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‘Valor Afegit’: Robots, ¿amigos o enemigos?

Durante toda la historia los avances tecnológicos han acabado con determinados puestos de trabajos y han creado otros. Actualmente nos encontramos en un momento crítico, pues la duda recae en sí en los próximo años la destrucción de profesiones será mucho más grande que nuestra capacidad para crear otras nuevas. Este reportaje reciente de Valor Afegit en Televisió de Catalunya nos habla de la introducción de los robots en el mercado laboral, capaces de hacer tareas de alta precisión e incluso de hacer más competitivas a las empresas. ¿Son amigos que nos hacen mejores o enemigos a vigilar de cerca? Y, sobre todo, ¿hay futuro sin robots?

‘Valor Afegit’: Robots, ¿amigos o enemigos?

El Foro de Davos advirtió recientemente que la economía mundial podría perder de aquí al 2020 cinco millones de puestos de trabajo por culpa de las máquinas inteligentes y las transformaciones que éstas comportarán. La principal novedad de esta cuarta revolución industrial es el efecto en sectores tan resguardados hasta ahora de los robots como los servicios o la atención a las personas. El nuevo reto de cara al futuro es conseguir que máquinas y personas trabajen codo con codo sin “chirriar”.

Javi Creus, Fundador de la consultora Ideas for change, afirma que lo que necesitamos ahora es concentrarnos en cosas que las máquinas no puedan hacer mejor que nosotros. Los robots son capaces de hacer millones de cosas, e incluso aprenden entre ellos. Si empezamos a jugar al ajedrez contra una máquina, al cabo de un tiempo nos ganará siempre, pues aprenderá de otras máquinas que estén jugando al ajedrez.

Marc Segura, Director de robótica de ABB España, explica que actualmente nos encontramos en la era de los robots colaborativos, donde los robots salen de las jaulas donde los debíamos tener confinados por razones de seguridad y se colocan a nuestro lado, sentados en nuestra mesa, ayudándonos a observar, montar o acercarnos objetos. El hombre todavía tendrá que seguir haciendo determinadas tareas, pero los robots le serán de gran ayuda y eso abre un espectro de oportunidades para las empresas para poder mejorar y ser más competitivas. Tenemos que poder ver los robots como nuevos compañeros de trabajo y no como una amenaza.

(Vídeo en catalán)

En los últimos cinco años, el número total de robots en uso ha crecido a un ritmo anual del 20%, un fenómeno nunca visto hasta ahora. Actualmente hay 1.200.000 robots trabajando en el mundo en todo tipo de sectores. Grandes economías mundiales, como EE.UU, Japón o Alemania, son también las que disponen de más robots en las empresas, generando así más empleo global. El empleo crecerá entre un 10% y un 20% cada año en ámbitos como la ingeniería y la robótica, pues se necesitará mano de obra para diseñar, fabricar e integrar a los robots.

Pero también hay que prestar atención a la otra cara de la moneda, y es que cuando una tecnología irrumpe destruye muchos puestos de trabajo. Los robots incluso podrán llegar a sustituir la atención a las personas, cómo ha sucedido en un hotel inaugurado el año pasado en Japón. ¿Acabarán arrebatando el trabajo a las personas también en el sector servicios?

Cómo señala Pere Homs, Director del Col·legi d'Enginyers Industrials de Catalunya, eso depende de nosotros y no de los adelantos tecnológicos. La tecnología está, y no aplicarla allí donde nos hace más eficientes no sería demasiado inteligente. Tenemos que ser capaces de construir modelos económicos que hagan que dicha eficiencia nos beneficié a todos. No será la robótica la que nos quitará el trabajo, será que socialmente no hemos sido capaces de generar puestos de trabajo que enriquezcan realmente las capacidades humanas.

Javier Se, Doctor en Ingeniería, dibuja dos escenarios opuestos que pueden tener lugar en un futuro: uno utópico y el otro distópico. En el primero las máquinas trabajan y nos liberan de las tareas más pesadas para dedicarnos a aquello que realmente se nos da bien y nos motiva. En el segundo escenario la situación empeora y las máquinas ocupan los puestos de trabajo de las personas porque son más capaces y pueden trabajar día y noche. Éstas poco a poco invaden más áreas, incluso aquellas más creativas que pensábamos que se quedarían para siempre en manos humanas.

Tenemos que ser capaces de ajustarnos al entorno, que si antes cambiaba cada siglo ahora lo hace cada década. El problema es que no estamos preparados para adaptarnos a este ritmo de cambio frenético, pero las máquinas sí que lo están; sólo hace falta que les sustituyamos el software para que puedan llevar a cabo una tarea nueva. Esta amenaza que suponen las máquinas, tal y como comentaba Homs, todavía está bajo nuestro control, ya que somos nosotros quienes tenemos que decidir si esto pasa y cómo pasa. Javier Se propone incorporar tecnología a nuestra biología y unirnos a las máquinas en vez de poner límites, puesto que nunca podremos competir con una máquina que ya ha nacido como máquina.

Se destruye trabajo en determinados sectores pero se crea en otros. El objetivo para un mercado laboral estable y competitivo es que el nivel de creación iguale o sobrepase al de destrucción. Sin embargo, de momento hay muchas tareas que no pueden ser desarrolladas por máquinas, pues no cuentan con la creatividad ni con la inteligencia emocional de las personas, y eso en cierto modo nos asegura el mantenimiento y la creación de puestos de trabajo. Pero, ¿podrán los robots adquirir las mismas capacidades y habilidades que los seres humanos? La respuesta sólo la podremos determinar nosotros mismos y la gestión que hagamos del progreso de la ciencia y de la tecnología.

 

También puedes ver el reportaje en la web de Televisió de Catalunya: http://www.ccma.cat/tv3/alacarta/valor-afegit/robots-amics-o-enemics/video/5586857/

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Elena Gisbert

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Javi Creus, Fundador de la consultora Ideas for change, afirma que lo que necesitamos ahora es concentrarnos en cosas que las máquinas no puedan hacer mejor que nosotros. Los robots son capaces de hacer millones de cosas, e incluso aprenden entre ellos. Si empezamos a jugar al ajedrez contra una máquina, al cabo de un tiempo nos ganará siempre, pues aprenderá de otras máquinas que estén jugando al ajedrez.

Marc Segura, Director de robótica de ABB España, explica que actualmente nos encontramos en la era de los robots colaborativos, donde los robots salen de las jaulas donde los debíamos tener confinados por razones de seguridad y se colocan a nuestro lado, sentados en nuestra mesa, ayudándonos a observar, montar o acercarnos objetos. El hombre todavía tendrá que seguir haciendo determinadas tareas, pero los robots le serán de gran ayuda y eso abre un espectro de oportunidades para las empresas para poder mejorar y ser más competitivas. Tenemos que poder ver los robots como nuevos compañeros de trabajo y no como una amenaza.

(Vídeo en catalán)

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Pero también hay que prestar atención a la otra cara de la moneda, y es que cuando una tecnología irrumpe destruye muchos puestos de trabajo. Los robots incluso podrán llegar a sustituir la atención a las personas, cómo ha sucedido en un hotel inaugurado el año pasado en Japón. ¿Acabarán arrebatando el trabajo a las personas también en el sector servicios?

Cómo señala Pere Homs, Director del Col·legi d'Enginyers Industrials de Catalunya, eso depende de nosotros y no de los adelantos tecnológicos. La tecnología está, y no aplicarla allí donde nos hace más eficientes no sería demasiado inteligente. Tenemos que ser capaces de construir modelos económicos que hagan que dicha eficiencia nos beneficié a todos. No será la robótica la que nos quitará el trabajo, será que socialmente no hemos sido capaces de generar puestos de trabajo que enriquezcan realmente las capacidades humanas.

Javier Se, Doctor en Ingeniería, dibuja dos escenarios opuestos que pueden tener lugar en un futuro: uno utópico y el otro distópico. En el primero las máquinas trabajan y nos liberan de las tareas más pesadas para dedicarnos a aquello que realmente se nos da bien y nos motiva. En el segundo escenario la situación empeora y las máquinas ocupan los puestos de trabajo de las personas porque son más capaces y pueden trabajar día y noche. Éstas poco a poco invaden más áreas, incluso aquellas más creativas que pensábamos que se quedarían para siempre en manos humanas.

Tenemos que ser capaces de ajustarnos al entorno, que si antes cambiaba cada siglo ahora lo hace cada década. El problema es que no estamos preparados para adaptarnos a este ritmo de cambio frenético, pero las máquinas sí que lo están; sólo hace falta que les sustituyamos el software para que puedan llevar a cabo una tarea nueva. Esta amenaza que suponen las máquinas, tal y como comentaba Homs, todavía está bajo nuestro control, ya que somos nosotros quienes tenemos que decidir si esto pasa y cómo pasa. Javier Se propone incorporar tecnología a nuestra biología y unirnos a las máquinas en vez de poner límites, puesto que nunca podremos competir con una máquina que ya ha nacido como máquina.

Se destruye trabajo en determinados sectores pero se crea en otros. El objetivo para un mercado laboral estable y competitivo es que el nivel de creación iguale o sobrepase al de destrucción. Sin embargo, de momento hay muchas tareas que no pueden ser desarrolladas por máquinas, pues no cuentan con la creatividad ni con la inteligencia emocional de las personas, y eso en cierto modo nos asegura el mantenimiento y la creación de puestos de trabajo. Pero, ¿podrán los robots adquirir las mismas capacidades y habilidades que los seres humanos? La respuesta sólo la podremos determinar nosotros mismos y la gestión que hagamos del progreso de la ciencia y de la tecnología.

 

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