Miles de recién titulados se incorporan este mes al mercado laboral: casi la mitad tardará más de un año en encontrar trabajo. Las empresas valoran más la experiencia que la formación, pero también buscan ganas y actitud positiva.

Con los últimos exámenes del curso, miles de jóvenes finalizan este mes sus estudios superiores y se incorporan al mercado laboral en busca de su primera oportunidad profesional. Saben que su generación estará durante un tiempo marcada por la crisis: no les ha tocado el mejor momento para titularse y salir a un mercado donde su aún imberbe currículum –con poca o nula experiencia– tendrá que competir con el de más de cinco millones de parados. Según el módulo especial de la Encuesta de Población Activa (EPA) sobre la incorporación de los jóvenes de entre 16 y 34 años al mercado de trabajo, casi la mitad de la población de 16 a 34 años tardará más de un año en encontrar trabajo.

¿Cómo se colocarán estos jóvenes? Un informe recién publicado por el Consejo de Trabajo Económico y Social de Catalunya (CTESC) pronostica que casi la mitad (47,9%) encontrará empleo a través de sus contactos –lo que ahora se denomina networking– mientras que la vía más tradicional, la de enviar currículums a empresas, sólo servirá para colocar a dos de cada diez (19,8% de los casos).

Mucho menos común es la opción de hacer prácticas previas en una empresa para luego comenzar a trabajar (2,9% de los jóvenes) y apenas testimonial el porcentaje de los que deciden crear su propio negocio (sólo el 2%). En el caso de los universitarios, y según la Encuesta Aqucat, los familiares y amigos son también la principal vía de colocación laboral pero ganan peso otros métodos más formales de acceso al mercado, como las bolsas de empleo de la universidad, internet, los anuncios de prensa o las prácticas en empresas.

“Desde el punto de vista de su futura inserción profesional, lo ideal es que los jóvenes combinen estudios y trabajo: las empresas prefieren una persona que ha tardado seis años en acabar la carrera pero tiene experiencia, que el que ha tardado cuatro y nunca ha trabajado”, asegura César Castel, director de operaciones de Adecco Professional. Según la EPA, sólo un 23,6% ha tenido algún trabajo remunerado en algún momento durante sus estudios, ya sea durante las vacaciones (2,4%), compaginando trabajo y estudios (19,2%) o ambas cosas (2,0%). Hay que tener en cuenta, sin embargo, que cada vez es más común que los estudiantes participen en programas de prácticas, aunque sean no remuneradas, durante su formación. “Las universidades potencian cada vez más los convenios con empresas porque cada vez más, los empleados valoran no sólo el conocimiento de los candidatos sino que lo hayan podido llevar a la práctica”, subraya Castel. Cuando no hay experiencia previa, los recién titulados deberán demostrar otro atributo muy valorado por la empresa: la actitud. “Cuando se trata de puestos júnior las compañías buscan gente con ganas e ilusión, y esto debe quedar patente en la entrevista personal”, advierte el director de operaciones de Adecco Professional.

Si, aun así, el primer empleo se hace esperar, siempre queda otra opción, especialmente para los más jóvenes: probar suerte en el extranjero. Si bien la mayoría de los jóvenes preferiría trabajar en su propio municipio o comunidad (28%, según una encuesta de la consultora Círculo Formación), esta cifra ha descendido en los últimos años y ahora un 26% afirma que le es indiferente la ciudad y se trasladaría donde encuentre trabajo, mientras que otro 24% afirma que le gustaría ejercer su profesión fuera de España.

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