Los tiempos parece que evolucionan pero, a veces, esa transformación es un espejismo, se queda solo en una apariencia de cambio. Los sindicatos llevan tiempo denunciando que la famosa "explotación del hombre por el hombre", aireada hace siglo y medio por Karl Marx, no ha desaparecido del todo en la sociedad desarrollada, únicamente va adoptando formas diferentes. Según la secretaría de la juventud de CCOO, "la nueva cara de esta explotación se parece mucho a la de un becario".
Para CCOO no hay duda de que buena parte de los 160.000 becarios que están contratados en empresas a través de convenios con universidades y prácticamente la totalidad de los 40.000 que se reclaman directamente a través de anuncios de prensa, además de los miles de becarios que trabajan en las administraciones públicas, están dentro de lo que denunciaron los marxistas y muy lejos de lo que exige la Declaración de Derechos Humanos sobre el derecho a un salario "que asegure una existencia conforme a la dignidad humana". Estiman que al 20% de todos los jóvenes que buscan trabajo se les obliga a pasar antes por esta precaria situación laboral.
La responsable de Juventud del sindicato que lidera José María Fidalgo, Nuria Rico, los llama "los trabajadores invisibles". Son invisibles porque no cuentan para las estadísticas laborables, no existen en los servicios públicos de empleo y no pesan a la hora de medir el PIB. Solo aparecen en 24 convenios de los 5.000 analizados por CCOO.
Vulnerables
"Invisibles y, por lo tanto, vulnerables ya que no tienen derechos ni apenas regulación laboral. Esta debilidad se presta al abuso por parte de las empresas que les tientan con la ilusión de un puesto de trabajo", señala Rico.
A pesar de la dificultad que entraña estudiar a seres invisibles, este departamento de CCOO ha sido capaz de elaborar un estudio donde se señala que los becarios les cuestan a las empresas, como mínimo, un 50% menos que cualquier trabajador en prácticas, que ya de por si es el último en la escala contractual del mercado laboral. Su coste por hora es de 3,98 euros frente a los 7,93 euros de un empleado en prácticas. El fraude es contratar un trabajador titulado como si fuera un estudiante. A veces no cuenta con un salario y, en otras ocasiones, se le ofrece --como reflejan muchos anuncios en prensa analizados por CCOO-- sueldos de 180 euros al mes por ocho horas de trabajo. "Esta mano de obra casi gratuita genera empleo sumergido", añade Rico.
En todos los sectores
Hasta los años 90, la figura del becario estaba limitada a las actividades de investigación. Pero hoy está extendida en todos los sectores incluidos la construcción, el comercio, la banca y la hostelería. Trabajos de campo de la secretaría de juventud de CCOO señalan que alguna empresa llega a mantener el 25% de la plantilla con becarios y que hay departamentos de comunidades autónomas en los que este porcentaje llega al 50%.
Para Rico es esencial regular esta figura porque, como dice Fidalgo, "no se puede mirar para otro lado. Un país que maltrata a su primera riqueza no solo será injusto sino que creará brechas de competitividad". Lo primero que hará el sindicato es impedir que un becario sustituya un puesto de trabajo y en este sentido CCOO realizará una intensa acción sindical. Exigirán que la fórmula se circunscriba a los estudiantes como complemento a su formación, en horarios compatibles con sus estudios, tutorados y nunca en verano. CCOO tiene algo a su favor: las pocas denuncias que se han presentado hasta hora han sido ganadas todas en los tribunales.