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Promeses que s 'emporta el vent

No és fàcil prendre la decisió d 'abandonar voluntàriament una empresa, però la decisió es complica encara més quan l 'empresa actual ofereix a l 'empleat una millora. Tres de cada quatre empleats que accepten una contraoferta deixen l 'empresa en un any.

No es fácil tomar la decisión de abandonar voluntariamente una empresa para empezar de cero en en una coyuntura económica incierta como la actual. Pero la decisión se complica aún más cuando la empresa actual ofrece al empleado una mejora económica o profesional para intentar convencerle de que se quede donde está. Aunque siempre resulta halagador recibir una contraoferta, sus consecuencias para el futuro profesional del candidato son más profundas de lo que pueda parecer a simple vista.

Evidentemente, las contraofertas laborales son menos frecuentes en época de crisis. "Antes era más difícil encontrar talento y las empresas hacían contraofertas en sectores como la banca, el área comercial o incluso en la construcción", recuerda Jaime Asnai González, director ejecutivo de Page Personnel Barcelona. Ahora prácticamente sólo el área comercial sigue ofreciendo contraofertas con cierta asiduidad. "La movilidad de los comerciales está casi siempre vinculada al tema salarial y las empresas suelen ofrecer contraofertas porque en un momento como el actual no les interesa perder generación de negocio, aparte del riesgo de que el comercial se lleve los clientes a la competencia", explica González.

Pero, desde el punto de vista del trabajador, ¿cuándo conviene aceptar? Víctor Carulla, Managing Partner de Headway Executive Search, recomienda a los candidatos analizar por qué han tenido que esperar hasta el extremo de presentar su baja voluntaria para conseguir esas reivindicaciones que tanto tiempo llevan reclamando, desde un aumento de sueldo hasta un coche de empresa. "Si el empleado se lo merecía y la empresa confiara en él, ya se lo hubieran dado antes: si se lo prometen ahora es porque la empresa se ha quedado colgada sin él", advierte Carulla.

Según datos de Headway Executive Search, tres de cada cuatro profesionales que aceptan una contraoferta para permanecer en su empresa acaban abandonándola igualmente antes de un año. En dos de cada diez casos, acaban marchando porque la compañía nunca llega a cumplir las promesas económicas o profesionales que hizo a su empleado para retenerlo. "A veces la empresa no cumple con lo prometido simplemente porque no quiere, pero hay que tener en cuenta que a menudo pueden surgir motivos imprevistos que lo impidan, como una fusión o un relevo en la dirección", subraya Carulla. Otras veces la empresa sí cumple su contraoferta, pero el trabajador sigue queriendo irse. "Normalmente los trabajadores no se van sólo por dinero, también por un proyecto - explica-.Si su empresa les hace una contraoferta salarial están poniendo al problema un parche a corto plazo: los motivos que llevaron a ese empleado a dejar la empresa, excepto el factor económico, siguen existiendo".

Aceptar o rechazar una contraoferta también tiene connotaciones para el prestigio profesional del trabajador. Si acepta la contraoferta y finalmente decide quedarse en su actual empresa, la relación de confianza con sus propios jefes ya nunca volverá a ser la misma. "Al haber buscado, encontrado y aceptado una oportunidad laboral fuera de su compañía, el empleado puede ser percibido como desleal y, aunque acepte la contraoferta y se quede, puede perder estatus como jugador de equipo - advierte Carulla-.Al ofrecer una contraoferta la empresa está simplemente comprando tiempo pero podría guardar rencor al empleado por su amenaza de fuga, o estar preocupada, ya que si ha tomado la decisión de irse una vez, puede volver a pasar".

Sin embargo, la imagen del candidato que acepta la contraoferta queda aún más dañada desde el punto de vista de la nueva empresa que pretendía ficharlo. "Hay que tener muy claro por qué el candidato quiere irse de su empresa. Si el motivo es un crecimiento profesional, y su empresa le hace una contraoferta otorgándole más responsabilidad, es comprensible que la acepte. Pero si lo que acepta es una contraoferta puramente económica, el candidato está mostrando una incoherencia en su discurso y eso genera desconfianza a las empresas seleccionadoras", denuncia Jaime Asnai González, director ejecutivo de Page Personnel Barcelona

El perjuicio para la imagen del candidato también varía según su forma de contacto con la empresa que pretendía contratarlo: si fue la propia compañía o seleccionador quien se puso en contacto con él proponiéndole un cambio laboral, es más posible que sea más reacio al cambio y acabe aceptando contraofertas de su propia compañía. Sin embargo, en muchas ocasiones son los propios candidatos quienes envían sus currículums pero finalmente deciden quedarse con su empresa. "En estos casos, cuando descubres que el candidato sólo buscaba un arma de negociación salarial con su propia empresa, nos sentimos utilizados", lamenta González.

En estos casos, la decisión del trabajador ya no tiene marcha atrás. "Si al cabo de unos meses un candidato que ha aceptado una contraoferta llama interesándose por la misma vacante que rechazó en su momento, la empresa ya no quiere saber nada porque se siente ofendida", advierte Jordi Tovar, socio director de Selección y Head Hunting de IOR Consulting. Mejor analizar la decisión desde el principio que arrepentirse a posteriori.


Ofertas que acaban en subasta

Las contraofertas pueden convertir los procesos de selección en una singular subasta. Jordi Tovar, socio director de Selección y Head Hunting de IOR Consulting, recuerda el caso de un proceso de selección para cubrir una vacante muy especializada como director de fábrica. Los headhunters encontraron un candidato perfecto, que rechazó el puesto al aceptar una contraoferta de su propia empresa. Meses después,el propio candidato volvió a contactar con los seleccionadores para preguntar si seguía abierta la vacante. Aunque en estos casos el candidato suele quedar descartado, la excepcionalidad del puesto hizo que la compañía volviera a considerar su candidatura. Sin embargo, por segunda vez en pocos meses su empresa le ofreció de nuevo una contraoferta para retenerle, y el candidato la aceptó de nuevo. Víctor Carulla, Managing Partner de Headway Executive Search, recuerda el caso de otro candidato al que su actual jefe intentó retener ofreciéndoleuna promoción y un MBA en los siguientes seis meses. "Pasado ese periodo, se puso en contacto con nosotros para preguntarnos si el puesto seguía vacante - explica Carulla-.Le comentamos que ya había sido cubierto antes de que nos llamara y nos contó que su jefe se había olvidado de sus promesas seis meses después".

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NuriaPeláez , (La Vanguardia)

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No és fàcil prendre la decisió d 'abandonar voluntàriament una empresa, però la decisió es complica encara més quan l 'empresa actual ofereix a l 'empleat una millora. Tres de cada quatre empleats que accepten una contraoferta deixen l 'empresa en un any.

No es fácil tomar la decisión de abandonar voluntariamente una empresa para empezar de cero en en una coyuntura económica incierta como la actual. Pero la decisión se complica aún más cuando la empresa actual ofrece al empleado una mejora económica o profesional para intentar convencerle de que se quede donde está. Aunque siempre resulta halagador recibir una contraoferta, sus consecuencias para el futuro profesional del candidato son más profundas de lo que pueda parecer a simple vista.

Evidentemente, las contraofertas laborales son menos frecuentes en época de crisis. "Antes era más difícil encontrar talento y las empresas hacían contraofertas en sectores como la banca, el área comercial o incluso en la construcción", recuerda Jaime Asnai González, director ejecutivo de Page Personnel Barcelona. Ahora prácticamente sólo el área comercial sigue ofreciendo contraofertas con cierta asiduidad. "La movilidad de los comerciales está casi siempre vinculada al tema salarial y las empresas suelen ofrecer contraofertas porque en un momento como el actual no les interesa perder generación de negocio, aparte del riesgo de que el comercial se lleve los clientes a la competencia", explica González.

Pero, desde el punto de vista del trabajador, ¿cuándo conviene aceptar? Víctor Carulla, Managing Partner de Headway Executive Search, recomienda a los candidatos analizar por qué han tenido que esperar hasta el extremo de presentar su baja voluntaria para conseguir esas reivindicaciones que tanto tiempo llevan reclamando, desde un aumento de sueldo hasta un coche de empresa. "Si el empleado se lo merecía y la empresa confiara en él, ya se lo hubieran dado antes: si se lo prometen ahora es porque la empresa se ha quedado colgada sin él", advierte Carulla.

Según datos de Headway Executive Search, tres de cada cuatro profesionales que aceptan una contraoferta para permanecer en su empresa acaban abandonándola igualmente antes de un año. En dos de cada diez casos, acaban marchando porque la compañía nunca llega a cumplir las promesas económicas o profesionales que hizo a su empleado para retenerlo. "A veces la empresa no cumple con lo prometido simplemente porque no quiere, pero hay que tener en cuenta que a menudo pueden surgir motivos imprevistos que lo impidan, como una fusión o un relevo en la dirección", subraya Carulla. Otras veces la empresa sí cumple su contraoferta, pero el trabajador sigue queriendo irse. "Normalmente los trabajadores no se van sólo por dinero, también por un proyecto - explica-.Si su empresa les hace una contraoferta salarial están poniendo al problema un parche a corto plazo: los motivos que llevaron a ese empleado a dejar la empresa, excepto el factor económico, siguen existiendo".

Aceptar o rechazar una contraoferta también tiene connotaciones para el prestigio profesional del trabajador. Si acepta la contraoferta y finalmente decide quedarse en su actual empresa, la relación de confianza con sus propios jefes ya nunca volverá a ser la misma. "Al haber buscado, encontrado y aceptado una oportunidad laboral fuera de su compañía, el empleado puede ser percibido como desleal y, aunque acepte la contraoferta y se quede, puede perder estatus como jugador de equipo - advierte Carulla-.Al ofrecer una contraoferta la empresa está simplemente comprando tiempo pero podría guardar rencor al empleado por su amenaza de fuga, o estar preocupada, ya que si ha tomado la decisión de irse una vez, puede volver a pasar".

Sin embargo, la imagen del candidato que acepta la contraoferta queda aún más dañada desde el punto de vista de la nueva empresa que pretendía ficharlo. "Hay que tener muy claro por qué el candidato quiere irse de su empresa. Si el motivo es un crecimiento profesional, y su empresa le hace una contraoferta otorgándole más responsabilidad, es comprensible que la acepte. Pero si lo que acepta es una contraoferta puramente económica, el candidato está mostrando una incoherencia en su discurso y eso genera desconfianza a las empresas seleccionadoras", denuncia Jaime Asnai González, director ejecutivo de Page Personnel Barcelona

El perjuicio para la imagen del candidato también varía según su forma de contacto con la empresa que pretendía contratarlo: si fue la propia compañía o seleccionador quien se puso en contacto con él proponiéndole un cambio laboral, es más posible que sea más reacio al cambio y acabe aceptando contraofertas de su propia compañía. Sin embargo, en muchas ocasiones son los propios candidatos quienes envían sus currículums pero finalmente deciden quedarse con su empresa. "En estos casos, cuando descubres que el candidato sólo buscaba un arma de negociación salarial con su propia empresa, nos sentimos utilizados", lamenta González.

En estos casos, la decisión del trabajador ya no tiene marcha atrás. "Si al cabo de unos meses un candidato que ha aceptado una contraoferta llama interesándose por la misma vacante que rechazó en su momento, la empresa ya no quiere saber nada porque se siente ofendida", advierte Jordi Tovar, socio director de Selección y Head Hunting de IOR Consulting. Mejor analizar la decisión desde el principio que arrepentirse a posteriori.


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