Mercedes Segura Amat, economista, actriz y ex-directiva de márketing en diversas multinacionales (Procter & Gamble, Reckitt Benckiser, PwC), reflexiona acerca de los movimientos y cambios de ubicación que se producen por razones laborales. A través de este libro, comparte su propia experiencia y la de otros profesionales que se han visto en la situación de tener que trasladarse, adaptarse e integrase a otras ciudades para mejorar en el ámbito laboral.
Entrevista a la autora: "Vete fuera, ¡sin miedo!: serás una persona más interesante", en "La Contra" de La Vanguardia del 29/01/2018.
Tengo 50 años. Soy de Barcelona y he vivido en París, Milán, Bruselas, Luxemburgo, Madrid y Roma. Soy profesora de comunicación para directivos. Estoy casada y tengo dos hijos, Laura (19) y Alberto (17). Soy progresista. Creo en Dios. Mi pasión es el teatro.
P: ¿Se va?
R: El año próximo, otra vez.
P: ¿A dónde?
R: A Grecia, a Roma o a Luxemburgo..., dependerá del destino que le encomiende a mi marido el banco en que trabaja.
P: “Otra vez”: ¿se ha ido muchas veces?
R: Muchas. La primera, hace treinta años: a París, para acabar estudios de empresariales. Y allí conocí al que hoy es mi marido, Andrea.
P: ¿Y se quedó, o volvió?
R: Andrea es italiano y nos instalamos en Milán durante dos años. Mi abuelita lo deploró: “¡Ay! ¿No podías haberte casado con un chico de la calle Calvet?”.
P: ¿Es la calle de su familia?
R: Claro, en Barcelona, y ella lamentaba no tener cerca a su nieta... La entendí, pero...aquí es una actitud muy enquistada.
P: ¿Qué actitud?
R: “Aquí siempre tendrás un plato de sopa en la mesa”. Y compadecernos del que se va: “¡Pobrecito, qué desgracia!”, pensamos.
P: Dependerá de las circunstancias...
R: Mi marido y yo hemos vivido durante años en Luxemburgo (donde nacieron nuestros dos hijos), y luego en Madrid, y luego en Roma... Y pese a tener buenos empleos, ¡aquí los amigos siempre han puesto cara de pena! “¿Y qué tal... por allí?”, decían, como si padeciésemos una enfermedad.
P: ¿Sí?
R: Como diciéndome: “Pobrecita, tan lejos, ¡con lo bien que se vive aquí!”.
P: Mejor estar cerca de casa, ¿no?
R: ¡No! ¿Por qué? ¡Tú puedes vivir muy a gusto fuera! Combato este visceral rechazo nuestro a alejarnos del lugar de nacimiento.
P: ¿Tiene datos al respecto?
R: Una encuesta desvela que sólo un 24% de los jóvenes españoles ve interesante probar fortuna lejos de casa. El 32% sopesaría irse sólo en caso de necesidad. Y el 25% lo ve como algo dramático, como último recurso.
P: Será que somos muy familiares.
R: Las relaciones familiares se refuerzan y ganan en calidad si les quitas rutina y metes intensidad: ¡qué alegría, cada vez que iban a verme! ¡Qué abrazos, cuando venía yo! Mucho mejor que la monótona paella dominical en casa de mamá o de la suegra.
P: Lo suyo es proselitismo del nomadismo.
R: El mundo es amplio y lleno de oportunidades. A mis hijos les he transmitido desde niños las ventajas de vivir en sitios distintos.
P: ¿Qué ventajas?
R: Abres tu mente a diversos modos de ver las cosas, a distintos hábitos y actitudes, a culturas varias, ¡a hablar otras lenguas! Y aprendes a poner lavadoras y a planchar, ¡importantísimo! Y ganas amigos en todas partes.
P: Suena bien.
R: Daré conferencias en Roma, Londres y París, y no reservaré hotel: ¡en todos esos sitios me esperan amigos, me quieren en su casa!
P: Aquí me ha convencido.
R: Basta de mirar al que se va como si malograse su vida. ¡El mundo es maravilloso!
P: ¿Convenció a su abuela?
R: Y a mis padres. Primero piensan: “Pierdo a una hija”. Luego valoran lo bonito de visitarme y de aprender tanto de cada lugar donde vivo. Padres: ¡no frenéis a vuestros hijos, dadles alas! Decidles: “Ve y disfruta, aprenderemos contigo”. ¡Todo está bien!
P: ¿Qué es lo peor de irse fuera?
R: Al principio te sientes solo y desubicado, pierdes rutinas. Pero pronto sucede algo...
P: ¿Qué?
R: Cuando pierdes las rutinas, la percepción del tiempo se modifica: lo vives con mayor intensidad y claridad. Es un fenómeno de la memoria sensitiva, me lo explicó un filósofo del tiempo, mi amigo Mauro Dorato. Y sí.
P: ¿Y la soledad, qué?
R: Afuera haces amigos con asombrosa facilidad, rapidez e intensidad. ¡Amigos para siempre! Ayuda aquí a alguien que llegue de fuera, ¡y su gratitud será eterna!
P: Lo triste es tener que irse porque aquí no hay trabajo.
R: De lo malo ¡saca siempre lo bueno! Y crecerás. Y hoy el mundo es más cercano gracias a Skype, WhatsApp, e-mails, redes... ¡No pasa nada!
P: Se habrá topado con cosas chocantes.
R: En Roma todos viajan sin billete en el bus, pero yo me empeñé en querer comprar mi billete. No hubo manera. El quiosquero se hartó: “Déjelo, el Ayuntamiento no nos envía billetes. Y si un día nos llegan, ¡compre muchos, por favor!”. Lo dejé correr.
P: Si decido irme, ¿qué es lo primero que debo hacer?
R: Informarte muy bien para decidir en qué barrio te conviene instalarte. Y si te equivocas, ¡cambia! Tras treinta mudanzas en veintidós años fuera, cada vez me parece más fácil.
P: ¿Qué más aconseja a quien se vaya?
R: Llevas puestas unas gafas..., y afuera llevan otras, las suyas: tú no malinterpretes nada sin antes haber intentado verlo con sus gafas. ¡Y disfruta de todo lo que suceda!
P: Eso sirve igual aquí.
R: Sí, pero afuera es mucho más fácil sacudirte máscaras, etiquetas, lastres, prejuicios ¡y reinventarte! Allí no oirás: “Tú no eres así, esto o eso no te cuadra”. Sin oposición, afuera puedes construir una versión mejorada de ti mismo. Y gustarte más. Vete afuera, sin miedo: serás una persona más interesante.
‘¡Me voy!’
’Sus hijos han aprendido de Mercedes Segura a ser flexibles y adaptativos. Nacieron en Luxemburgo, han vivido en un montón de sitios (ahora en Barcelona) y hablan castellano, catalán, francés, inglés e italiano con naturalidad. Ella enseña a no aferrarse, a crecer con esa mirada amplia... que aquí tanto nos cuesta: por eso Mercedes ha escrito y autoeditado un manual titulado ¡Me voy!, explícitamente subtitulado “Todo lo bueno de vivir fuera para los que se van... y para los que se quedan” (en Amazon), entusiasta apología de coger la maleta y liarse la manta a la cabeza. Sera útil a ese 53% de los jóvenes españoles que cree (y teme) que deberá irse a trabajar fuera en los próximos dos años.
Segura Amat, Mercedes. "¡Me voy!". Pixel Graphic Barcelona, 2017. ISBN 978-84-697-3412-4
Libro en castellano.