La exprofesora Sue Sanders pasó gran parte del año 1989 haciendo campaña en televisión en contra de la Sección 28, una ley que prohibía a ayuntamientos y a colegios promover deliberadamente la homosexualidad. Poco se imaginaba que como resultado su jefa se pondría de parte de un padre que lamentaba que a su hija le diera clase “una lesbiana”. La directora de la escuela dijo al padre que Sanders ya no daría más clase a la niña y, efectivamente, Sanders pronto se cambió a otro colegio.
Vayamos dos décadas más adelante: en 2009 a Jim Craven (no es su nombre real), un profesor de inglés gay en un colegio mixto -y que “tiene mucha pluma” según un amigo- unos alumnos le plantearon cuestiones muy personales durante una clase. Querían saber por qué no tenía novia o mujer, provocando que Craven se sintiera cada vez más incómodo. Acudió a su jefe, el director, para pedirle consejo y apoyo. Como respuesta éste le aconsejó que se comprara un anillo de boda barato y que enmarcara una foto de su hermana para ponerla sobre la mesa y hacer creer que era su mujer.
Parece que en lo que al puesto de trabajo se refiere, la homofobia todavía sigue teniendo un impacto muy negativo sobre muchas personas. Ni siquiera los famosos son inmunes a ello. En noviembre de 2009, el actor británico abiertamente gay Rupert Everett causó consternación entre muchas personas al proclamar: “No aconsejaría a ningún actor que salga del armario si de verdad piensa en su carrera.”
Todavía es un problema
Sanders, que tras su mala experiencia siendo profesora se ha convertido en Copresidenta de la organización LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales) School’s Out (en inglés “Colegio Fuera del Armario”), y del February LGBT History Month (una iniciativa británica que reivindica cada mes de febrero los logros del colectivo), habla de su “sorpresa” por los comentarios de Everett. “Me parece interesante que Everett lo dijera justo después de que Ian McKellen afirmara que se ha vuelto un actor mucho mejor y más efectivo desde que salió del armario.”
Después de dar a conocer su orientación sexual en 1988, McKellen incluso se convirtió en uno de los miembros fundadores de la organización benéfica Stonewall, que lidera la lucha por los derechos gays. Cada año Stonewall publica una Lista de las 100 mejores empresas para trabajar para lesbianas, gays y bisexuales.
La lista de este año (ver enlace) coronaba al gigante del software IBM como la empresa más gay-friendly. Stonewall afirma que para la última edición ha recibido más participación que en cualquier otro año, lo que demuestra la mayor concienciación de las empresas sobre un asunto que se tiene que abordar. El Director Ejecutivo de Stonewall, Ben Summerskill, enfatiza su importancia, afirmando que el Índice es “una poderosa herramienta usada por 1,7 millones de trabajadores gays y estudiantes universitarios de Gran Bretaña para decidirse a donde llevar su talento y habilidades”.
James Lawrence, Responsable de comunicaciones en Stonewall, lo define como un “punto de referencia para reconocer las buenas prácticas”, fijándose en las acciones positivas de ciertas empresas en esta área de igualdad laboral, antes que en señalar las malas prácticas en particular.
De hecho, el último estudio de Stonewall sugiere que “ocultar la orientación sexual en el trabajo reduce la productividad hasta un 30%, y que aquellas personas que no lo ocultan y que cuentan con el apoyo de su entorno laboral son más creativas, leales y productivas”.
Más de cinco de cada 10 encuestados en un estudio reciente realizado por la empresa de marketing gay Out Now Consulting, afirmaban sentir que ser abiertamente gay en el puesto de trabajo podría afectar negativamente a sus perspectivas de promoción.
Implicaciones en costes
Tanto Ian Jonson, Director de Out Now Consulting, como también desde Stonewall señalan los costes que suponen para las empresas no promover políticas que simpaticen con el colectivo LGBT. “Perder a un empleado gay porque se siente incómodo afecta a la productividad y resulta caro de sustituir,” afirma Johnson. La última encuesta Stonewall señala que: “Los prejuicios suponen un costes humano para la plantilla, pero también para los balances de las empresas en forma de costes legales, selección, acogida y formación de los nuevos empleados.”
Y no es sólo la homofobia declarada la que puede llevar a los trabajadores a sentirse incómodos en el trabajo. Según las conclusiones del informe 2010 Out Now State of the UK Workplace Report del Out Now Consulting, que se publicará más adelante este mismo año, muchos de los trabajadores LGBT encuestados muestran su malestar por el trasfondo de homofobia que fluye por el lugar de trabajo. Comentan, por ejemplo, el impacto negativo de los chistes homófobos que circulan en muchos trabajos.
Pero quizás son más preocupantes los comentarios en la encuesta de los trabajadores LGBT que afirman sentir la necesidad de mantener silencio, o sobre su sexualidad en general, o sobre cualquier queja por homofobia en el puesto de trabajo.
La ley, por lo menos, está de su parte. La Sección 28, antes mencionada, finalmente fue rechazada en el 2003 y ese mismo año las Leyes por la Igualdad de Orientación Sexual en el Empleo convirtieron en ilegal que los empleados fueran discriminados por este asunto.
Fuerte apoyo sindical
El Trade Union Congress (central sindical de Inglaterra y Gales), con sindicatos miembros que representan a unos 6,5 millones de trabajadores en Reino Unido, ha sido un defensor incansable de los derechos LGBT en el trabajo durante muchos años.
Peter Purton, Responsable del departamento de igualdad de derechos del TUC, advierte que los entornos laborales donde los trabajadores esconden su orientación sexual pueden dar como resultado “niveles muy elevados” de estrés entre el personal. Identifica los sectores educativo y financiero como los más sospechosos de tener una cultura de ocultación de la orientación sexual de sus empleados. “En sectores como el bancario se promueven doctrinas de fuerte poder masculino que hacen especialmente difícil para los hombres gays sentirse cómodos, e incluso resulta peor para las lesbianas.”
“No obstante, no todo es malo en el sector bancario. En su Informe de las 100 mejores organizaciones de 2009, Stonewall otorgó al Banco Lloyds TSB el codiciado primer puesto de su sector. Lloyds no entró en el índice de 2010 porque está en pleno proceso de fusión con HBOS. Espera volver a la lista el próximo año ya como Lloyds Banking Group.
Sally Evans, Responsable en el equipo de diversidad del nuevo Lloyds Banking Group, afirma que la organización dispone de una serie de políticas y actividades que apuntalan su estrategia de orientación sexual. Desde 2006 han lanzado una red de contactos para su personal homosexual y bisexual. Según Sally esto permite la conexión de “personal LGB de toda la organización y ayudar así a terminar con su sensación de aislamiento” y también a dar “voz al personal LGB y ayudar a elevar el perfil de los asuntos, logros y retos LGB por toda la organización”.
Formación del profesorado
Sue Sanders opina que políticas como estas seguramente ayudarían en otros entornos de trabajo: “Por el momento, los profesores no tienen ninguna obligación de dar formación en igualdad y diversidad y creo que esa es una parte importante del problema. Si queremos combatir este asunto de manera adecuada entonces debemos dedicarle los recursos necesarios,” afirma.
Y a pesar de las acciones positivas de compañías como Lloyds o IBM, activistas como Sanders advierten de que aún queda un largo camino por recorrer. “Aunque tenemos la legislación, el cambio cultural debe ser profundo.”
Peter Purton concluye: “La discriminación contra las personas a causa de su orientación sexual en el trabajo debe comenzar a ser vista por la sociedad y por las empresas como algo tan inaceptable como ya lo son la discriminación por raza o por género.”
Acceso a la noticia: http://www.personneltoday.com/articles/2010/02/04/53971/homophobia-out-with-homophobia-in-the-workplace.html
Acceso a la “Lista de las 100 mejores organizaciones para trabajar lesbianas, gays y bisexuales”, de Stonewall: http://www.stonewall.org.uk/workplace/1477.asp