La economía catalana evoluciona, no sin sobresaltos y dificultades, hacia un modelo productivo terciarizado en el que el empleo industrial se crea en las áreas más tecnificadas de las empresas, que han empleado importantes recursos en la innovación de productos, y tienen una fuerte proyección exterior. Pero al mismo tiempo un amplio sector de la población ocupada cobra salarios bajos.
En gran medida, los directivos de las empresas catalanas coinciden en su análisis de la situación económica con la visión expuesta en el informe Economía catalana: los retos de futuro, elaborado por el BBVA y dado a conocer ayer por este diario. En todo caso, la interpretación de la realidad económica se aleja del pesimismo latente de la sociedad catalana.
Ese es un fenómeno que constatan en la patronal Foment del Treball. "La gente está enfadada y nerviosa, cuando la situación no lo justifica. Existe una idea contraria a lo que está pasando de verdad", señala Joan Pujol, su secretario general, para recordar que muchas de sus empresas asociadas han encontrado segmentos de productos y servicios con los que son muy competitivos.
La industria catalana que tiene éxito ha modificado sus estructuras radicalmente en los últimos años. Xavier Torra, director general de la empresa de componentes eléctricos Simon, ejemplifica esa transformación: "He pasado 15 años aquí y al principio éramos cuatro veces más pequeños, y teníamos el doble de empleados que en la actualidad".
Pero esa situación no quiere decir que no se haya creado nuevo empleo en la industria catalana: "En términos absolutos se han perdido; pero se han ganado en las actividades de I+D y márketing".
MENOS PESO
El cambio de modelo se percibe en la industria, "que no es que se hunda sino que pierde peso relativo, pero aumenta en valor y exportaciones", explica Xavier Segura, responsable del servicio de estudios de Caixa Catalunya. Pere Puig, profesor de Esade, dice que la economía catalana se encuentra en una primera transición hacia un modelo con más peso de mano de obra cualificada, pero "aún faltan suficientes sectores generadores de innovación".
El decano del Colegio de Economistas de Catalunya, Artur Saurí, se felicita por "la buena marcha de actividades económicas con mayor valor añadido y con éxito exportador, y que pueden constituir una base más sólida" para la economía en el futuro. Antonio Argandoña, profesor y responsable del departamento de Economía del IESE, destaca que las empresas catalanas han combatido la pérdida de competitividad por la inflación con productos intensivos en capital e innovación. "Pese a la pérdida de competitividad no se han quejado de dificultades para exportar", asegura.
En este contexto, se está produciendo el cambio de pauta de crecimiento. El presidente de la patronal Pimec, Josep González, constata que el peso de las exportaciones con más contenido tecnológico, resultado de una apuesta por productos de más valor añadido, ganan terreno, "pero aún no se ha invertido la balanza".
MERCADO GLOBAL
La situación actual de la economía de Catalunya no se podría entender sin el esfuerzo realizado por sus empresas fuera del país. "Trabajamos desde hace años orientados hacia un mercado global", afirma Antoni Gassó, consejero delegado de GAES, una empresa con alto contenido tecnológico y orientada al exterior. Como lo es Indo. el grupo que dirige Antoni Olivella, obtiene casi la cuarta parte de sus ingresos en el exterior, donde cuenta con varias plantas. "Tenerlas fuera nos permite ser más competitivos y concentrarnos más en el diseño, aquí". Esa opinión es compartida por no pocas empresas que han decidido instalarse en países de Europa del Este, el Magreb o Asia.
Concentrarse en aportar valor añadido desde las sedes empresariales en Catalunya intensifica el perfil de economía de servicios. Esa evolución nos acerca a las economías más avanzadas. Salvador Alemany, consejero delegado de Abertis, ve que "el mayor peso de los servicios con actividades cada vez más intensivas en conocimiento, dan a entender que la economía catalana tiene la capacidad de adoptar los perfiles propios de una economía abierta y competitiva". Llegar a una situación más deseable, implica más esfuerzos en varios
sentidos: "Educación, innovación y la mejora en las comunicaciones son los factores que deben facilitar la proyección del talento y la capacidad de las empresas".