Un informe reciente reflexiona sobre la integridad y los dilemas éticos que se encuentran los directivos españoles en su función, ya que ha disminuido la confianza de la sociedad en los altos cargos. La integridad es un concepto muy abstracto que la gente sólo detecta cuando no existe.

Las noticias sobre los escándalos financieros suelen tener una gran repercusión en los medios de comunicación, induciendo a la opinión pública a considerar que el comportamiento usual de los directivos encausados dista mucho de ser ético y, por ampliación, que los directivos en general no son personas de ejemplar integridad. Esta percepción negativa, fruto de unos comportamientos delictivos recogidos profusamente en los medios, sin embargo, no justifica la afirmación de que la mayoría de los directivos incumplen la ley, ni tampoco que manifiestan unos comportamientos de falta de integridad". Son palabras del profesor Joaquín Garralda, que ha dirigido el cuaderno Integridad del directivo, el primero que elabora la Fundación CEDE (Confederación Española de Directivos), y que ha sido patrocinado por Siemens. El origen del informe está en la percepción existente en la CEDE de que "la confianza que tiene la sociedad en los directivos disminuye", añade.

Francisco Belil, consejero delegado del clúster del sudoeste de Europa de Siemens y vicepresidente de la CEDE, va un paso más allá. "El índice de riesgo de corrupción que elabora la organización Transparencia Internacional que teníamos en España hace unos años era bueno, pero ha perdido un punto en poco tiempo. Se estima que por cada punto que baja el índice, el PIB cae un 0,5% por la retracción que experimenta la inversión extranjera. Eso debe corregirse. No debemos olvidar en ningún momento que la sostenibilidad de la empresa depende fundamentalmente de la integridad que tienen sus directivos".

Ciertamente noticias como las que han llenado recientemente espacios en los medios aireando los 200 millones que ganaron los directivos de las cajas hoy nacionalizadas en los tiempos del boom no ayudan a la confianza... ni en ellos, ni en quien los controla. Garralda dice que "hay un problema grave de transparencia. Si las ganancias en este caso se hubieran explicado detalladamente en la memoria de la entidad, seguro que la gente habría sido más prudente. De todos modos, en general, la transparencia va a más, y eso es bueno para todos". Y añade que "la integridad es un concepto muy abstracto que la gente sólo detecta cuando no existe. Entonces se pierde la reputación. Cuando sí existe, no se ve. Por ello, hay que poner el foco en la integridad positiva. El directivo ha de ser consciente de que la integridad debe aplicarse en cada momento. Lógicamente, se plantean dilemas...".

Comenta que no siempre es fácil ser íntegro y a la pregunta de qué porcentaje de directivos calcula que son íntegros responde que "es algo muy difícil de medir, pero son muchos más de los que la gente pueda pensar". Para Belil, la integridad debe estar al principio de todo. Es "la coherencia entre acciones y principios, entre lo que dices y haces... y en los países del sur de Europa, lo cierto es que a veces se toma un poco a la ligera". Tanto a nivel personal como empresarial es algo fundamental, algo que debe estar en la raíz del comportamiento, para el consejero de Siemens. "Actuar de forma íntegra te da satisfacción, reconocimiento, credibilidad y confianza. Y si lo extrapolas al resto de la empresa, redunda en una ventaja competitiva. Sin integridad, las cosas no pueden funcionar a medio y largo plazo. Puede que un pelotazo te salga bien a corto plazo, pero no es algo que sea sostenible". Y sentencia: "Sólo las empresas íntegras tienen hoy futuro. Si no son sostenibles, el tiempo las pondrá en su lugar".

De todos modos, aunque sea un asunto de especial relevancia en las épocas de crisis, la preocupación por los comportamientos éticos de las personas es un tema intrínseco al buen funcionamiento del sistema de mercado. "La integridad genera una confianza que es necesaria para el desarrollo de un elevado número de transacciones comerciales y de la mayoría de las acciones de coordinación entre profesionales", afirma Garralda. "En el fondo no es nada nuevo. Lo sabemos desde hace cientos de años. Hemos de tener las ideas muy claras sobre lo que se debe hacer. Hay que recuperar el valor de la palabra. Ni una norma ni un contrato firmado debieran sustituirla", concluye Belil.



Reflexiones sobre el día a día

Uno de los apartados novedosos y más interesantes del informe es su planteamiento lineal de testimonios-argumentos-reflexiones-dilemas que se plantea a lo largo del mismo. Garralda explica: "Las escuelas de negocio apostamos por la integridad y por ello hemos incluido los testimonios como respaldo directo". Asimismo, señala: "Hemos tomado un componente internacional a la hora de hacer la selección de personas, porque la integridad no debe tener fronteras...". He aquí algunas de las reflexiones de las personas consultadas en el informe.

FRANCISCO BELIL
, Siemens: "La falta de integridad es una de las causas de la presente crisis".

MICHAEL JENSEN
, Universidad de Harvard: "En las escuelas de negocio debería dejarse claro que el análisis coste/ beneficio es muy importante casi siempre, pero no con respecto a honrar la palabra dada".

IWAO TAKA, Universidad de Reitaku: "Como las relaciones están cambiando de ser contractuales a ser relaciones de confianza, el requerimiento éticode integridad no podrá llegar a ser más fuerte".

SANTIAGO ÍÑIGUEZ, IE Business School: "Si las personas son íntegras y las organizaciones, transparentes, el resultado es una buena reputación que genera confianza y, por ende, unos resultados económicos sostenibles".

JESÚS LIZCANO
, UAM: " Ser transparente, resulta rentable, tanto económica como socialmente".

EUGÈNIA BIETO, Esade: "La integridad va relacionada con la autenticidad, en la medida en que conseguimos ser íntegros los demás pueden prever quése puede esperar de nosotros".

JORDI CANALS, Iese: "Algunas crisis de consejos de administración no están relacionadas con fracasos económicos, sino con la falta de integridad de algunos de sus máximos responsables, que acaba ahogando la confianza".

ISIDRE FAINÉ
, Caixa Bank y FEDE: "La integridad de empresarios y directivos se convierte en un poderoso instrumento de éxito,porque permite ser más eficientes, contar con mayor apoyo institucional y sentirnos más respetados por quienes generan y por quienes reciben el valor creado por la empresa"

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