Para los que investigan nuevas tendencias en relaciones laborales, la huelga del sindicato de guionistas de EE.UU. puede dar algunas pistas del futuro de la actividad sindical, particularmente de fuera de sectores más tradicionales como la industria.

La huelga de guionistas de Hollywood está teniendo un gran impacto en la industria del entretenimiento, provocando la cancelación de varias entregas de premios, afectando a programas de televisión de gran audiencia y provocando el paro de muchos trabajadores de las compañías relacionadas con el sector.

“Creo que estamos ante la primera huelga del siglo XXI”, afirma Gary Chaison, profesor de relaciones industriales en la Clark University de Massachussets. “Implica a trabajadores de alta cualificación y que habitualmente trabajan como autónomos, implica tecnologías de la comunicación y está relacionado con el tema del control sobre los beneficios.”

Los beneficios en cuestión giran en torno a la nueva tecnología que permite descargar películas o programas de televisión en ordenadores, teléfonos móviles o ipods. Los ingresos provenientes de este fenómeno son aún pequeños pero se prevé que crezcan significativamente. Los guionistas, que consideran su trabajo como esencial para la creación de contenidos, quieren asegurarse de que los productores comparten los beneficios que saquen de estos nuevos canales de distribución.

La mayoría de huelgas hasta ahora venían implicando a trabajadores poco cualificados que trataban de asegurar un salario básico o una cesión de mayores beneficios por parte de la dirección de sus empresas. En el caso del sindicato de guionistas, empezaron la huelga el pasado noviembre para pedir una parte de los futuros beneficios que pueden o no materializarse, a medida que su trabajo creativo se distribuya por los nuevos canales.

“La mayoría de negociaciones son defensivas, con las partes tratando de mantener sus posiciones sobre los beneficios logrados en el pasado”, explica Chaison. “Lo que vemos ahora es una huelga ofensiva, tratando de tomar el control sobre un asunto antes de que ocurra.”

La industria del entretenimiento de EE.UU. tiene un rango nacional e internacional, por lo que la huelga ha despertado la atención mundial. Ha permitido a un grupo relativamente pequeño de trabajadores, concentrados en Los Ángeles y Nueva York, atraer una gran expectación. Eso quizás no les hará ganar más apoyos, pero al menos les dará la oportunidad de comunicar su causa a más gente y añadir así más presión sobre los productores.

“El trabajo es aprender a contraatacar en una economía global tan dura”, opina Kate Bronfenbrenner, directora de investigación en educación laboral de la Cornell University. “Lo que se necesita para ganar es utilizar los recursos que se tienen y usarlos de manera más efectiva. Esto es lo que están haciendo los guionistas.”

Pero las implicaciones más amplias de la huelga en el mundo laboral que algunos especialistas quieren ver no es compartida por todos. Algunos expertos en gestión creen que no marcará ninguna diferencia para las relaciones laborales de otros sectores de la economía porque este conflicto solo afecta a un sector muy específico.

“Nadie me ha preguntado sobre el impacto que tendrá la huelga de guionistas”, afirma Stephen J. Cabot, un consultor de asuntos laborales de Florida, “No es significativo. En todo caso, es un aviso de lo prolongado en el tiempo que puede ser el apoyo a unas posiciones cuando se cree que se está siendo tratado de manera poco equitativa a nivel de salarios.”

John Hermann, presidente y director general de Labor Relations Inc., firma legal de asuntos laborales de California, explica que, en un día normal, están teniendo lugar 250 huelgas en los EE.UU. y lo único que da mayor relevancia a la de los guionistas es su conexión con Hollywood.

Chaison opina que la huelga de guionistas ha fracasado si lo que intentaba era causar impresión en el resto de organizaciones obreras. “Es sorprendente el poco apoyo que han tenido por parte de otros sindicatos. El resto piensa que tienen otro tipo de problemas. En el sector de la automoción o de la siderurgia, por ejemplo, tratan de proteger los empleos frente a la competencia extranjera y a las deslocalizaciones. Tratan de organizar sindicalmente a los trabajadores de Wal-Mart.”

Mientras Hollywood permanece como un bastión de la afiliación a los sindicatos, con organizaciones diversas para guionistas, actores y otros colectivos profesionales dedicados a la producción de contenidos, el resto de la economía se ha ido desprendiendo de los sindicatos desde hace décadas. La afiliación a los sindicatos llegó a su máximo en la década de los 50 del siglo pasado, cuando un tercio de los trabajadores americanos estaba afiliado. Hoy en día, se estima que solamente un 10% de los trabajadores está cubierto por algún acuerdo de convenio colectivo (un poco más en el sector público, un poco menos en el sector privado).

El cambio se debe en parte al éxito que han tenido los sindicatos en conseguir que las compañías mejoraran los salarios, los beneficios y las condiciones laborales. “La afiliación ha venido disminuyendo desde hace 50 años, a medida que las empresas se han hecho más receptivas a las necesidades justificadas de sus empleados, eliminando de ese modo la percepción entre los trabajadores de la necesidad de ser representados por un sindicato”, dice Hermann. “Nuestro punto de vista es que, de todos modos, aún sigue habiendo bolsas de empresas irresponsables que no tratan adecuadamente a sus empleados, lo que sigue provocando la intervención de los sindicatos.”

Algo en lo que están de acuerdo todos los observadores es que la huelga afectará a los intereses de ambos bandos y el impacto económico negativo se incrementará cuanto más se prolongue en el tiempo. Tal como lo ve Chaison, los dos bandos tienen preocupaciones legítimas: los guionistas están preocupados porque ven que sus ingresos caerán si la distribución cambia hacia los nuevos canales, mientras que a los productores les preocupa tener que hacer concesiones sobre potenciales beneficios futuros cuando aún no tienen la certeza de que éstos se produzcan.

Pero, como esto es Hollywood, las negociaciones se han visto obstaculizadas por los egos de las partes. “En muchos aspectos, el problema principal está en lo sobrevalorado que tienen su trabajo estas personas”, opina Chaison. “Tendrían que dejar sus egos de lado para tratar de lograr un acuerdo. Esto se está convirtiendo en un juego perverso para ver quién puede hacer más daño a quién. Este no es el modo en el que se supone que debe conseguirse un nuevo convenio colectivo”, concluye.

Acceso a la noticia: http://www.workforce.com/section/03/feature/25/31/46/index.html

* Speizer, Irwin. “The First 21st Century Strike”. Workforce Management Online, 15/01/2008. (Artículo consultado on line: 24/12/2007)

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