La empresa quiere profesionales flexibles, pero en España muchos titulados parecen anclados en el mundo de los 80 y parecen obviarlo. Las necesidades de personal titulado en las empresas europeas convergen, pero los sistemas educativos no.

Hace 25 años en las universidades españolas cursaban estudios unos 150.000 alumnos. Eran tiempos en quien estudiaba Derecho al acabar ejercía de abogado, el de Económicas, economista... Quien más quien menos sabía que estudiando cinco o siete años una carrera, al terminar acabaría encontrando un trabajo de "lo suyo", de lo que había estudiado. Para que ello fuera posible eran necesarias dos cosas. Una, que había relativamente poca gente titulada y, dos, que las empresas mantenían una velocidad de cambio lenta, ya que el mercado no exigía más.

Hoy, tras la masificación de la universidad, estudian 1,6 millones de alumnos. Y las empresas han entrado en una vorágine de cambios organizativos forzadas por el mercado. La empresa ya no busca un ingeniero o un economista, busca alguien con un perfil de... porque lo que valora es el conocimiento y la flexibilidad de quien va a fichar, no el título. Así, quien hoy estudia Derecho, por ejemplo, no sabe si acabará como abogado... Dos cambios explosivos y con resultados muy duros porque han hecho saltar por los aires un modelo muy anclado en la sociedad española, pero que muchos titulados aún parecen obviar, con el consiguiente aumento de insatisfacción al no adaptarse. Pero, ¿realmente estaban preparados para ello?

Un reciente informe a nivel europeo El profesional flexible en la sociedad del conocimiento expresa su sorpresa ante esta paradoja. "En un contexto en el que el profesional flexible es un perfil cada vez más requerido en el mercado laboral es frecuente escuchar todavía entre los titulados el discurso que sintetiza la imagen del puesto de trabajo deseado en las palabras: trabajar en lo mío".Pero, ¿qué es hoy lo mío? El problema está en que mucha gente que estudia "mantiene la inercia del modelo de los 80 y se resiste a aceptar el cambio registrado en el mercado laboral. Habiéndose multiplicado por diez los universitarios, es obvio que ese modelo ya no es posible hoy", explica Eduardo García, coordinador de Innovación de ANECA y del programa REFLEX.

El informe analiza la situación de titulados que han acabado sus estudios hace cinco años. En el caso español, algo no funciona bien, cuando el 50% de los encuestados afirma que no volvería a estudiar lo mismo y, peor, un 10% simplemente no estudiaría. "Es por el gap que hay entre las expectativas excesivas que se han generado durante la carrera y la realidad que se han encontrado luego en el mercado. No sólo porque muchos están trabajando en un puesto muy inferior al que podrían acceder por conocimientos, sino también por los bajos salarios de España. Además, hay que insistir en que el graduado español piensa en términos de los 80 y no del 2007, porque ha tenido muy poco contacto con el mundo laboral mientras estudia", apunta García.

"Si un titulado pisara el mercado mientras estudia, rebajaría sus expectativas y con ellas su potencial grado de insatisfacción posterior. El español aún espera acabar, colocarse bien y ganar un sueldazo en la empresa o la administración, gracias a su título. En cambio, en Gran Bretaña, en la secundaria ya mandan a los alumnos unas semanas a un comercio o una empresa, para que vean cómo es el mundo real. La consecuencia de ello es que las expectativas de un universitario español al acabar la carrera son superiores a las de un europeo... y también la frustración posterior. Afortunadamente, parece que desde el 2000 eso está cambiando algo y hay más estudiantes con prácticas", añade.

Ciertamente, España no sale muy bien parada en el informe. La conclusión del mismo habla por sí sola: "ninguna rama de conocimiento ha ofrecido una formación orientada a dar cuenta de las competencias requeridas por los titulados en sus puestos de trabajo". Así, por ejemplo, se pone de relieve como en España existe una enorme relevancia del profesor como fuente principal de información en todas las titulaciones, siempre por encima del aprendizaje basado en afrontar y solucionar problemas prácticos. Los estudiantes españoles, pues, son los que tienen una formación teórica más enfatizada y la más baja en prácticas, no en vano son los que más horas dedican en Europa a actividades académicas y de estudio, concretamente 37, frente a las 30 de Holanda o Reino Unido.

El informe analiza las variables socioeconómicas que rodean a las oportunidades laborales de los titulados y resalta tres de ellas a nivel comparativo con Europa. "El hecho de que España cuente con los mayores porcentajes de titulados viviendo en el hogar paterno una vez transcurridos cinco años (casi un 40%) de la finalización de los estudios universitarios, el hecho de que los titulados españoles tengan los salarios más bajos, junto a Chequia (ver recuadro) o que, a nivel europeo, los españoles sean los graduados de menos movilidad internacional por motivos de estudio de los países considerados, sin duda influyen en las expectativas de los graduados". De aquí que los titulados españoles exhiban la menor satisfacción por los estudios realizados.

No deja de resultar curioso contemplar estas diferencias en los estudios, cuando, por otro lado, se comprueba que hay una gran convergencia entre los mercados laborales europeos, en términos de exigencias de competencias que se le exigen al graduado. En otras palabras, las necesidades de las empresas en cuanto a personal titulado convergen, pero los sistemas educativos, no.

En España, los titulados con trabajo en la actualidad coinciden en señalar que las carreras favorecen la adquisición de competencias como capacidad para adquirir con rapidez nuevos conocimientos, para trabajar en equipo, para redactar informes, fomentar el pensamiento analítico... Ahora bien, según el informe "sólo una de las mencionadas, trabajar en equipo,se encuentra entre las destacadas como requisito importante en el puesto de trabajo.


El proyecto "Reflex"

El proyecto de investigación "El profesional flexible en la sociedad del conocimiento: nuevas exigencias de la educación superior en Europa", más conocido como "Reflex", es una iniciativa que forma parte del 6 º Programa Marco de la Unión Europea. En España, el proyecto se ha gestionado en colaboración entre la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) y el Centro de Estudios en Gestión de la Educación superior de la Politécnica de Valencia, habiendo contado con la participación de 48 universidades españolas. El proyecto Reflex intenta dar respuesta a tres cuestiones generales: ¿qué competencias requieren los graduados en educación superior para integrarse en la sociedad del conocimiento?, ¿qué papel desempeñan las universidades en el desarrollo de dichas competencias? y ¿cuál es el grado de consecución de los graduados con sus trabajos y de que forma pueden resolverse los desajustes entre sus expectativas y las características de su trabajo?

Acceso a página web de Aneca con más información sobre el proyecto Reflex en España: http://www.aneca.es/estudios/estu_reflex.asp

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