En otras crisis el impacto sobre el empleo en las posiciones altas fue menor. Pero ahora está afectando a todos los segmentos, incluidos los directivos medios y también los altos directivos", explica Salvador del Rey, socio director del área laboral de Cuatrecasas. Esto significa que entre los más de tres millones de parados registrados en España hay que incluir, en una cantidad mucho mayor que en otras ocasiones, un gran número de directores de departamento, de marketing, de innovación..., y también de directores generales. Muchos proceden de las inmobiliarias en crisis, de empresas en suspensión de pagoso de compañías en reestructuración. En estos puestos ejecutivos es habitual la rotación, pero ahora la recolocación se hace mucho más compleja.
Desde el verano, las consultoras de recursos humanos y los cazatalentos han visto aumentar considerablemente la llegada de currículos de candidatos - incluidos los de alto y muy alto nivel-en busca de empleo. Con el inicio del año, esta tendencia se ha acelerado y algunas consultoras cifran hasta en un 40% o un 60% los currículos de más que están recibiendo estos días.
No es sólo un problema local: en el origen mismo de esta crisis, el sector financiero ha expulsado del mercado a miles de profesionales con altísimas remuneraciones en Nueva York y Londres.
En cambio, la oferta de empleos es mucho más limitada, porque la mayoría de las empresas no están para emprender nuevos proyectos. La poca demanda de ejecutivos se concentra especialmente para puestos de finanzas y controllers. "También muchas empresas nos piden ayuda para analizar el talento interno que tienen y no tener que buscar fuera. De este tipo de proyectos hicimos unos 100 en el 2007 y unos 600 en el 2008", explica Luis Conde, de Seeliger & Conde.
Las posiciones de alta dirección no suelen regirse por un contrato laboral (y, por tanto, no tienen derecho al paro) sino por un contrato mercantil. "En España no es tan habitual la existencia de contratos blindados como en Estados Unidos. Lo normal es que se pacten indemnizaciones equivalentes a un año de sueldo", explica Fortunato Frías, socio de Brain Transearch. En algunos casos se puede alcanzar hasta cinco años, coinciden en el sector. Los blindajes de los directivos top suelen ser sobre la parte fija de unos sueldos que oscilan entre 200.000 y 400.000 euros (incluidos los variables).
Pero para los parados de este nivel, el problema no suele ser de dinero. "Lo más difícil es asumir el tema emocional: cuando has sido el centro del universo y, de repente, un día el teléfono deja de sonar". Esta es la reflexión de un director general de una gran empresa que se quedó en el paro hace un tiempo, después de un cambio de accionistas.
Ante esta situación, algunos optan por permanecer en el mercado a la espera de una posición satisfactoria. Otros se montan por su cuenta y hacen consultoría. Y los hay también que deciden hacer un downshifting,un cambio de vida adaptado a un cargo y un sueldo inferiores.
"Quería cambiar y quería algo variado y enriquecedor. Creo que me he reinventado bien. Hoy asesoro a seis consejos de administración, soy profesor asociado de una escuela de negocios y tengo tiempo para dedicar a proyectos sin ánimo de lucro", reflexiona el mismo ex director general, que tiene 53 años.
"Hay que ser realista: hay gente que confunde quién es con el cargo que ocupa. Y cuesta mucho separarse de los privilegios del cargo, asumir que el importante no eras tú, sino tu cargo. Por eso hay tantas depresiones", explica Joan Casaponsa. Pasó un año y medio desde que dejó Kraft hasta que fue fichado como presidente de Indo y de su experiencia advierte lo peligrosa que es la impaciencia: "Algunos recortan todos los gastos de golpe y eso pone a la familia en crisis y hace mayor el problema", asegura.
"Las empresas que sean capaces de atraer talento se están posicionando para despegar", dice un director de recursos humanos en busca de proyecto interesante y que, mientras, hace consultoría.
"El ajuste es muy fuerte y rápido en posiciones altas. Y la gente que contrata busca perfiles que aporten cartera y contenidos, no sólo marketinianos.Las empresas van a ser más exigentes en el resultado - dice Belén Serra, de Bao & Partners-.La parte positiva es que hay mucho talento disponible". Y en los nuevos contratos, las exigencias y blindajes están siendo bastante inferiores.