Entrevistas a nuestra red

Conversaciones con personas relevantes que de un modo u otro forman parte de la red de la Fundació Factor Humà

Boris MirMientras habla, mueve las manos o escribe en post-its con rotuladores verdes y rojos. Cuando acabamos la entrevista, la mesa queda llena de papelitos. Ha pasado más de una hora, pero no ha puesto el piloto automático en ningún momento. Boris Mir es miembro de la Comisión Consultiva de la Fundació Factor Humà y trabaja en el programa Escola Nova 21 en la Fundació Jaume Bofill, en cuya sede nos encontramos, una tarde soleada de invierno, en plena Derecha del Eixample de Barcelona. Allí me cuenta que hoy en día hay tanta evidencia científica sobre cómo aprendemos las personas que es inaceptable no aprovecharla.

Yo miro los techos altos y el suelo de baldosas de la sala de reuniones donde estamos y pienso que, sin duda, sería un lugar adecuado para aprender. También me habla de la Escola Nova 21 y critica el sistema educativo. Le pido si la escuela ha hecho algo bien y no duda ni un segundo: "Claro, la universalización de la enseñanza y la ampliación de la escolarización obligatoria".

Pregunta: Te defines como una persona que ayuda a aprender. ¿Cómo se hace eso?
Respuesta: Yo soy profesor, enseño, y enseñar no es explicar, es crear las condiciones para que el aprendizaje sea posible. Por eso uso la palabra ayudar, porque, para mí, enseñar es ayudar a aprender. El sujeto activo del aprendizaje siempre es el otro.

P: También formas a maestros y profesores. ¿Cuáles son las principales demandas de los participantes en estas sesiones?
R: El problema más importante que observo es que las necesidades de la educación han cambiado pero el sistema no lo ha hecho, y todavía no sabemos cómo situarnos en el nuevo escenario. Tampoco en el ámbito de los Recursos Humanos. Asistiendo a conferencias se aprende poco. Haciendo cursillos se aprende poco, aunque sean online. Son formas de aprendizaje muy poco competenciales, basadas en la explicación, en la escucha, en la reproducción, en el examen. La forma en la que enseñamos y, incluso, lo que enseñamos, son de otra época, en la que las personas no tenían tanto acceso a la información como ahora.

P: ¿Crees que somos conscientes de ello?
R: Uno de los problemas es que este cambio se considera un peligro. Hay quien piensa: "Tengo 50 años, ¿qué voy a hacer ahora?" Es una lástima, siempre es tiempo para aprender. Respondiendo a tu pregunta, sí, creo que somos plenamente conscientes, pero no sabemos cómo arreglárnoslas. Por ejemplo, la gente ve que hay que trabajar en equipo, pero nadie sabe trabajar en equipo. En el mundo de las empresas, la rotación es muy elevada y parece que quien tiene el mismo trabajo durante más de quince años esté estancado. Por otra parte, los trabajos son precarios. ¿Quién hace, sin embargo, trabajos interesantes y bien remunerados? Las personas que hacen ciclos de tres o cuatro años, porque ya han aportado lo que podían aportar. Pasados ​​estos años, si no has hecho lo que querías hacer, ya no lo harás. Y si lo has hecho, estarás en otro estadio. Hace veinticinco años esto era impensable.

P: ¿Estas tendencias han impregnado la escuela?
R: No, todavía no. Pero queremos que la gente sea capaz de aprender siempre, de progresar y mejorar. El programa Escola Nova 21, en el que estoy inmerso, quiere poner eso sobre la mesa: que la escuela que tenemos no es la escuela que necesitamos. El discurso ha cambiado mucho y no sólo en la escuela, también lo ha hecho en el mundo de las organizaciones: el desarrollo personal, el aprendizaje por competencias, la personalización... Pero en muchos casos las prácticas se han mantenido. La educación debe partir de las necesidades de los niños y de los jóvenes, debe desarrollar las competencias transversales, pero, ¿cómo lo hacemos? Ni el perfil de los docentes, ni la estructura organizativa, ni los procesos de evaluación no pueden hacer frente al cambio de paradigma. Estamos en un momento de transición crucial. El acceso al conocimiento ha ido cambiando exponencialmente y la forma de organizar las empresas, también. Las organizaciones inteligentes de nuestro tiempo necesitan a otro tipo de personas.

P: Hay algunas escuelas con proyectos innovadores, sin embargo.
R: Por supuesto, pero no es, ni mucho menos, generalizado. Escola Nova 21 es una punta de lanza. Yo vengo de un instituto-escuela, Les Vinyes, que se fundó hace ocho años. Lo creamos un grupo de personas que queríamos hacer un centro desde cero para replantearnos totalmente las formas de aprender y de enseñar. Y, juntándonos con otros centros, creamos un ecosistema de escuelas, la Red de Institutos Innovadores del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universitat Autònoma de Barcelona. Inicialmente, éramos unos diez centros repartidos por toda Cataluña. Ahora, el programa Escola Nova 21 ha reunido algunos de estos centros y ha sumado otros, somos unos 25. Las llamamos escuelas impulsoras, escuelas que ya trabajan en este nuevo escenario del que hemos hablado. A veces lo hacemos bien y a veces no. Estamos aprendiendo, constantemente.

P: ¿Por qué?
R: Porque estamos diseñando un modelo nuevo y todavía no sabemos cuál es, pero sí sabemos que el sistema que tenemos está obsoleto. Necesitamos un sistema que sea para todos los niños.

P: ¿Hay algunos aspectos del sistema educativo que consideráis que funcionen bien?
R: ¡Claro! El sistema educativo es universal. Todo el mundo va a la escuela. Esto no ocurría hace veinticinco años. También, la ampliación de los estudios obligatorios hasta los dieciséis años. Es un avance social capital. Actualmente, en España, cerca del 60% de las personas mayores no cursó estudios secundarios. Ahora bien, hemos democratizado el acceso a la educación, pero no hemos democratizado el éxito escolar. El sistema sigue basado en la selección. Es uno de los aspectos que tratamos de mejorar.

P: ¿Cómo funciona la selección?
R: En cada etapa educativa, el sistema identifica a las personas que "sirven". Cuando yo empecé de profesor, recuerdo que había seis clases de Primero de BUP, cinco de Segundo, tres de Tercero y dos de COU. La gente dice: antes los niños sí que estudiaban. Fíjate, sin embargo, que con el BUP había un fracaso escolar del 70%. Sin embargo, en COU, evidentemente, todo el mundo trabajaba bien, era el resultado de las diferentes selecciones de los que se adaptaban a este sistema educativo. Esto es socialmente inaceptable.

P: ¿Y ahora?
R: Hemos avanzado, pero la pirámide, fruto de la selección, se mantiene. El sistema sigue basándose en la cultura de escuchar, de escribir, de leer, en la cultura de los conocimientos lingüísticos y matemáticos. La creatividad, la danza, la música o el teatro son "marías". El currículo se basa en microaprendizajes universitarios: la Física, la Química, las Matemáticas, las Ciencias Sociales... En el tercer curso de ESO, los niños aprenden las capitales de Asia y la tabla periódica. Si una persona no memoriza la tabla periódica, no lo consigue.

Los niños, por ejemplo, necesitan moverse, unos más que otros, y el sistema escolar les hace estar sentados muchas horas. La educación es un derecho del niño, por lo tanto, hay que ver cuáles son sus necesidades. Un niño no fracasa, fracasa la escuela. Si el sistema educativo quiere preparar para el mundo contemporáneo, lo que tiene que hacer es desarrollar competencias para la vida en todos los niños.

P: ¿Crees que las instituciones perciben la urgencia?
R: No lo sé. Uno de los objetivos de Escola Nova 21 es influir en la opinión pública, tanto en las familias como en los estudiantes. Que se pregunten, por ejemplo, qué hacen, con veintidós dos años, tomando apuntes en la universidad. Hay consenso: el sistema falla, pero todo el mundo busca culpables al otro lado de la barrera. Que si los niños no estudian, que si los padres los miman, que si los maestros no se actualizan, que si no se invierte en educación, etc.

Las mujeres han accedido al mundo del trabajo y ese es otro avance social innegable pero, ¿qué recursos hemos invertido en la crianza, para compensarlo? En los países con los sistemas educativos más avanzados, los niños están con las familias hasta los seis años. En los países nórdicos, cuando una familia tiene un niño, hay un sueldo para un miembro de la familia, que puede ser el padre o la madre. Aquí tenemos tantas carencias... Los padres trabajan muchas horas y la inversión educativa es patética.

P: ¿Cuál crees que es el principal motor del movimiento transformador de la educación?
R: Los maestros y profesores. Son los primeros en darse cuenta de que no están dando respuestas a las necesidades de sus alumnos y de la sociedad. Quieren hacer cosas pero el sistema no se lo permite. Supongamos que alguien quiere hacer una actividad que tenga que ver con el "mundo real", una reflexión sobre qué tipo de consumo debemos tener para hacer sostenible el mundo. ¿De qué asignatura es esa pregunta? ¿De Sociales, de Ética o de Ciencia?

P: El horario está compartimentado.
R: Exacto. Y el mundo, no. ¿Por qué no lo hacemos al revés? Ver qué necesidades tenemos, qué propuesta de aprendizaje hacemos y, entonces, decidir cuántos profesores y cuántas horas necesitamos.

En las escuelas avanzadas, la diferencia se observa, rápidamente, en la distribución del espacio: las aulas son más grandes, las asignaturas no están compartimentadas, se trabaja por proyectos y en equipo, por ejemplo. Todas esas transformaciones hacen cambiar la manera de aprender de los niños. Hay debates un poco superficiales, como el de los deberes o los exámenes. ¿Los debemos seguir haciendo o no? En Escola Nova 21 queremos ir más allá y reflexionar sobre por qué los hacemos.

P: ¿En qué punto está el programa?
R: Es un programa de tres años, tras los cuales deberíamos desaparecer. Ahora estamos en la mitad. Por un lado, queremos generar impacto social, que la gente diga en el Metro que no podemos seguir así, que la escuela transmisiva y selectiva se debe terminar.

Hemos reunido a treinta centros públicos y concertados con los centros con prácticas avanzadas; las escuelas impulsoras, hemos hablado de ellas antes. Y estamos desarrollando una especie de laboratorio que quiere crear un protocolo de cambio hacia un modelo avanzado. Un aprendizaje que sirva para todos. Ahora bien, para cambiar debe producirse una crisis, porque si una escuela piensa que ya lo hace bien, no puede iniciar un cambio sustancial. Se forma a un equipo impulsor, que sigue una capacitación, se visitan escuelas que trabajan diferente, se hace una formación de verano, una capacitación del equipo directivo... Cuando hayamos terminado el programa, en el año 2020, tendremos un ecosistema de escuelas de toda Cataluña que trabajarán en red entre ellas. No esperamos dar instrucciones, pero en cualquier caso tendremos un conocimiento adquirido sobre cómo cambiar las escuelas que será para todos.

“Los nativos digitales son un mito”

No existen los nativos digitales. Hay gente capacitada y gente que no está capacitada. Yo conozco a nativos digitales de cuarenta años y jóvenes de diecisiete que sólo saben entrar en Facebook y en Youtube. La incompetencia digital es un problema de capacitación, no generacional. Ahora, los niños tienen acceso a la tecnología pero hay que fijarse en el uso que hacen de la misma. ¿Empodera, capacita, permite actuar cívica o políticamente o, simplemente, se consume tecnología? La inmersión digital de un adolescente no es sinónimo de capacitación digital. Y sin esa capacitación tanto los jóvenes como los adultos están perdidos.

P: Además del trabajo que llevas a cabo como profesor, como formador y en el programa Escola Nova 21 de la Fundació Jaume Bofill, eres miembro de la Comisión Consultiva de la Fundació Factor Humà. ¿Por qué te implicaste en ella?
R: Entré en contacto con la Fundació Factor Humà hace más de diez años, cuando la Fundació quería encontrar a personas que la ayudasen en el proceso de digitalización. Llegamos Josep Salvatella, Saül Gordillo y yo y les descolocamos un poco. En ese momento, los socios de la Fundació pagaban por acceder a unos recursos. De esta forma, no podían crecer, sólo ofrecer servicios a sus socios. Era necesario cambiar de orientación. No se trataba sólo de hacer una ‘organización 2.0’, sino que era una cuestión de estrategia.

La Fundació tenía miedo de perder valor, pero nosotros les aseguramos que sería al contrario, que crearían mucha más comunidad. Les dijimos: los ingresos no les tendréis por el conocimiento que compartís, porque el conocimiento está en todas partes; los ingresos os llegarán por el prestigio de formar parte de un proyecto que vale la pena. Entonces, entré a formar parte de la Comisión Consultiva. Yo estoy especializado en el aprendizaje, pero sigo vinculado sobre todo porque comparto la visión de las personas que tiene la Fundació Factor Humà.

P: ¿Dónde te gustaría acompañar a la Fundació Factor Humà?
R: Estaré a su lado en todo lo que tenga que ver con el aprendizaje y la capacitación. Para mí, la capacitación de las personas y la formación son cuestiones críticas. Aprenderemos y profundizaremos juntos.

Siempre pido a los entrevistados que hagan una pregunta para la siguiente persona que pasará por la sección. Es una pregunta ciega: no sabes quién deberá responder. Tomàs Llompart, Jefe del Área de Desarrollo de Servicio de Suara Cooperativa, hizo la siguiente: ¿Cómo te imaginas la gestión de personas en el futuro? Y yo, después de nuestra conversación, amplío la pregunta:

P: ¿Cómo imaginas la gestión de personas en futuro, si se logra la transformación educativa?
R: En un futuro inmediato, será muy similar, porque los procesos son muy largos. Sí que creo que tenderá hacia la autogestión de las personas, que cada uno tendrá que hacerse responsable de sí mismo. Es un poco peligroso, sin embargo, eso de la autogestión, la iniciativa personal, la emprendeduría... porque las dinámicas que gobiernan el mundo no son neutrales y no todos partimos del mismo punto. Pero sí tengo claro que, en el futuro, el aprendizaje deberá ser permanente. La idea de los planes de mejora o de desarrollo que te hace la empresa es muy antigua. ¡Como si alguien pudiera saber mejor que tú lo que te conviene!

P: Precisamente has impartido formaciones de productividad personal en la Fundació Factor Humà.
R: Es un tema en el que no tengo experiencia. Sólo puedo compartir las herramientas que uso para gestionar mi actividad personal. Más que formador en este ámbito, me considero un "usuario avanzado". Hablo desde la experiencia. Mi agenda es muy compleja y me tuve que espabilar. Yo intentaba sobrevivir, combinar familia, tiempo personal, trabajo... Aprovecho para recordar [ríe] que mi área de especialización es el aprendizaje. Me encantaría impartir un seminario sobre cómo aprenden las personas.

P: ¿Qué pregunta le harías el próximo entrevistado?
R: Me gustaría pedirle hasta qué punto cree que el sistema educativo acabará adaptándose a las necesidades formativas de las personas. Es decir: ¿actualizaremos la escuela o saldrán nuevos sistemas alternativos a la escuela?

P: ¿Qué pregunta te hubiera gustado que te hiciera?
R: Tal vez me hubiera gustado reflexionar más sobre cómo aprendemos las personas. Hay bastante evidencia científica sobre la cuestión, que se podría aplicar a todos los campos, y no lo estamos aprovechando. ¿Sabes que aprendemos de la misma forma a los tres que a los cincuenta y tres años? La Universidad debería ir a las aulas de P3 para replantear su modelo. Se aprende manipulando, probando y comprobando. Es curioso, pero, cuanto más autónomos somos, más nos dicen qué y cómo debemos aprender. Hay que dialogar, reflexionar y convertir las necesidades en deseos. Lo debe hacer la escuela y lo hará Recursos Humanos.

P: ¿Es necesario saber cuál es el sentido de lo que aprendemos?
R: No puede haber ninguna actividad de formación que se diseñe sin tener en cuenta quién es el aprendiz. No puedo hacer una formación sobre competencias digitales sin saber quiénes son los participantes, con qué modos de aprender están más familiarizados, si suelen hablar o no, qué edad tienen, si son hombres o mujeres, cuál es su cultura... ¿sabes lo que me fascina más? Que el aprendizaje es universal. Aquí hay mensaje para la Fundació Factor Humà: sabemos muchas cosas sobre cómo las personas aprenden y se capacitan y no las usamos, por eso muchas formaciones de las empresas no funcionan.

 

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