Tienen la virtud de colgarse todas la medallas al mérito sin hacer nada, y son capaces de esquivar las responsabilidades y el exceso de trabajo de una forma pasmosa. ¿Quién no conoce a algún escaqueado? La cosa, aunque puede despertar la sonrisa, no tiene ninguna gracia para compañeros, jefes y demás que tienen que aguantar estoicamente a estos encantadores de serpientes, auténticos seductores cuando se trata de escurrir el bulto en su beneficio, y también caraduras integrales que no dan un palo al agua.
Paco Muro, presidente de Otto Walter, asegura que algunos de estos espécimenes son natos: "Su don les viene desde pequeños. Siempre encontraron a un pringado que recogía los juguetes por ellos, acudían a las fiestas ya con todo organizado y jamás se quedaban a limpiar. No tienen mala intención, simplemente son así, piensan que el mundo está hecho para que ellos lo disfruten, y sobreviven una y otra vez a ajustes de plantillas y recortes".
Por otra parte, son unos grandes seductores, por eso resulta tan difícil librarse de ellos. Lotfi El-Ghandouri, autor de El despido interior y socio de Creative Society, explica que "son personas que saben un poco de todo, aunque les cuesta profundizar sobre cualquier tema. Van libando de conversación en conversación y de proyecto a proyecto, son los surfers de los negocios: saben coger las buenas olas y cuando una se muere, tienen la gran capacidad de coger otra". Y lo hacen muy bien cuando actúan en público: "Muestran una gran motivación y entrega en las reuniones, pero son los que menos hablan y, si lo hacen, es para elogiar el talento de los compañeros que podrían encargarse de la labor", señala Lotfi.
Los culpables
Anécdotas al margen, el asunto no es baladí cuando le cae en gracia uno de estos profesionales, tanto si es usted un jefe como un compañero sufridor. "Son una lacra terrible para todos, minan la moral de los buenos, disminuyen el rendimiento del grupo, generan pérdidas económicas, injusticias, fallos y errores. Todos somos víctimas de su falta de aportación", dice Muro, quien define al escaqueado como cigarra sin invierno.
Sin embargo, nadie escapa de su parte de culpa cuando se trata de contribuir a la proliferación de estos tipos. Douglas McEncroe, director de Douglas McEncroe Group, identifica a varios. En primer lugar, el escaqueado, porque "cree que la inactividad le va a aportar felicidad, pero está muy equivocado; crea por sí mismo un infierno en la tierra". También señala a los compañeros: "No encuentran el valor para hablar con él de un manera clara y no agresiva", y por supuesto, al jefe: "El escaqueado actúa porque le dejan. Un buen jefe no permite que esta persona goce del crédito de un buen trabajo". La última culpable es la organización, "porque no es rigurosa recompensando al profesional que realmente aporta". McEncroe estima que, aunque hay mucha gente de este tipo, no es mayoría: "Apenas un 10%, un porcentaje que se supera en la Administración Pública".
Para Juan Carlos Cubeiro, presidente de Eurotalent, la clave para identificar y erradicar a un profesional que se escaquea está ligada a la cultura organizativa y al clima laboral que se respira en la empresa: "Si se trabaja por el cumplimiento de objetivos, estos personajes no tienen sitio, y si intentan evadirse de su responsabilidad son detectados rápidamente". Esta es precisamente una de las opciones que propone Lotfi para gestionarles, asignar roles y responsabilidades de una forma clara. Otro de sus consejos para no caer en sus redes en una conversación es "atenerse a los hechos. Ir desde el lado emocional es una batalla perdida".
Por otra parte, Cubeiro considera que el escaqueado posee una serie de cualidades opuestas al concepto de clase creativa –"los profesionales que aportan valor"–, tales como falta de seguridad y de autocontrol, pura reactividad, nula orientación al cliente, individualismo a ultranza y, lo más preocupante, "la integridad brilla por su ausencia". McEncroe plantea que la legislación española ayuda poco a erradicar a estos profesionales: "No defiendo un sistema en el que se puede despedir a cualquiera por nada, pero es muy difícil desprenderse de alguien que sencillamente se escaquea".
Con el permiso legal
Imagine el caso de una empleada que suma a su baja maternal una excedencia, regresa con jornada reducida, se acoge al mes de vacaciones que establece como obligatorio la empresa, y a su regreso comunica que se casa en quince días. De vuelta de su luna de miel anuncia un segundo embarazo. Esta situación, bajo el paraguas de la ley, puede levantar ampollas en un equipo que ve como su colega mantiene el empleo, inmune a procesos de reestructuración y cambio. Existen auténticos expertos en el escaqueo legal.
Jacobo Martínez, socio de Nicea Abogados, menciona el acoso moral inverso, "entendido como aquel que practica un empleado en contra de su empresa con el amparo legal, es el caso de un falso ‘mobbing’ o estrés. Una situación ante la cual no existe jurisprudencia". Por su parte, Raquel de la Viña, directora del departamento laboral de Madrid de Eversheds Lupicinio, identifica una serie de ausencias legales que, bien gestionadas, pueden dar lugar a una larga temporada sin poner un pie en la oficina. Entre ellas las faltas justificadas e intermitentes que pueden dar lugar a despido si alcanzan un 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos, o el 25% en cuatro meses discontinuos, en un periodo de doce meses.
Ausencias legales
Raquel de la Viña, directora del departamento de laboral de Madrid de Eversheds Lupicinio, especifica a continuación cuáles son las ausencias a las que puede acceder un trabajador con el amparo legal.
Las faltas de asistencia justificadas e intermitentes se recogen en el art. 52.d) del Estatuto de los Trabajadores (ET) y pueden dar lugar a un despido objetivo si las mismas alcanzan "un 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos, o el 25% en cuatro meses discontinuos en un periodo de doce meses", siempre que el índice de absentismo laboral total de la plantilla del centro de trabajo supere el 5% en dichos periodos.
Existen causas expresamente excluidas por la ley para el cómputo de estas ausencias justificadas, como la huelga legal, los accidentes de trabajo, maternidad y enfermedades o accidentes no laborales si la baja tiene una duración superior a 20 días consecutivos.
Existen ausencias, como las visitas al médico sin baja, no previstas legal ni convencionalmente, pero que son admitidas por la práctica empresarial. En este sentido hay que resaltar que el médico tiene la obligación de emitir el parte de baja desde el primer día, y no puede demorarlo bajo ninguna justificación, sin que esté amparada legalmente la práctica de dar el parte de baja al trabajador a partir del cuarto día de incapacidad temporal, excusándose en que "la empresa no paga prestación del día 1 al 3".
La incapacidad temporal (arts.45.1.c y 48.1 y 2 ET) tiene un plazo máximo de duración de 365 días, con una posible prórroga de 180 días. Para el cómputo de su duración máxima, dentro de un proceso de la misma naturaleza, se computan las recaídas. Puede generarse un nuevo proceso tras agotarse el plazo máximo de la incapacidad temporal por la misma o similar patología, siempre que exista entre una baja y otra un período de actividad laboral de 180 días.
Suspensión del contrato relacionada con maternidad / adopción / acogimiento:
a.Por riesgo durante el embarazo (art. 48.5 ET) tendrá una duración máxima que se extenderá hasta el parto o hasta la desaparición de dicho riesgo, y puede ser enlazado con la baja por maternidad.
b.Por parto, adopción o acogimiento (48.1 y 4 ET) podrá tener una duración de 16 semanas ininterrumpidas desde que se produzca (las seis primeras tras el parto son de descanso obligatorio para la madre).
c.El descanso por paternidad de trece días (art. 48 bis ET) que se disfruta de forma independiente, se puede enlazar con el periodo voluntario de descanso por maternidad, adopción o acogimiento.
Los permisos y licencias del art.37 ET, que pueden ser ampliados por convenio colectivo, son entre otros:
a.Lactancia: durará hasta que el bebé cumpla nueve meses (pudiendo sustituirse por una reducción de jornada o una acumulación en jornadas completas según el art. 37.4 ET), y podrá encadenarse con el descanso por maternidad.
b.Nacimiento de hijo, fallecimiento, hospitalización o intervención quirúrgica de parientes hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad: dos días naturales.
c.Traslado de domicilio habitual: un día natural.
d.Matrimonio: quince días naturales.
Cómo cazar al jeta
Mire a su alrededor, si existe algún individuo que cumple alguno de estos seis requisitos, sin duda se encuentra ante un 'jeta ' en potencia.
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Es capaz de trabajar un montón para escaquearse.
No está, y cuando está no se le oye.
Es un jefe inútil. Si no está, nadie le echa de menos.
Nadie les echa, se van porque alguien les ha fichado.
El estrés injustificado es su mejor invento, les permite bajas aleatorias.
Pasea sin rumbo por la oficina con papeles en la mano y sin prisa.
Pasa horas delante del ordenador actualizando su red social.
Tribus de “escakers”
Paco Muro, presidente de Otto Walter, ha elaborado una tipología de siete ‘escakers’, desde aquel que le viene de nacimiento hasta el invisible, imposible de coger ‘in fraganti’. ¿Reconoce a alguno?
- Escakers natos : su don les viene desde la infancia. Siempre encontraron a un pringado que recogía los juguetes por ellos, acudían a las fiestas con todo organizado y jamás se quedaban a limpiar, no vendían ni una papeleta del viaje de fin de curso y lograban que alguien se las vendiera y así será hasta la muerte, si es que no consiguen que se muera otro en su lugar, que capaces son. No tienen mala intención, simplemente son así, piensan que el mundo está hecho para que ellos lo disfruten de rositas. Lo sorprendente es que sobreviven una y otra vez a ajustes de plantillas y recortes. ¿Cómo es posible si aportan lo mínimo? Misterios del ‘escakerismo’ basados en la habilidad que tienen de acabar bajo el paraguas de jefes mediocres que no controlan nada.
- Escakers jeta : esta tribu sí se lo trabaja. Es más, es capaz de trabajar un montón para que no se vea que no pegan un palo al agua. Asisten a las reuniones y aparentan aportar al debate, manda emails con copia a todo el mundo para que parezca que está en todo, pero siempre logran que el verdadero trabajo les caiga a otros. Son ruidosos y les encanta soltar lo de "habría que…" y jamás asumir una tarea concreta en la que se les pueda exigir y mucho menos medir. Saben de su habilidad y no dudarán en exhibirse como mártires sufridores ante los jefes y los de fuera para aparentar que están hasta arriba. Usan a los más débiles sin miramientos para que curren por ellos. Eso sí, cuando alguna rara vez hacen algo, normalmente de escaso valor, lo venden como si fueran los héroes del departamento.
- Escakers invisible : simplemente no están, y cuando están no se les oye. No dan una idea, no vaya a ser que le digan que la lleve a cabo. Procuran estar siempre lejos de la acción y aún más lejos de la decisión. En todos los momentos críticos no están, las reuniones en las que hay que asumir compromisos le pillan visitando a quien sea, pero lejos. No se mete en un solo lío, hace lo justo para que nadie pueda recriminarle pero no aporta ni un gramo más del mínimo necesario. Siempre tendrá el mejor turno de vacaciones, los mejores puentes, el proyecto más fácil y el jefe más permisivo. ¿Cómo lo consigue? Por que son extraordinarios medradores, lían a todos sin que se les vea para que casualmente lo suyo siermpre salga impoluto.
- Escaker jefe : dícese de un jefe que nadie se sabe cómo llegó a ser jefe, que nunca ha demostrado nada en ningún sitio en el que ha estado, que le hecha un morro que se lo pisa, pero como es jefe nadie parece ponerle en su sitio. El equipo acaba aprendiendo que es mejor no contar con él o ella porque como no tiene ni idea de nada cuando interviene incordia más que ayuda. Como las cosas salen adelante porque siempre hay gente en el equipo responsable que hace lo que hay que hacer por vergüenza torera, pues vive del cuento y arriba ni se enteran. A estos personajes se les identifica porque si les despiden el equipo puede tardar varios meses en darse cuenta de que ya no están. Lo curioso es que rara vez son despedidos, se van porque ¡alguien los ha fichado para otro sitio! Incomprensible pero cierto.
- Escakers absentista : ya le puedes dar el mejor seguro médico privado que siempre tendrá que ir a consulta en horario laboral. Sus bajas por diversas enfermedades leves son estratégicamente diseñadas para que empalmen entre puentes, vacaciones y fiestas de guardar. El estrés es su mejor invento, permite bajas aleatorias por doquier. Les importa un pepino la empresa, los compañeros y los clientes. Pueden estar desvinculados emocionalmente del grupo tanto por puro pasotismo personal como por desencanto ante el cúmulo de desmotivaciones originadas por sus jefes. En el primer caso se trata de un empleado tóxico, en el segundo se trata de una víctima de un jefe tóxico que ha tirado la toalla. Ambas situaciones son muy fáciles de ver y alguien debería actuar con prontitud para evitar que el mal ejemplo de uno u otro se extienda.
- Escakers digital : estar están, pero como si no estuvieran. Entre llamadas particulares al móvil, mensajitos SMS, navegación por la web y chateos y puesta al día en el Messenger, Facebook, Twenti y resto de plataformas no pega ni palo. Y cuidado, que son mucho más perniciosos para la pérdida de productividad de lo que pudiera parecer. Como hoy en día multitud de puestos de trabajo requieren estar horas sentados ante el monitor es fácilmente disimulable el escaqueo digital.
- Escakers paseante : se les ve deambulando por la empresa a menudo. ¿A dónde van? Pues a dar una vuelta por ahí. Los más hábiles al menos llevan algún papel o carpetilla en la mano para que parezca que van o vienen de tramitar algo, pero los hay que ni eso. Es muy fácil encontrárselos en la máquina de café (deben pasarse horas allí), atravesando el pasillo para ir al servicio (¿pero cuántas veces se puede ir en un día? ¡Físicamente no hay tanto líquido en el cuerpo para evacuar!). Ahora para arriba, ahora para abajo, siempre con paso lento, sin prisa.
Un simple "click" cuando pasa el jefe o algún compañero y todo queda disimulado. Aunque en esta nueva generación de escakers los hay ya más descarados y aglutinan a los colegas del departamento a grito pelado con un "¡mirad lo que he encontrado en YouTube!" y ¡hala, ya son todos los que están perdiendo el tiempo! Posiblemente son fans del refrán "mal de muchos consuelo de tontos", porque su afición favorita es enviar tonterías por email a infinidad de contactos para así provocar que cientos de personas inocentes también se escaqueen. Y no contentos con eso les animan con un "pásalo", así, más escaqueo general.
Cuando uno se lo cruza lo peor que puedes hacer es darle el más mínimo pie para una conversación porque ¡zas! Te enganchan durante minutos y minutos, eres su excusa perfecta y no ves el modo de seguir haciendo lo que tienes que terminar. Como estas personas nunca tienen que terminar nada no son conscientes de que su sueldo sale porque otros sí trabajan. Y como tengas una silla vacía cerca y se te siente… Muchos de estos hacen como que fuman, por lo de tener un motivo más para darse el paseo a la calle para echar el cigarrito. Y así, entre cafés, cigarritos, cotilleos, pises, botellitas de agua, hacer una fotocopia, y paseito por aquí y por allá, pues nada, otro día que se ha ido.