Catalunya ha perdido población por primera vez desde 1940, según las estimaciones del Institut d'Estadística de Catalunya. Se está produciendo un retorno a sus países de origen de los inmigrantes llegados durante el boom económico pero también se van jóvenes estudiantes nacidos aquí y profesionales cualificados que no encuentran oportunidades debido a la crisis económica.

Catalunya pierde población por primera vez desde la Guerra Civil. Son sólo estimaciones con fecha 31 de diciembre de 2011, matizaron ayer desde el Institut de Estadística de Catalunya (Idescat), pero es evidente que en plena crisis económica, el dato parece ahondar en la situación de estancamiento del país y lleva inevitablemente al pesimista título del ensayo que el prestigioso demógrafo catalán Josep Antoni Vandellós escribió en 1935: Catalunya: poble decadent.

La estimación poscensal dada a conocer ayer por el Idescat indica que al acabar el año 2011 la población de Catalunya la formaban 7.432.830 habitantes, eso supone 1.802 menos que el año anterior. Desde principios del siglo XX, cuando se ofrecen series estadísticas, primero cada diez años, luego cada cinco y desde 1998 cada año, es la segunda vez que Catalunya sufre una caída en su población. El censo de 1940 dio una población de 2.890.974 habitantes, unos 30.000 menos que en 1936, al inicio de la Guerra Civil. Las pérdidas humanas por la guerra y la represión interna del periodo bélico y posterior, así como el exilio de miles de ciudadanos explican aquella caída. A partir de este momento se inicia una lenta recuperación que se acelera a partir de 1960 con la llegada a Catalunya de los inmigrantes procedentes de las provincias del sur de España, que aprovechan los años del desarrollo. Diez años después, en 1970, hay casi 1,2 millones más de personas. Este crecimiento se ralentiza posteriormente debido a la fuerte caída de la natalidad y una estabilización de las migraciones internas. En el quinquenio entre 1981 y 1986 el censo creció únicamente en unas 17.000 personas, y no puede descartarse que en alguno de esos años se llegara a un crecimiento cero. Será a principios del siglo XXI cuando el boom de la construcción y los años de bonanza económica facilitan otra llegada masiva de inmigrantes, esta vez por parte de ciudadanos del norte de África, de América Latina y del Este de Europa, principalmente. Entre el 2000 y el 2010 se repite casi la misma cifra, cerca de 1,2 millones más de catalanes pasan a engrosar su territorio. Del eslogan pujolista del “Som 6 milions” se pasará a los casi 7,5 millones, que superan todas las previsiones demográficas anteriores. La llegada de un millón de inmigrantes (más de cuatro en toda España) en prácticamente una década constituye un fenómeno casi único en el mundo, ya que generalmente las migraciones de ese volumen se han producido en un periodo más largo de tiempo.

Este tirón lleva también a Catalunya un perfil de inmigrantes jóvenes, en edad de casarse y de tener hijos, que ayuda a recuperar las bajas tasas de natalidad, (se habían situado a niveles comparables a las de los países nórdicos de Europa). Pero la súbita llegada de la crisis económica no sólo ha frenado estas migraciones –también se han endurecido los controles–, sino que ha propiciado un incipiente movimiento de retorno, especialmente hacia Latinoamérica. Incluso se perciben movimientos, aún minoritarios, entre ciudadanos nacidos en Catalunya, jóvenes estudiantes o profesionales especializados, que buscan su oportunidad en otros mercados laborales. Los datos del Idescat indican para el último año un crecimiento migratorio negativo de menos 3,2 por cada mil habitantes. Y dado que el crecimiento vegetativo (la diferencia entre nacimientos y fallecimientos) ha sido tan sólo del 2,9 por mil, la combinación de ambos factores apunta a ese cambio de tendencia, que sólo tiene parangón con el que sucedió al término de la Guerra Civil.

Un portavoz del Institut d’estadística señalaba ayer que se trata de datos provisionales “basados en estimaciones de nacimientos, defunciones y migraciones, a la espera de poder disponer de los datos definitivos de los componentes demográficos”. Aún así afirmaba que los nacimientos y las defunciones presentan tendencias estables, de manera que “con los datos provisionales de una parte del año se puede estimar el dato para el total anual”.

El saldo migratorio estimado “se calcula a partir de las altas y las bajas que han llegado al padrón hasta final de año para el conjunto de España aplicando a Catalunya un modelo numérico”. De los datos anunciados se desprende que viven en Catalunya cien mil mujeres más que hombres. Y además tiende a aumentar esa diferencia ya que en ese último año el número de mujeres ha crecido en 13.181, mientras que el de hombres ha bajado en 14.983.

Otro detalle significativo es el envejecimiento de la población. En los últimos seis meses el número de personas de más de 65 años ha crecido en 9.509 personas, mientras que baja el de los menores de 15 años, lo que mantiene una pirámide de edad cada vez más ancha por la parte alta. Especialmente significativo es el aumento de 2.162 personas que se produce en esos últimos seis meses entre los mayores de 90 años que viven en Catalunya.


Un 63% de los habitantes ha nacido en Catalunya

De los 7,4 millones de personas que viven actualmente en Catalunya, un 63% son nacidos en este territorio. Dentro de este grupo casi dos terceras partes han nacido en la misma comarca en la que viven. Han nacido en el resto del Estado 1,5 millones de habitantes y 1,3 millones lo han hecho en el extranjero. Como se ha repetido, sin esas migraciones Catalunya tendría hoy menos de la mitad de la población.




“Quebec ofrece trabajos a los jóvenes catalanes”

Kathleen Weil, ministra de Inmigración de Quebec: "Las empresas de Quebec necesitan profesionales en ciertos ámbitos de la economía y al mismo tiempo Catalunya cuenta con jóvenes diplomados bien preparados que necesitan una experiencia de trabajo internacional y pueden responder a estas necesidades."

El Ministerio de Inmigración y Comunidades Culturales de Quebec y la Conselleria d’empresa i Ocupació de la Generalitat firmaron el pasado jueves un acuerdo sobre movilidad que retrata la nueva situación demográfica y económica de Catalunya. Para la ministra Kathleen Weil es también un fiel reflejo de una economía globalizada.

¿Qué objetivo se persigue con la declaración común?

Las empresas de Quebec necesitan profesionales en ciertos ámbitos de la economía y al mismo tiempo Catalunya cuenta con jóvenes diplomados bien preparados que necesitan una experiencia de trabajo internacional y pueden responder a estas necesidades. Estamos en un contexto de movilidad internacional, Quebec ofrece trabajo y se necesitan jóvenes que hagan de tête de pont para poder invertir en nuevos espacios económicos.

¿Cuáles son los ámbitos económicos para los que Quebec solicita trabajadores?

Son sectores diversos y se citan en el acuerdo: química, bioquímica, aeroespacial, aeronáutico, astronáutica, enfermeras, ingenieros técnicos, expertos en probabilidades estadísticas, profesionales de seguros y gestión de comercio, técnicos de laboratorio, técnicos de construcción. Se ha creado un grupo de trabajo para fijar esta lista, y encontrar los jóvenes que tengan las competencias requeridas.

¿Se plantea que el acuerdo sea recíproco?

Si eventualmente Catalunya tuviese necesidad, se podría contemplar, pero ahora el problema es de empleo para los jóvenes de aquí. Lo que se busca es establecer relaciones perdurables y no sería ninguna sorpresa que algunas empresas pudiesen tener necesidad de personas muy, muy especializadas, y que personas muy precisas de Quebec pudieran venir aquí. Algunos estudiantes de Quebec ya vienen aquí a aprender hostelería.

La inmigración en Quebec tiene poco que ver con la que existe en Catalunya y España.

Tenemos un 12% de inmigrantes, y los colectivos más importantes, por este orden, son argelinos, marroquíes, franceses y en cuarto lugar se alternan chinos y haitianos. El resto está ya muy disperso, con un fuerte peso latinoamericano. Predominan los inmigrantes de países donde la lengua francesa está más implantada, mientras que en el resto de Canadá son mayoría los asiáticos. Lo relevante es que el 70% de la inmigración es económica y que son en general trabajadores cualificados, seleccionados por Quebec porque tenemos la competencia. Sólo un 20% procede de la reagrupación familiar y un 10% son refugiados que han pedido el derecho de asilo, en su mayoría mexicanos. Y un 85% se concentran en Montreal, aunque muy distribuidos por los distintos barrios.

¿Es obligatorio saber francés para emigrar a Quebec?

No. Actuamos siempre con una actitud abierta en la acogida. El mensaje que ve un inmigrante que entra en nuestra web es la importancia de conocer la lengua francesa. Desde que reciben el certificado para poder emigrar hasta que reciben el visado pueden pasar de uno a tres años y en este tiempo pueden estudiar el francés, ya sea on line o a través de los cursos de la Alliance Française, presente en 27 países. La matrícula les será reembolsada cuando lleguen a Quebec. A quienes llegan por reagrupación, el gobierno les da 115 dólares por semana si acuden a clases de francés. Todo eso favorece que un 85% decida quedarse.

¿Tienen sin papeles?

Las fronteras están muy controladas por agentes federales y se exige un visado. Llegar en barco es difícil. Lo que sí existe son personas que solicitan asilo y es un proceso jurídico delimitado por el derecho internacional.

Tags: Entorn

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