
Artículo Tiempo de calidad, calidad de vida de Expansión-Empleo, 21/10/2005.
Quién no se queja de que se pasa los días corriendo de un sitio para otro. Pues basta de quejarse, es hora de actuar y cambiar el mundo en el que vive.
Tiempo de calidad, calidad de vida, ¡qué título más bonito! ¿verdad?, pero ¿puede ser algo más que palabras?, ¿se puede lograr?La mayoría pensará ¡ja! Para Steven Poelmans, profesor de dirección de personas en las organizaciones en el IESE y autor del libro, sí es posible. Poelmans defiende que tener calidad de vida depende de uno mismo. No hay que echarle sólo la culpa al vertiginoso ritmo de la sociedad, a las múltiples exigencias de los jefes, a las largas distancias, a los atascos y a un sin fin de trabas que, de una manera u otra, rodean nuestra vida. Además de estos agentes externos –avisa Poelmans–, nosotros mismos nos privamos de momentos de calidad, porque reconozcamos que más de una vez la inercia nos hace permanecer frente al televisor aunque estemos pensando ¡qué chorrada de programa! en lugar de coger un libro interesante o mantener una conversación.
El punto de partida es pararse a reflexionar sobre las cosas que son importantes para cada uno, es lo que el autor llama POP (Propósitos-Objetivos-Prioridades), y a partir de ahí ponerse manos a la obra. Pero, ¡atención! hacer los exhaustivos análisis que propone el autor es complicado y no porque las tareas o ejercicios entrañen dificultad, sino porque precisan mucho tiempo –ese que precisamente nos falta– para pensar, recapacitar y hacer listados y comparativas sobre quién y qué nos hace sentir bien, cuáles son nuestros sueños, etcétera.
A priori, el resultado de esa recapitulación sobre nuestra vida puede parecer una empalagosa lista de buenos propósitos, cuyos puntos sabemos de antemano que quedarán en agua de borrajas. Sin embargo, el mero hecho de realizarla, aunque sea en pequeños ratos libres, ya es un tiempo de calidad y una inversión a largo plazo para tener más de esos preciosos y reconfortantes momentos.
Algunos de los ejercicios y test, que reciben distinto nombre, son viejos conocidos de otros libros, seminarios o cursos que descubren las distintas personalidades o los comportamientos sociales, mientras que otros no son nada habituales. Ejemplo: escribir el propio obituario o discurso funerario. Una vez superado el mal fario inicial, hay que reconocer que es una actividad muy buena.
Poelmans recuerda cosas tan obvias como compartir las inquietudes, hablar, escuchar, dar las gracias o permanecer un rato a solas. Todo esto está al alcance para vivir mejor, sólo es cuestión de tener fuerza de voluntad y ponerlo en práctica.
ISBN: 84-48129-43-1