Se bajaría el sueldo para ganar calidad de vida? Hay encuestas que dicen que 7 de cada 10 españoles sí lo harían. Es probable que la mayoría de ellos, llegada la oportunidad y una vez hechas las cuentas de sus gastos, no pudiera renunciar a un solo euro.

Es probable que la mayoría de ellos, llegada la oportunidad y una vez hechas las cuentas de la hipoteca, los colegios y demás gastos, no pudiera renunciar a un solo euro. Pero su declaración de intenciones refleja un fenómeno que va a más: la importancia del salario emocional. Entre quienes acceden al mercado laboral y entre los directivos, la flexibilidad horaria pesa muchas veces más que la retribución a la hora de aceptar un trabajo.

Nueve de cada diez españoles demandan un horario flexible que les permita mejorar el equilibrio entre su vida personal y laboral y más de dos tercios declaran estar dispuestos a sacrificar entre el 10% y el 40% de su sueldo en pro de una mayor calidad de vida, según los resultados del último estudio sobre satisfacción laboral elaborado por Cátenon y Encuestafácil. com. Pero el mismo sondeo también apunta que los factores más valorados a la hora de cambiar de puesto de trabajo o de quedarse en el actual siguen siendo la retribución económica y las posibilidades de promoción. ¿Un poco contradictorio no?

"Lo que refleja esta encuesta es que hay un anhelo, una intención clara de vivir mejor aunque fuera ganando menos, pero también que las economías domésticas van muy apuradas y no están para sacrificar sueldo. Al contrario, el factor económico es clave para plantearse un cambio de trabajo en una mayoría de familias", explica la directora de márketing de Cátenon, Cristina Villlanova.

En una línea similar se expresa Fe López, socia de Mercer HR Consulting: "la compra de tiempo con salario es un tema que se está planteando; el problema es si a uno, una vez cubiertas las necesidades, la hipoteca, los colegios, etcétera le queda con qué comprar tiempo de descanso, y eso depende muchas veces de en qué momento de la carrera profesional se está".

Francisco Loscos, director del área de Human Capital de Deloitte. no lo ve tan claro. "En general, la mayoría de la gente no está predispuesta a bajarse el sueldo para trabajar menos. Si acaso lo que quieren es trabajar menos cobrando lo mismo, pero eso no se sostiene desde el punto de vista empresarial". Sus argumentos coinciden con los de quienes justifican que si la jornada de 35 horas fracasó en Francia fue precisamente porque los segmentos más modestos - y también más numerosos de la población- vieron reducidos sus ingresos por la limitación de las horas extras, de forma que sus aspiraciones de mejorar su bienestar se vieron perjudicadas.

En este sentido, Loscos opina que la mayoría de españoles no pretende trabajar menos, sino de otra forma y con mejores horarios. Y admite que el anhelo por mejorar la calidad de vida y conciliar mejor trabajo y familia es ya una constante y un factor muy determinante en el caso de los jóvenes. "La gente joven, que da al ocio y a la calidad de vida un valor superior al de generaciones anteriores, está dispuesta a entrar al mercado con otros precios a cambio de otras condiciones horarias", apunta Loscos.

En este sentido, Nuria Chinchilla, profesora del Iese y directora del Centro Internacional Trabajo y Familia, asegura que mientras que hace siete años el criterio de selección de empresa de los jóvenes directivos que acababan un máster era "cuánto me van a pagar", ahora lo que preguntan son sus posibilidades de formación y "qué hay de mi calidad de vida".

Pero agrega que esta preocupación no es exclusiva de los nuevos candidatos. "Últimamente, en todos los estudios sobre directivos encontramos una constante: la disposición a rebajarse hasta un 20% el salario si les dan flexibilidad", comenta Chinchilla.

También Loscos enfatiza que la retribución ya no es el aspecto más valorado a la hora de cambiar de trabajo. "La gente se mueve de su puesto de trabajo por el proyecto y el jefe, y luego, en el proceso de cambio, es cuando gestiona el salario y el resto de condiciones".

La responsable de márketing de Cátenon, firma especializada en selección de profesionales, asegura que los candidatos a un puesto de trabajo, que antes se interesaban mucho por las posibilidades de promoción que ofrecía la empresa, ahora preguntan abiertamente por las medidas de conciliación de vida personal y laboral que existen e incluso por la distancia a la que tendrá que desplazarse desde su domicilio.

"Actualmente, encontrar a los mejores para trabajar contigo exige nuevos retos, y una de las cuestiones que más se está demandando es la flexibilidad horaria", dice Cristina Villanova. A su juicio, "las largas jornadas laborales tiene que pasar de moda, porque ya no son así en otros países y las multinacionales están introduciendo aquí las políticas de trabajo por objetivos que permiten que cada uno se organice su jornada como quiera".

Flexibilidad horaria

También Fe López, de Mercer, cree que las empresas no tienen más remedio que comenzar a preocuparse por el denominado salario emocional y dejar de medir a sus empleados por horas para pasar a hacerlo por eficiencia. "Antes los fichajes se hacían a golpe de talonario: te pagaban y tú te dedicabas a trabajar a tope, las horas y en el lugar que hiciera falta; hoy la gente ya no está dispuesta a eso, aunque le pagues no quiere renunciar a su familia ni a disfrutar", apunta López.

Loscos coincide en que "los horarios actuales generan mal cuerpo, y de ahí ese anhelo de trabajar, no menos, sino diferente". De hecho, en las empresas más activas en políticas de conciliación de vida personal y familiar han tenido más aceptación las medidas de flexibilización de horarios que las de reducciones de jornada y sueldo. En IBM, por ejemplo, "la medida más extendida es el teletrabajo, que permite que cada uno se organice su propia jornada de acuerdo con su director de departamento y no implica recorte salarial alguno", según un portavoz de la multinacional. La clave de esta política está en que al personal no se le valoran las horas de presencia en la oficina sino los resultados. "Lo que importa es que cada persona cumpla los objetivos marcados; a la empresa le da igual si lo hace desde la oficina, desde las dependencias de un cliente o desde su casa el viernes por la noche".

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