La política pública de Responsabilidad Social de la Empresa que hace el gobierno está relacionada con el estado del bienestar de cada país. En los países del sur de Europa se habla más de RSE, mientras en los nórdicos, de desarrollo sostenible.

Su filosofía ha gustado a las empresas que durante años han hecho lobby. En cambio, sindicatos y ONG´s no han escatimado. Lo cierto es que la esperada comunicación de la Comisión Europea (CE) sobre la Responsabilidad Social de las Empresas es tan tibia como su título ya deja intuir, Poner en práctica la asociación para el crecimiento y el empleo: hacer de Europa un polo de excelencia de la RSE.

A lo largo de sus páginas, en buena medida, la CE se lava las manos y pasa el testigo del protagonismo supranacional a manos de los gobiernos nacionales y a las empresas, lo que no debe sorprender en esta etapa de parón europeo que atravesamos. Tampoco debe extrañar el malestar de sindicatos y ONG´s que han colaborado en su proceso de elaboración y finalmente han quedado sin cita explícita. "Reconociendo que las empresas son las protagonistas de la RSE, la Comisión ha decidido que puede lograr mejor sus objetivos si colabora más estrechamente con ellas, por lo que anuncia la creación de una Alianza Europea para la RSE, abierta a empresas de todos los tamaños... No será un instrumento jurídico ni nada que deban firmar las empresas, la CE o cualquier autoridad pública, sino un proceso político para incrementar la práctica de la RSE entre las empresas europeas". La Alianza es la mayor aportación de esta comunicación.

Sólo dos días después darse a conocer, el 24 de marzo se presentaba en Esade de Barcelona El papel de los gobiernos en la RSE,un informe realizado por tres escuelas de negocios que "analiza el papel de los gobiernos en promover la RSE a través de las interacciones entre empresas, gobierno y organizaciones de la sociedad civil" y tiene como objetivo dar una visión de cual es la situación en la actualidad. "Lo de la fecha es una casualidad", dice uno de sus autores, el profesor de Esade, Josep M. Lozano, quien señala las diferencias importantes que se dan por grupos de países en la elaboración y conducción de estas políticas. "Mientras el discurso de fondo es el mismo en toda Europa, varía sustancialmente el enfoque de las políticas concretas. Por tanto, no se trata tanto de comprometerse con una idea, sino de diagnosticar lo que sucede en la sociedad de cada país y, por tanto, qué prácticas empresariales deben impulsarse de forma prioritaria".

Un aspecto que tener en cuenta es que hay países en los que los interlocutores se sienten más cómodos hablando de RSE y en otros de desarrollo sostenible (DS) . En los países nórdicos, por ejemplo, el medio ambiente pesa más, mientras en el sur de Europa lo hace el aspecto social. "Todos los países están de acuerdo en que la RSE es el paso que dan las empresas para llegar al DS", explica Heloise Buckland, investigadora del IPES de Esade y coautora del informe. Éste permite a cada país ver lo que puede hacer en su contexto particular. "No debe olvidar que en políticas de RSE, las decisiones están en función del contexto, no del concepto", puntualiza Lozano.

Indicadores de bienestar

El profesor Lozano explica que una de las sorpresas del informe ha sido comprobar que "hay relación entre los déficit que reflejan los indicadores de bienestar que aplicamos a cada país y las políticas de RSE que impulsan los respectivos gobiernos. Pero ello no ocurre porque alguien se haya puesto a pensar deliberadamente en ello, sino que de forma espontánea las políticas de fomento de RSE se han orientado hacia dónde había carencias más flagrantes". En este punto, de todos modos, Lozano es tajante en el propio concepto de la RSE, para evitar malentendidos. "La RSE no significa que las empresas deban hacer deONGy cubrir espacios a los que el gobierno no puede llegar. Esta idea es errónea. La RSE implica tener una visión muy completa de la realidad y ver que contribución puede aportarse a la sociedad". ¿Qué pasos deben, pues, dar los gobiernos? Según el informe, tres. Primero, deben analizar el perfil de empresas tiene el país; ver qué déficit hay en la sociedad y, por último, en función de ellos, ver cual es la contribución óptima de las empresas.

Otro aspecto que se aborda es cual es el nivel óptimo desde el que abordar la política pública de RSE. "A nivel europeo parece que son las políticas regionales las que deben tener un papel muy importante, sobre todo porque más allá de las grandes empresas hay que hacer llegar la RSE a las pymes y la proximidad a las mismas resulta clave", apunta Buckland. Un nivel de análisis por realizar que señalan ambos es el de ver cómo se articula y ha evolucionado en gobiernos, ONG´s y empresas la responsabilidad de la RSE. En los gobiernos, el Reino Unido es el único país que tiene un órgano -una secretaría de estado-dedicado exclusivamenyte a ello, mientras en Noruega, por ejemplo, la idea de la RSE impregna la actuación de todos los ministerios, pero sin ninguna especifidad concreta. En el caso de las empresas, ver qué departamento lleva la RSE ayuda a definirla. "No es lo mismo que dependa de comunicación y relaciones públicas, que de recursos humanos o algún adjunto a dirección general o de gestión de calidad", comentan.


Un equipo y tres escuelas de negocios

El informe "El papel de los gobiernos en la RSE" ha sido desarrollado conjuntamente por un equipo multidisciplinar en tres escuelas de negocios: la barcelonesa Esade, la italiana Bocconi y la Norwegian School of Management. El proyecto está patrocinado por la "European Academy of Business in Society" (EABIS), como parte de su programa de investigación y educación en RSE. Las empresas que dan soporte a EABIS son IBM, Johnson & Johnson, Microsoft, Shell y Unilever.

Mientras a los gobiernos se les ha otorgado el papel de promotores y conductores de la RSE, es cierto que ha crecido el reconocimiento al rol que también desempeñan otros agentes, como las organizaciones de la sociedad civil. Ello ha llevado a un nuevo planteamiento de las relaciones entre gobierno, empresa y sociedad civil. Es precisamente en el contexto de este nuevo "estado relacional" que se ha planteado y desarrollado el informe ya que "es necesario un conocimiento más profundo del rol del gobierno al promocionar la RSE con estos nuevos parámetros". Para el profesor Lozano los gobiernos deben marcar directrices, pero no regular sobre la RSE. "Ya tenemos mucha regulación", dice. El debate debe centrarse en definir "qué modelo de empresa se quiere promover en cada sociedad. Lo que no se discute aquí es si ha de haber política pública o no. Debe haber política pública, pero muy poca legislación. De hecho, la RSE siempre ha estado un paso más allá de la ley. El énfasis en la voluntariedad es importante para las empresas, aunque este concepto, gobiernos, empresas y ONG´s lo ven cada uno desde su propio prisma"


Modelo relacional aplicado a las políticas públicas de RSE

El diseño de una política pública sobre RSE requiere preguntarse por los agentes sociales involucrados. Desde esta perspectiva relacional, las posibles políticas públicas sobre RSE ya no se ven reducidas a un simple ámbito: el de la actuación unidireccional desde el gobierno hacia la empresa, sino que aparecen cuatro áreas en las que puede ser relevante adoptar políticas públicas relacionadas con la RSE.

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