Entrevistas a nuestra red

Conversaciones con personas relevantes que de un modo u otro forman parte de la red de la Fundació Factor Humà

Toni EspinalToni Espinal es el Director de Ampans. Hace 50 años, 10 familias del Bages con hijos con discapacidad intelectual decidieron poner en marcha la iniciativa: una asociación -ahora fundación- que facilitara que sus niños pudieran tener una vida más allá de su hogar. Hoy en día la entidad emplea a casi 1.000 personas, de las cuales alrededor de 250 tienen discapacidad y 41 riesgo de exclusión. Su red de centros de atención a personas con discapacidad es extensa: cuenta con 35 equipos residenciales (pisos, residencias), 10 centros ocupacionales y dos escuelas.

Espinal (Manresa, 1962) empezó de voluntario en Ampans en 1987 y, a los pocos meses, el entonces Presidente de la entidad le propuso liderar el proyecto. Apenas tenía 24 años y casi nula experiencia profesional, pero sí atesoraba mucha ilusión y ganas de hacer las cosas bien. Espinal cogió las riendas con la idea de estar dos años, pero en 2022 hará 35 que está al frente de Ampans. Espinal fue encadenando nuevos retos hasta hacer de la Fundación Ampans también su proyecto de vida.

La entidad del Bages, desde sus inicios quiso implantar un modelo de gestión profesionalizado y en el que las personas están en el centro. La excelencia ha sido, además, su vehículo para alcanzar un ambicioso objetivo, que parece utópico pero que han hecho real: hacer felices a las personas más vulnerables.

¿Cuál crees que ha sido la clave de vuestro éxito?

Sin duda, nuestra gente. Tenemos una organización centrada en las personas con un muy buen modelo de gestión en el que cada persona tiene un proyecto individual. Tenemos a un excelente personal en todos los niveles y como organización trabajamos para conseguir la excelencia. Hemos intentado que todo lo que hagamos, lo hagamos bien y aspiremos a ser referentes en nuestro sector. Desde hace 30 años ya entendimos que debíamos utilizar las mismas herramientas de gestión empresarial que cualquier otra empresa mercantil y que nosotros, por el hecho de gestionar dinero público, teníamos además una obligación ética de ser eficientes.

Ahora está muy asumido, pero hace unas décadas en las organizaciones digamos caritativas se permitía poca profesionalización. Nosotros definimos hace mucho tiempo un modelo de gestión eficiente, centrado en el cliente y que aspirara a la excelencia. El colectivo al que vamos dirigido tiene muchas necesidades y, por tanto, necesitamos generar proyectos que resuelvan todas las necesidades. Así que hemos desarrollado una valiosa cultura corporativa que está impregnada de todos los valores de la entidad, y a partir de la cual trabajamos el día a día pero con una visión puesta a largo plazo. Pensamos en los servicios que son necesarios hoy, pero también en los dentro de cincuenta años.

Llevas 35 años en la Fundación Ampans. Háblanos de tu trayectoria en estas más de tres décadas.

Antes de entrar en Ampans trabajé en otra compañía apenas un año. Por aquel entonces pedí hacer de voluntario de Ampans y, al poco tiempo, su entonces Presidente me propuso tomar la Dirección. Entonces pensé que no era el tipo de trabajo que buscaba, pero me propusieron unos retos que cogí pensando que, en unos pocos años y una vez resueltos, me marcharía. Cuando acabamos con el primer reto ya teníamos dos más en marcha y, después de estos otros dos, fui encadenando más proyectos y me di cuenta de que todo ello me apasionaba. Ha terminado siendo el trabajo de mi vida. Si lo miro en perspectiva, hicieron un acto de valentía poniendo a una persona de 24 años sin experiencia en el cargo y que lo único que tenía era ilusión y ganas de hacer las cosas bien.

Hoy en día, Ampans es una entidad que busca la transformación social de alto impacto sobre las personas y que a la vez tenga un impacto sobre el territorio, y yo he hecho de mi trabajo un proyecto de vida en el que me resulta difícil separar las dos vertientes. Tengo la suerte de trabajar a cinco minutos de mi casa y mis dos prioridades son mis hijos y mi trabajo. Siempre que puedo intento viajar y, si el calendario de las actividades deportivas de mis hijos me lo permite, practico pádel y golf y paso tiempo de calidad con mis amigos.

Como en sus orígenes, el colectivo destinatario de Ampans sigue siendo principalmente el de personas con discapacidad intelectual. De todas formas, habéis ido ampliándolo a otros colectivos, ¿verdad?

Sí, hemos ido ampliando las fronteras de nuestro colectivo prioritario hacia personas con enfermedades mentales, discapacidad física o colectivos con riesgo de exclusión. Hemos querido abrirnos porque los procesos de acompañamiento y gestión son básicamente los mismos, y también porque la gente del territorio nos lo ha pedido. Sin embargo, el colectivo de personas con discapacidad intelectual sigue siendo nuestro centro, y en nuestro territorio hemos asumido la responsabilidad de que estas personas tengan los servicios que necesiten.

Vuestra misión es hacer felices a las personas más vulnerables de esta sociedad. ¿Cómo se logra un objetivo tan ambicioso?

No hemos querido ser un simple proveedor de la Generalitat, hemos tomado la responsabilidad de defender los derechos de los colectivos vulnerables para que tengan los servicios que requieren y cuando lo necesitan, de forma que puedan transitar de un servicio a otro cuando les llegue el momento. Por ahora, desde Ampans, garantizamos dicha transversalidad y estamos atendiendo a personas desde que son niños hasta que tienen más de 90 años. Hemos tenido claro que debíamos disponer de todos los servicios, pero además no sólo para todas las edades sino también para todas las capacidades a lo largo de la vida, ya que son variables.

Por ejemplo, hay quien requiere un servicio de acompañamiento y aprendizaje para vivir en autonomía, y después puede estar años siendo totalmente autónomo. Sin embargo, a cierta edad será de nuevo dependiente y, por tanto, se le deberá garantizar la reincorporación a otro tipo de servicios. Lo mismo ocurre en el ámbito laboral. Desde Ampans, hacemos formación por empleo, damos empleo, acompañamos para trabajar en la empresa ordinaria y, si no les va bien, hacemos de paracaídas y orientamos hacia centros propios donde puedan realizar otras actividades productivas. Además, garantizamos unos equipamientos y residencias amables y cuidados, lugares donde nos gustaría vivir a cada uno de nosotros. Nuestras residencias son pequeñas, huyendo de las grandes dimensiones.

Una de las grandes preocupaciones de las familias con personas con discapacidad intelectual es saber que sus hijos seguirán siendo atendidos cuando los progenitores ya no estén. ¿Cómo lo habéis resuelto vosotros?

Precisamente por eso mismo, ya en 1994, creamos una fundación tutelar independiente para velar por los intereses personales, sociales y patrimoniales de las personas con discapacidad intelectual cuando ya no tenían familiares directos. La fundación tutelar hace el seguimiento que haría un padre o una madre como forma de cubrir todos los servicios y garantizar que desde Ampans siempre se actúe por el bien de la persona y no por los intereses de otros.

Habéis explicado que deseáis expandir vuestro modelo a otras comarcas mediante alianzas. ¿Tenéis previsión de replicar Ampans en otras comarcas?

Nunca hemos salido del Bages porque, afortunadamente, en todas las comarcas cercanas hacia donde habríamos ido de forma natural, las entidades del territorio están dando la mayoría de los servicios necesarios y funcionando de forma muy correcta. Nosotros creemos en un proyecto global de acompañamiento a la persona, inclusivo y con soporte social y arraigo territorial. No aspiramos a ser proveedores de servicios puntuales. Ahora bien, por una cuestión de falta de equipamientos en Cataluña, muchos de los menores de nuestras residencias son de fuera de la comarca y queremos que, cuando tengan 18 años, puedan acceder a otros servicios más cerca de sus lugares de origen.

Por ese motivo estamos trazando alianzas con otras entidades para que nuestros usuarios que no son del Bages tengan salida allí donde reside su familia. Aunque hay muchas familias de fuera de la comarca que nos piden que generemos servicios allí donde no existen, especialmente en el área metropolitana de Barcelona.

¿Cómo definiríais vuestro modelo de liderazgo?

Somos una organización diversa, básicamente nuestro modelo es participativo y descentralizado, con un organigrama plano que pretende empoderar a las personas. Parte de una visión humanista muy centrada en ellas y en el servicio a ellas. Hay una reflexión recurrente en nuestra organización sobre cuál es nuestro principal cliente, si las personas que trabajan en la organización o las que acompañamos. Los líderes están enfocados en el desarrollo de los equipos y de las personas porque así es cómo mejor servicio podremos dar. Intentamos, además, que todos tengan una visión holística y sistémica de las personas y de la organización.

Tenemos la suerte que hemos buscado y encontrado un compromiso en las personas de la organización, ya que viven el trabajo con pasión y con vocación de servicio.

¿Es necesario un liderazgo específico para una organización de las características de la vuestra, o es comparable a cualquier otra organización?

Creo que no es necesario un modelo de liderazgo específico, debería ser el mismo que en cualquier otra organización que quiera ser excelente. Tenemos la particularidad, y es un factor facilitador, que somos una entidad dedicada a las personas; a acompañarlas y cuidarlas para que puedan ser un poco más felices. Una parte de la estructura de la organización debe centrarse en el cliente y otra debe centrarse en el trabajador; desde un punto humanista que empodere a las personas y que sea participativo.

Los liderazgos en Ampans están desplegados en muchas personas. Los líderes no son necesariamente sólo los mandos que tenemos en nuestra organización. Un organigrama matricial facilita líderes de proceso, de conocimiento... La diversidad de actividades facilita la descentralización y los liderazgos compartidos se basan en nuestro ADN, en los valores, en una sólida cultura corporativa y en un propósito y unos objetivos bien definidos.

Creer en el valor de la innovación

La apuesta por la innovación ha sido otra de las claves del éxito de la Fundación Ampans. El propio Toni Espinal explica que la entidad ha creído que no había otra opción que ser los primeros en probar nuevas iniciativas y estar en la vanguardia. “Así hemos fraguado un equipo muy abierto al cambio. Somos una organización inquieta que tiene muy arraigada esa cultura emprendedora. Somos inconformistas con todo lo que nos rodea”, destaca.

En un entorno social donde cada vez se busca más la calidad de vida por encima del salario a la hora de escoger un trabajo u otro, ¿crees que partís de una posición de ventaja para captar y comprometer talento por estar en un proyecto motivador y social?

Seguramente que sí, pero también diré que sólo en algunas profesiones específicas. Para algunas ramas profesionales somos un proyecto atractivo para trabajar, pero en otras no está tan clara la ventaja. El sector social no es el más competitivo en términos salariales. El salario no es el elemento clave para la satisfacción de las personas. Hay que trabajar otros muchos aspectos. Ahora mismo estamos trabajando para mejorar la experiencia de las nuevas incorporaciones y hacerla más atractiva para poder captar más talento joven.

Las organizaciones se encuentran ante un nuevo reto en la Gestión de Personas: la convivencia de varias generaciones con distintas inquietudes y formas de entender la vida. ¿Cómo lo estáis afrontando desde Ampans?

No tengo la percepción de que la diferencia generacional o cultural sea una dificultad. Por el contrario, es una riqueza para la organización. Desde Ampans, valoramos a la gente que tenga una visión diferente de la vida, del trabajo. No creo que la juventud tenga menos compromiso en el trabajo, por lo general están mejor formados que generaciones anteriores y buscan la eficiencia en su trabajo. Desde Ampans hace tiempo que estamos trabajando en rejuvenecer los mandos y disponer de personas jóvenes con capacidad de liderazgo para afrontar los retos de futuro y mantener el ADN de Ampans.

Habéis abierto tienda online y habéis impulsado otras iniciativas digitales. ¿Cómo está siendo vuestra transición digital?

Estamos apostando mucho en ello. Ya teníamos muchos procesos digitalizados antes de la pandemia, pero ésta aceleró la transformación digital. Hace años que tenemos software para la gestión de usuarios, de personas, CRM, tienda online... Ahora, estamos acelerando la digitalización de los procesos de operativa habitual y también utilizando la digitalización para ampliar nuestra propuesta de valor

Por ejemplo, queremos convertir la tienda online para que sea un e-commerce de economía social. Estamos haciendo una web y una app para mejorar el valor a las familias y que puedan acceder a toda la información y trámites que deben realizar con nosotros, donde se puedan comunicar con otras y donde dispongan de recursos normativos y didácticos.

También acabamos de poner en marcha el campus de formación online Ampans, con todos nuestros recursos formativos internos para trabajadores y para poder compartir con otras entidades.

Vosotros recibisteis el Premio Factor Humà Mercè Sala en 2017 en reconocimiento “a la promoción de la educación, la calidad de vida y la inserción laboral de las personas con discapacidad intelectual y enfermedad mental y, además, por hacerlo de forma impecable”. ¿Qué representan para vosotros este tipo de premios?

Este premio nos hizo especial ilusión porque el liderazgo humanista es nuestro valor esencial. Es un reconocimiento a lo más importante que tenemos: las personas. Además, nos da una responsabilidad añadida. No sólo, no podemos fallar sino que debemos hacerlo mejor. La gestión de las personas es un camino permanente hacia la excelencia.

Actualmente tú formas parte del Jurado de los Premios Factor Humà. ¿Por qué es tan importante dar visibilidad a organizaciones que tienen a las personas en el centro?

Es imprescindible. Ya no estamos en la etapa en la que el objetivo de la empresa SOLO era dar valor al accionista, estamos en un momento donde las organizaciones saben que debe darse valor a los diferentes grupos de interés y a la sociedad . Y lo que merece una consideración especial, por encima del resto de grupos, es el trabajador. Una, porque lo pide y, dos, porque invertir en la felicidad y el bienestar del trabajador tiene un impacto directo sobre la mejora de la actividad y de los resultados de la organización, tanto en la calidad como en los resultados económicos. Los Premios Factor Humà juegan un gran papel porque son un buen escaparate para recordar que siempre hay opciones de mejora, que debe apostarse por la innovación.

En esta serie de entrevistas pedimos una pregunta ciega, una cuestión que planteamos a la siguiente persona a la que entrevistaremos sin saber aún que serías tú. Así lo hicimos con la anterior entrevistada, Sílvia Vílchez, Fundadora de la consultora Management&Soul, una firma de servicios a empresas dedicada a la gestión del cambio en los equipos y que nos proponía esta cuestión: ¿Qué es imprescindible para ser un buen Responsable de Recursos Humanos para el hoy y para el mañana?

Lo primero es ser buena persona y tener claro que el objetivo es hacer crecer a los mandos y a todos los líderes de la organización. También entender que es necesario crear las políticas y las herramientas para que dichos líderes desarrollen al resto de las personas y aseguren el despliegue de los valores en toda la organización. Esas deben ser sus prioridades.

¿Qué pregunta ciega harías a la próxima persona entrevistada?

¿Qué deberían hacer las administraciones y entidades del Tercer Sector para que la inclusión sea más exitosa?

¿Qué aporta a una entidad como la vuestra formar parte de la Fundació Factor Humà?

Lo siento, pero la sensación permanente es que por falta de tiempo no aprovechamos lo suficiente todos los recursos que ofrece la Fundació. Da mucho más de lo que somos capaces de aprovechar en cuanto a formación, benchmarking y, además, considero que no sólo va dirigido a la Dirección de Personas, sino a direcciones de cualquier servicio que esté liderando a personas.

 

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