¿Les seguirán más? Human Resource Executive Online analiza varios casos y explica que la nueva tendencia hacia entornos de trabajo “ágiles” puede suponer una limitación de un beneficio tan popular hasta ahora como ha sido el teletrabajo.
Para ser ágil, una organización necesita ser al mismo tiempo dinámica y estable. Las prácticas dinámicas permiten rapidez, capacidad de respuesta y adaptación ante nuevos retos y oportunidades, mientras que las prácticas estables cultivan la eficiencia y la confianza al erigir una columna vertebral de elementos que no se necesita cambiar con frecuencia. Un estudio publicado en McKinsey Quaterly clasifica en cuatro grupos a las unidades organizativas según el grado de implementación de dichas prácticas: burocráticas, start-up, cautivas y ágiles.