Vivimos en una época de transformaciones aceleradas que nos están llevando a un mundo cada vez más digital, automatizado y sin fronteras. Esto afecta a todos los ámbitos de nuestra vida, también al laboral. Nuevos actores como los "telemigrantes", los "robots de cuello blanco" y la Inteligencia Artificial (IA) provocarán un cambio de etapa tan significativo como lo fue, en su momento, la revolución industrial. Richard Baldwin nos explica cómo cree que será este nuevo mundo que ya se vislumbra.
La revolución industrial y la transformación hacia una economía de servicios cambiaron la realidad de mucha gente y su tejido social. El desarrollo de maquinaria, en un primer lugar, y la sustitución de la manufactura por la gestión de las ideas y el conocimiento, en un segundo, eliminaron un gran número de puestos de trabajo y desplazaron a sus trabajadores hacia otros nuevos. Actualmente, estamos dentro de una tercera transformación, de una convulsión globòtica (globalización y robotización) que se va adentrando poco a poco en las empresas sin marcha atrás.
El Catedrático de Economía Internacional, Richard Baldwin, nos pone sobre aviso de la llegada de robots avanzados a los puestos de trabajo. Él los llama "robots de cuello blanco" porque vendrán a sustituir a trabajadores de oficina cualificados que hasta ahora no se habían visto afectados por los cambios en la automatización de procesos ni por la introducción de la Inteligencia Artificial (IA). Baldwin habla de periodistas, médicos, abogados, agentes financieros... que verán como un robot les sustituye en algunas de sus tareas, y con más eficiencia. Podrán ser o bien competidores o bien compañeros de trabajo, eso ya se verá, aventura Baldwin. Aún no hay nada escrito, pero si tendencias. Alexa y Cortana, por ejemplo, ya son nombres bien familiares en los hogares. Y ahora ya empiezan a verse en la oficina, así como otros softwares similares.
Los robots no son los únicos que provocan cambios. La globalización hace que desaparezcan las fronteras en el mercado laboral, y como ya ocurrió en la época de la deslocalización de las fábricas, ahora los trabajos cualificados se pueden encargar a trabajadores de otros países con un coste mucho más bajo para las empresas. Y si el idioma suponía un impedimento o una medida de protección para los locales, los avances en las traducciones automáticas eliminan esta barrera.
Nada en este fenómeno de transformación es nuevo. Sí, su velocidad. Baldwin se hace la pregunta: ¿en qué momento el smartphone se volvió imprescindible en el trabajo? Los cambios se producen rápidamente y se instalan discretamente. Los ordenadores han empezado a pensar y a relacionar conceptos. Esta cognición informática está cambiando las realidades y creando nuevas formas de automatización. Y miles de trabajadores humanos, que hasta ahora estaban protegidos, seguramente serán sustituidos.
El economista prevé que esta transformación globòtica (globalización + robótica) no será apacible. Se eliminarán muchos puestos de trabajo (aunque no ocupaciones enteras) y esto creará una convulsión y un fuerte rechazo en la sociedad. Para evitarlo, expone Baldwin, es necesario que se tomen medidas para que la revolución llegue con el ritmo adecuado.
Aunque los planteamientos de su ensayo parecen alarmantes, Baldwin es igualmente optimista y vaticina una sociedad mejor, con trabajos más locales y más amables, donde sea necesario el espíritu humano. El resto lo harán los robots. La cuestión es si nos sabremos adaptar al cambio.
Araceli Garcia
factorhuma.org
ISBN 978-84-94933-18-9
Libro en castellano.