«No se trataba de alguien depresivo. Era alguien ciertamente sensible, pero en absoluto depresivo y que ante todo amaba la vida», declaró ayer con furia a una radio francesa Annie Rouennais, la mujer del último de los trabajadores de France Télécom que se ha suicidado a causa de la política de reestructuraciones y movilidad que ha impuesto la dirección de la empresa y que denuncian los sindicatos. Su marido, de 51 años, ha dejado dos hijos. Se tiró del viaducto de una autopista el lunes, en Alby-sur-Chéran, cerca de la ciudad alpina de Annecy.
El hombre acompañó su acto de una carta donde acusaba directamente a la empresa. «Me hablaba de todas estas reestructuraciones, sin parar. Se impone a la gente los puestos de trabajo, no se les da ninguna posibilidad. Fue el cambio lo que le provocó la caída porque se le ofreció una no elección», explicó Annie Rouennais sobre el proceso anímico que sufrió su esposo en las últimas semanas. Este asalariado había pasado a integrar un servicio de teleconsejería y atendía llamadas de clientes profesionales. El mismo lunes por la tarde tenía cita con el médico de trabajo de su central. A esa hora, el propio presidente de France Télécom se había desplazado a Annecy para tratar de calmar a los representantes sindicales una vez conocido el siniestro.
Cambios constantes
Desde hace dos años, la dirección de la principal compañía de telecomunicaciones francesa, que utiliza la marca Orange y tiene más de 100.000 trabajadores, aplica una agresiva política de movilidad para hacer frente al resto de compañías privadas implantadas en el país. Los sindicatos se han quejado de los cambios constantes y obligatorios a nivel tanto geográfico como profesional. Antiguos jefes de equipo pasan a reparar averías domésticas, mientras que otros son transferidos a la atención telefónica.
Una mujer de 32 años se lanzó desde la ventana de su propia oficina, en el quinto piso de un edificio de France Télécom en el oeste de París el pasado 11 de septiembre, después de saber que tendría un nuevo jefe. La misma semana, un asalariado de 53 años se intentó quitar la vida con un cuchillo en plena reunión en Troyes, al este de París, cuando se le anunciaba que iba a ser trasladado a cien kilómetros de distancia. En ese momento, el mismo ministro de Trabajo, Xavier Darcos, tuvo que intervenir y exigir al presidente de France Télécom, Didier Lombard, que diera la cara. Su viaje de urgencia a Annecy anteayer responde a esta presión gubernamental, así como las medidas anunciadas. Lombard, que fue silbado por los trabajadores, anunció a la salida de una reunión que se ponía fin a la movilidad de cuadros de forma sistemática cada tres años y que, al mismo tiempo, se suspendían inmediatamente los objetivos individuales en las teleconsejerías hasta que no se mejoren las condiciones. Ayer mismo empezaron las negociaciones con los sindicatos nacionales para afrontar los problemas de estrés.
La empresa Technologia ha sido designada por las centrales para llevar a cabo una encuesta entre los asalariados ya que fue la misma que hace dos años se encargó de estudiar los suicidios en los centros de investigación de Renault, otra empresa con capital público. Aun así, la dirección no renuncia a la movilidad y únicamente ha congelado los cambios hasta el 31 de octubre. Trabajadores de France Télécom se manifestaron ayer en la región de Lyon y dos sindicatos anunciaron que presentarán una denuncia por la muerte del trabajador de Annecy.