El teletreball, ocasional o permanent, s 'estén als EUA, però segueixen sense resoldre 's qüestions bàsiques com la definició d 'unes directrius per a la seva supervisió i avaluació o per adaptar aquest treball a les necessitats en seguretat i salut laboral.

Sean cuales fueren las estadísticas o estudios que estés siguiendo estos días, el consenso parece ser el mismo: la tendencia al uso del teletrabajo sigue aumentando… rápidamente.

Las últimas cifras disponibles de la Oficina del Censo de EEUU muestran que el número de personas que trabajan desde casa creció de 9,5 millones en 1999 a 11,3 millones en 2005. El informe Home-Based Workers in the United States: 1999-2005 (“Trabajadores desde casa en Estados Unidos: 1999-2005”), también revela que cerca de la mitad de dichos trabajadores tienen titulaciones universitarias y casi la mitad ganaba 75.000 dólares al año o más.

Cifras más recientes de la organización WorldatWork subrayan la velocidad con la que esta tendencia se ha incrementado desde entonces. Su informe, Telework Trendlines 2009 (“Tendencias del Teletrabajo 2009”), muestra que el número de estadounidenses que trabajan desde casa ha aumentado de 12,4 millones en 2006 hasta los 17,2 millones en 2008. La mayoría de esos teletrabajadores, según revela también dicho informe, son hombres de unos 40 años, titulados y viven en un hogar con ingresos de 75.000 dólares o más al año.

El estudio de WorldatWork también revela que, mientras el número total de teletrabajadores se ha incrementado, el porcentaje de los que trabajan a distancia “casi todos los días” ha disminuido, así como el porcentaje de teletrabajadores que señalan trabajar a distancia al menos un día a la semana.

“Esto sugiere que el teletrabajo ocasional o ad hoc es lo que ha aumentado en mayor medida en los dos últimos años,” afirma el informe, “posiblemente reflejando la flexibilidad añadida en la localización de los puestos de trabajo inherentes al auge en el acceso al Internet de alta velocidad y a la proliferación de las tecnologías móviles.”

Lawrence Z. Sorber, Socio del despacho jurídico Proskauer Rose de Washington, señala que el aumento del teletrabajo supone que “el modelo laboral está cambiando claramente. Incluso se habla de un subtipo de teletrabajo en rápido aumento: el denominado como “hoteling”: una opción mayoritariamente utilizada por consultores, personas que muchas veces no disponen de oficinas propias; aquellas que con un portátil van a todas partes.

Lo que no mejora o cambia, no obstante, es la falta de un modelo de reglas y directrices sobre cómo el teletrabajo debería supervisarse, compensarse, monitorizarse a lo largo del tiempo, o evaluarse para su compensación, horas extras e, incluso, en su adaptación a los asuntos de prevención de riesgos.

“Hay muchos problemas vinculados al teletrabajo para los que no hay respuesta,” afirma Sorber. “Algunos están llegando ahora a los juzgados y otros son sólo preguntas sin respuesta y problemas,” siendo el principal que la Ley de EEUU sobre Normas del Trabajo Justo, que configura las regulaciones en los puestos de trabajo y las leyes laborales, “sigue basándose en una semana de trabajo estática.”

“La base de todos estos problemas se relaciona con el hecho de que las leyes para el empleo siguen reflejando una noción del jefe en su despacho al final del pasillo, los trabajadores en cubículos y la mayoría compitiendo por los mejores sitios,” afirma Sorber.

En vez de eso, las empresas que actualmente intentan acomodar a los trabajadores que quieren teletrabajar desde casa o desde cualquier otra parte, caminan sobre un terreno desconocido, según Sorber, incluyendo –pero no limitándose a- cuestiones como:

  • ¿El empleado que trabaja desde casa está haciendo trabajo de producción y, por lo tanto, debe ser clasificado como trabajador por horas y con derecho a cobrar por las horas extra? ¿O puede que él o ella sea un/a supervisor/a que no tiene derecho a dicho tipo de compensación?
  • ¿Cómo debería medirse el tiempo trabajado? Si un ordenador de casa tiene un reloj y el trabajador deja el ordenador para una comida de larga duración o lo usa para jugar al Solitario, ¿se le debería pagar, de la misma manera que se paga a los que pasan tiempo en la oficina sin usar sus ordenadores? ¿Y cómo se sigue la pista de dichas pausas? ¿Con una videocámara?
  • ¿Cómo debería establecer la organización que el empleado trabaje 30 horas por semana y, por tanto, tenga derecho a vacaciones, beneficios sanitarios y días libres al amparo de la Ley de Familia y Permisos Médicos?
  • ¿Qué ocurre si un teletrabajador contratado tropieza en su oficina desde casa? ¿Quién es responsable por esa caída? ¿Se trata de una violación de la Ley de Seguridad y Salud Laboral?, ¿Está implicada la compensación laboral si esa persona se ha lesionado y no puede trabajar?
  • ¿Deberían las empresas inspeccionar las oficinas en casa por las potenciales violaciones de la legislación en prevención? ¿Y qué ocurre con las exigencias de espacios de trabajo adecuados ergonómicamente?
  • ¿Qué ocurre si un trabajador desde casa viene a la oficina un día al mes a recoger trabajo o para una formación? ¿Se considera eso tiempo trabajado, dado que no es su principal lugar de trabajo? Si es una persona que cobra por horas, ¿cuándo empieza y acaba de contar el reloj?

Y hay muchas más preguntas para las que tampoco hay respuestas bien definidas, afirma Sorber. Hay quien cree que el tiempo trabajado ya no debería medirse más; en cambio sí que deberían medirse mejor los resultados del trabajo y la productividad.

“Pero esa no es tampoco la respuesta,” afirma. “No es tan simple. La legislación laboral norteamericana cumple un propósito real y necesario, estableciendo directrices de lo que las empresas deben esperan de los empleados y viceversa. Y la clave para todo ello es la forma de medir el tiempo.”

Jack Heacock, Vicepresidente y Cofundador de la organización The Telework Coalition, cree que la solución a esta confusión corporativa va más allá de medir el tiempo. Considera que también hay implicados problemas medioambientales, energéticos e incluso de seguridad nacional.

Su organización creó la fórmula de “Éxito en el Trabajo de Hoy y Mañana”. Afirma que: TI+P3=E3, es decir que Tecnología de la Información más Políticas, Procesos y Procedimientos, dan como resultado mejoras Económicas, Energéticas y del Entorno medioambiental para todo el país. “Lo que de hecho estamos diciendo es que si profundizamos más en los asuntos medioambientales y energéticos, ¿por qué seguimos intentando solucionar las cosas yendo en coche?” se pregunta Heacock. “¡Pensad lo que supondría el teletrabajo como solución para los gases del efecto invernadero!”

Piensa en los desastres climáticos, afirma Heacock: “las carreteras pueden quedar cortadas, pero no los teléfonos, los ordenadores ni el cable. ¿Por qué seguimos tratando de confiar en las soluciones del transporte cuando para empezar nuestros trabajadores pueden tener todas sus cosas en sus ordenadores?”

Incluso los ataques terroristas, afirma, se convierten en una amenaza menor con más personas trabajando a distancia y menos gente dirigiéndose al centro de las ciudades donde los ataques podrían dar como resultado muchas más víctimas. “Estamos malgastando inmensas cantidades de dinero en protegernos de ataques terroristas,” afirma Heacock, “pero ya no podemos ignorar más el hecho de que la mano de obra dispersa [pero tecnológicamente conectada] es mucho más segura contra el terrorismo.”

Las soluciones, afirma, son simples, pero la indecisión de parte de los líderes corporativos –en especial de los líderes de RH, afirma- dificulta la velocidad en los avances.

“Uno de los asuntos más importantes ahora mismo en el mundo de RH es el teletrabajo, pero no hay una defensa o presión para que la legislación cambie. … Hay demasiados intereses implicados en el mantenimiento del statu quo actual,” afirma.

Lo que se necesita para poner en marcha el cambio, afirma Sorber, “es un diálogo nacional constructivo con personas que conocen el ámbito laboral y su diseño; expertos y académicos –y quizás unos cuantos abogados laboralistas- que pueden revisar toda nuestra legislación y hacerla relevante ante un modelo de trabajo cambiante.

“Es necesario que exista una mayor conocimiento de que el trabajo a distancia, o teletrabajo, ya no resulta ninguna aberración. Está convirtiéndose en una parte factible y viable del trabajo en Estados Unidos. Ahora tenemos una nueva población activa [móvil y virtual] y debemos encajarla en nuestra legislación laboral.”

Acceso a la noticia: http://www.hreonline.com/HRE/story.jsp?storyId=334759368

Acceso a “Home-Based Workers in the United States: 1999-2005”: http://www.census.gov/population/www/socdemo/workathome.html

Acceso a “Telework Trendlines 2009” en WorldatWork: http://www.workingfromanywhere.org/news/Trendlines_2009.pdf

Acceso a The Telework Coalition: http://www.telcoa.org

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