Los españoles trabajaron el último año un total de 1798 horas, más que la mayoría de sus vecinos europeos que, de media, dedicaron 1644 horas anuales a su empresa. España está muy lejos de países como Holanda que dedican 1355 horas anuales al trabajo.

Los españoles trabajaron el último año un total de 1.798 horas, más que la mayoría de sus vecinos europeos que, de media, sólo dedicaron 1.644 horas anuales a su empresa. Mientras los estadounidenses son más trabajadores, con 1.819 horas, España está muy lejos de países que, como Holanda, dedican 1.355 horas anuales a la vida laboral.

La evolución española ha sido lenta. En los últimos cincuenta años, la jornada de trabajo se ha reducido un doce por ciento, mientras que en Holanda esta diferencia es de un treinta y cuatro por ciento. En la última década, la tendencia decreciente en España ha sido casi nula, ya que sólo se ha reducido un 0,6 por ciento, según datos del holandés Groningen Centre for Growth.

Como consuelo, existen casos como el de Corea del Sur, ya que su población, lejos de acortar su jornada laboral, la ha incrementado un ocho por ciento en los últimos cincuenta años, hasta 2.392 horas. De hecho, los coreanos fueron los más trabajadores del mundo.

“El tópico de que en España se vive de maravilla porque se trabaja poco no es verdad”, asegura Gayle Allard, del Instituto de Empresa (IE), que señala que en España la jornada laboral es más larga que en EEUU porque, aunque allí se trabajan más horas, existen menos festivos y las vacaciones son más cortas.

Al comparar la productividad de un empleado con las horas que éste dedica a la empresa, se llega a la conclusión de que “no existe correlación” entre ambas variables. “No eres más competitivo por trabajar más”, añade Allard. De hecho, en España, el tiempo que se desaprovecha en el trabajo equivale al 8,1 por ciento del PIB, según esta experta, mientras que en Estados Unidos es del 7,6 por ciento. “No se trata de trabajar más, sino de trabajar mejor”, asegura.

Según Ignacio Buqueras, autor de Tiempo al tiempo –sobre conciliación laboral–, “estamos esclavizados por el tiempo” pero, además, lo malgastamos. España es el país europeo en el que más reuniones se celebran, asegura Buqueras. En su opinión, el sector empresarial español está preocupado porque cree que racionalizar los horarios es acortar la jornada laboral. Sin embargo, su tesis defiende la idea de aprovechar el tiempo de forma más eficaz, “ya que no es lo mismo estar trabajando que estar en el trabajo”. De hecho, los españoles son los europeos que menos rinden en la empresa, sólo por delante de Grecia y Portugal, asegura el experto.

Racionalización del tiempo

“Los horarios oficiales muchas veces son correctos, pero los reales en ocasiones son reflejo de una dirección de equipos deficiente que, en algunos casos, atenta contra la salud de la empresa y del trabajador, y que le impide tener una vida equilibrada”, asegura Nuria Chinchilla, profesora del IESE. En su opinión, sería conveniente volver a adoptar el horario solar, es decir, el que se utiliza en Londres y abandonar el uso horario de Berlín, que es el que está implantado en España.

En opinión de Esther Sánchez Torres, de Esade, una mala distribución de la jornada laboral provoca “absentismo, incrementa los riesgos psicosociales, afecta la implicación del trabajador y provoca la pérdida de todos aquellos componentes salariales que priman la flexibilidad, la dedicación temporal y la implicación en la empresa”.

Chinchilla, como miembro de la Comisión pública para la Racionalización de los Horarios en España, se ha fijado lograr una adecuada conciliación laboral “no más allá de 2010”. Sánchez Torres es menos optimista, aunque señala que “existen instrumentos suficientes para reconducir la situación en pocas décadas.

Sin embargo, la influencia de la ampliación de la UE o la aparición de países productores emergentes dificultan el éxito de cualquier medida que exija cambios de estructura social” y aseguran que “la flexibilidad cuantitativa no puede tener éxito cuando el competidor es China” donde, al igual que en el resto de Asia, la mayoría de los países supera ampliamente las 2.000 horas anuales de trabajo, a excepción de Japón y Pakistán.

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