Antoni Garrell i Guiu, Director general de la Fundación Fundit (esdi.es): "Se vuelven en imprescindibles estudios que aporten una sólida formación humanista, conjuntamente con el conocimiento de los modelos y las organizaciones productivas y de las herramientas tecnológicas en general y la inteligencia artificial en particular."

Cada año, al acercarse la primavera, son muchos los jóvenes que con nervios y preocupación se preguntan qué estudiar y dónde hacerlo, cuestionándose decisiones sobre sus futuros estudios universitarios. Una decisión difícil y muy importante, dado que los marcará, en gran parte, en cuanto a su futuro profesional y su capacidad de adaptarse a los cambios acelerados que ocurren en la sociedad actual.

Una sociedad caracterizada – como explica el informe The future of jobs del World Economic Forum– por la interacción entre factores socioeconómicos, geopolíticos, tecnológicos y demográficos, una tríada que provoca importantes cambios en las relaciones interpersonales, el desarrollo del procesos productivos y los mercados laborales.

Hoy todo el mundo percibe que la manera como las personas trabajamos está cambiando y que nuevos perfiles profesionales desplazarán a los actuales. Día a día crece la demanda de personas especializadas en nuevos campos como el análisis de datos y el big data; el e-commerce; el marketing neuronal; la analítica social y el análisis de tendencias; la identificación y definición de productos smart; la prospectiva y los escenarios globales de futuro; analistas sociales, emprendeduría y transformación digital, etcétera. Todas son actividades que se desarrollarán con la interacción continuada entre humanos y robots, y estos cambios obligan a que las habilidades requeridas se arraiguen en conocimientos híbridos que rompen la fragmentación entre ciencias y humanidades, propia del pasado.

En el horizonte se dibuja con fuerza la necesidad de personas con capacidad de analizar, entender y aportar luz y conocimiento sobre la sociedad 4.0, y posteriores, tanto en las vertientes productivas como en las de formación, de ocio, de relación, de información, de comunicación, de toma de decisión, etcétera. Harán falta profesionales que comprendan la nueva sociedad que se configura y los nuevos modelos productivos, interiorizando el poder y las potencialidades de la tecnología. Y que a la vez conozcan los criterios que configuran el pensamiento de las personas, las pautas sociológicas que las mueven y dominen las herramientas tecnológicas. Tendrán que ser tecnohumanistas con un conocimiento profundo de la nueva sociedad digital, gracias a disponer de los saberes asociados a la sociología, la antropología, la filosofía, la historia, la tecnología y las matemáticas. Personas que en su formación básica integren simbióticamente las ciencias y las letras.

Así pues, y en la línea indicada por el The future of jobs report, se vuelven en imprescindibles estudios que aporten una sólida formación humanista, conjuntamente con el conocimiento de los modelos y las organizaciones productivas y de las herramientas tecnológicas en general y la inteligencia artificial en particular. Está en este contexto donde romper las fronteras entre letras y ciencias es imprescindible, y los estudios de humanidades digitales, una clave de futuro.

 

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