La Comisión Europea reveló las principales conclusiones de ese estudio, que será difundido íntegramente el próximo lunes, coincidiendo con la presentación del año europeo de la movilidad, que pretende concienciar a los ciudadanos de las ventajas de cambiar de empleo o de trabajar en otra región o país.
Los nacionales más dispuestos a cambiar de país en esa misma situación son los polacos (más del 50%), seguidos de los luxemburgueses (casi 50%) y los suecos (cerca del 45%), y los más reacios son los austríacos (poco más del 20%), los irlandeses y los húngaros (menos del 30% en ambos casos).
Según el estudio, realizado el pasado septiembre y que recoge las respuestas de 24.000 ciudadanos de todos los países de la UE, la media europea de personas que, de estar desempleadas, serían capaces de marcharse a otro Estado miembro a buscar trabajo se aproxima al 40%.
Por otro lado, revela que algo menos del 60% de los españoles estaría dispuesto a irse a otra región o a otro país fuera de la UE en esas mismas circunstancias, frente al 65% de la media europea.
En el resto de la UE, los más preparados para desplazarse a otra región o país extracomunitario a buscar empleo son los franceses (más del 75%), los holandeses (75%) y los polacos (que superan el 70%), frente a los húngaros y los irlandeses (que no llegan al 50%), y los malteses, que se quedan en el 50%.
El estudio revela además que el español tiene de media cuatro empleos en su carrera profesional, porcentaje muy similar a la media de los Veinticinco.
Los europeos que más cambian de puesto de trabajo son los daneses, suecos y británicos (con una media de casi seis puestos), frente a los austríacos, eslovacos y malteses, que no llegan a los tres.
Por otro lado, revela que casi un 40% de los españoles opina que cambiar de trabajo cada pocos años es positivo desde el punto de vista personal, un porcentaje muy similar a la media europea.
Los más concienciados en ese ámbito son los suecos (casi 80%), seguidos de los daneses (más del 70%) y los checos (60%), mientras que los menos favorables a los cambios laborales son los estonios y austríacos (algo más del 20%) y los alemanes, que no llegan al 25%.