Resumen:
El concepto de flexiseguridad nació en Dinamarca en los años noventa, pero se popularizó en Holanda, desde donde se ha extendido. Los beneficios que ha producido son evidentes, aunque se tardó casi 10 años en conseguirlos. El autor se plantea la posibilidad de trasladar este concepto a un contexto laboral muy diferente, como el portugués, y concluye que las diferencias culturales pueden ser el principal obstáculo. El ejercicio puede ser extrapolable a la realidad española, salvando todas las distancias.