El estudio del absentismo laboral empieza a ser un terreno bastante trillado, aunque siempre es posible aportar algo nuevo. Un sondeo realizado entre empresas industriales catalanas llega a la conclusión de que las bajas fraudulentas oscilan entre el 30% y el 50% de todas las ausencias una vez descontadas las vacaciones, festivos y permisos. Cuando está a punto de arrancar un nuevo intento de negociar una reforma laboral, el Centre d’Economia Industrial presentó ayer un estudio realizado por el Centre d’Estudis i Assessorament Metal·lúrgic (CEAM) que denuncia las faltas frecuentes al trabajo de empleados jóvenes en días cercanos al fin de semana o a festivos. La media de absentismo en las empresas estudiadas es del 6,8%, aunque en las compañías que sufren más las prácticas abusivas de su plantilla se dispara hasta el 9% o incluso por encima.
Aunque la autora del estudio, Natàlia Ortega, admite que lo que denomina como absentismo «voluntario» es de difícil cuantificación ya que es casi imposible determinar si una baja por enfermedad se ajusta a la realidad, establece un método que compara las fluctuaciones irregulares de las ausencias. Como ejemplo, cita el caso de una empresa que tenía una tasa de ausencias del 8% y que, al declararse en suspensión de pagos, bajó hasta el 2% y, una vez superado el concurso de acreededores, se disparó hasta el 15%. El informe tiene en cuenta además las reducciones del índice de ausencias conseguidas en las empresas que han puesto en marcha planes de mejora para acotar el absentismo «real» y justificado del fraudulento. Las empresas encuestadas lamentaron la dificultad para aplicar medidas disciplinarias o despedir a empleados con ausencias reiteradas.
MÁS COMPROMISO / Sin embargo, la autora del estudio admite la responsabilidad de las empresas en la picaresca de sus empleados al no haber trabajado en la mejora del clima laboral, así como por descuidar la ergonomía y las condiciones del puesto. Con varios ejemplos de buenas prácticas que han tenido buenos resultados, Ortega recomendó a los representantes de empresas que asistieron a la presentación que sean proactivos en llevar a cabo medidas incentivadoras del compromiso. Entre esas medidas citó facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar, la mejora del entorno de trabajo y potenciar la motivación. Un 30% de las empresas encuestadas tienen en marcha planes de incentivos económicos ligados a la reducción del absentismo, que suele tener resultados positivos en compañías con un índice elevado de ausencias aunque con algunas excepciones.
A pesar de que los últimos datos oficiales indican una tendencia a la moderación de las bajas laborales debido al miedo a perder el empleo en plena crisis, Natàlia Ortega advirtió de que «el absentismo volverá a subir cuando la situación económica mejore si no se corrigen las circunstancias que lo provocan».
MENOS PRODUCTIVIDAD / Para Francesc Comajuan, presidente de CEAM, el absentismo «juega un papel fundamental» en la productividad debido a su impacto en la fabricación y por el desbarajuste organizativo que causa al obligar a reorganizar la plantilla o buscar un sustituto. El director del CEI, Josep Maria Surís, enmarcó el estudio en el objetivo de «contribuir al debate sobre la industria del futuro».
La crítica sindical a la denuncia del fraude no tardó en llegar. La UGT cuestionó la «seriedad y rigor» del estudio y lo contrapuso con el realizado por el Instituto de Evaluaciones Médicas de Catalunya (ICAM), que «ha ayudado a desmontar muchos de los mitos creados sobre el absentismo laboral» como que los jóvenes son los que más faltan al trabajo.
Acceso al Centre d 'Economia Industrial: http://cei.uab.es/cei/