Cerco a los "ladrones de tiempo", a todos aquellos que arrebatan los minutos al otro, como si ese periodo hurtado fuera de su propiedad. Pero ¿quiénes son esos ladrones? La lista es larga, según quedó de manifiesto en el II congreso nacional para racionalizar los horarios españoles, clausurado ayer en Madrid, pero por citar algunos ejemplos, recordar a esos jefes que se pasan el día en reuniones interminables, obligando a los subordinados a prolongar su jornada laboral, o a esos que entienden que un buen trabajador es aquel que siempre está dispuesto a pasar junto a él diez horas o aquel que entiende la comida como una extensión de la merienda, demorando el quehacer del resto del equipo, o a todos aquellos que por sistema llegan media hora tarde a una cita...
El tiempo es un bien tan preciado, y a la vez tan escaso, que no puede ser expropiado por nadie ajeno. Ésta es la principal conclusión del congreso, en el que han participado más de 70 personas y en el que tanto ponentes como asistentes, todos a una, han reclamado de una vez por todas la implantación de unos horarios más humanos, que permitan a los ciudadanos desarrollarse profesional y personalmente.
Y es que, como señala Ignacio Buqueras, responsable de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe), "los horarios laborales españoles son una cosa de locos. Se trabajan muchas horas, impidiendo que la persona pueda desarrollarse en cualquier sentido lo que genera una gran frustración y, sobre todo, una gran angustia". Nadie tiene tiempo para él, para la familia y los amigos. Y pese a todo ese trabajo y todo ese esfuerzo, España es de los países con uno de los peores índices de productividad…
"Está claro que hay que replantearse la situación y hacer como hacen el resto de países de la UE, adoptar unos horarios racionales", señala Buqueras, cuya asociación, organizadora del congreso, lleva años luchando por la extensión de jornadas laborales que permitan compaginar el trabajo y la vida personal.
Los argumentos a favor de esto son tan evidentes que es difícil entender cómo la situación no se modifica. Según indicaron decenas de ponentes, entre ellos, Pilar Gómez Acebo, presidenta de honor de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (Fedepe), más del 80% de los trabajadores de empresas que llevan a cabo políticas de conciliación están más satisfechos, se sienten más involucrados con la empresa, están más motivados y, lo que es más interesante desde el punto de vista económico, son más productivos. Frente a estas empresas, las tradicionales, las que imponen horarios eternos, sin ver que en cada trabajador hay una personas. "La no conciliación supone una menor productividad, fuga del personal con más talento a otras compañías con políticas de conciliación, más absentismo y más personal con el síndrome del trabajador quemado, que se calcula que es uno de cada tres", señala Gómez Acebo. El problema es que éste es el panorama mayoritario actual en España.
Pero ¿qué se entiende por conciliar? Buqueras lo tiene claro, adoptar, en los sectores donde se pueda, horarios continuos o flexibles, con salida alrededor de la seis de la tarde. Para ello, es imprescindible reducir el tiempo de comida de las dos horas y media de ahora a una hora como máximo, así como el número de reuniones ya que la mayoría se prolonga absurdamente y sin alcanzar objetivos. Otro elemento para la racionalizar los horarios es extender el uso de las nuevas tecnologías. Buqueras insiste en que con los medios técnicos disponibles se pueden reducir los desplazamientos y las horas improductivas en la oficina... En definitiva, adoptar medidas que garanticen al trabajador los "tres ochos": 8 horas para trabajar, 8 para dormir y las olvidadas 8 para el desarrollo personal.
Acceso a Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios Españoles: http://www.horariosenespana.com