Como no hay dinero que compre el tiempo --que en grandes ciudades como Barcelona parece discurrir a más velocidad de la real--, el ayuntamiento ha decidido impulsar un singular plan de ahorro. La innovadora concejalía de Nuevos Usos del Tiempo presentó ayer un estudio sobre la evolución del consumo de tiempo en Barcelona con sondeos realizados entre 1985 y el 2003. Concluye que los barceloneses cada vez consumen más horas en trabajar y desplazarse, y menos en disfrutar del tiempo libre.
La concejala Imma Moraleda explicó que la "nueva realidad" de la ciudad supone "disfunciones" horarias y sugiere una "nueva planificación" en la que Barcelona sería posiblemente pionera.
¿Pero cuál es la cruda realidad? Para empezar, que el 52,2% de los barceloneses trabajan entre 35 y 40 horas a la semana, según datos del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona del 2000. A falta de computar los del 2005, Moraleda adelanta que la tendencia es a trabajar más, y lo que es peor, a que se imponga el "trabajo presencial". Las categorías profesionales más altas llegan a las 44 horas semanales de trabajo remunerado.
Los desplazamientos
Las encuestas revelan también que un 76,6% de barceloneses trabajan en la ciudad y cada vez gastan más tiempo en desplazarse (una media de 25 minutos y 44 segundos por trayecto). Por contra, el tiempo dedicado al ámbito familiar doméstico va a la baja (2.09 horas por día en el 2000, frente a 2.39 en 1990), aunque las mujeres (3.48 horas diarias) dedican al hogar más del triple de tiempo que los hombres. Moraleda anunció próximas campañas de sensibilización para fomentar la implicación masculina.
El menguante tiempo libre de los barceloneses (el 34% se queja de disponer de poco y la cifra va en aumento) se exprime al máximo. De puertas adentro, ver la tele, leer y escuchar música son las opciones favoritas declaradas. Fuera de casa, pasear y estar con los amigos. Para ahorrar tiempo, la mayoría tiende a realizar el mayor número de actividades y gestiones cerca de casa. Los que compran ropa y calzado en su barrio son ya el 50,9% (2000) frente al 41% de 1985. Aumentan también las cenas fuera de casa pero sin salir del barrio, así como ir de tiendas, al cine, a teatros y a museos.
Carme Miralles, directora del estudio, alerta de que "el uso del territorio hace que usemos el tiempo de una forma u otra" y señala que la Administración local cree que "es mejor ordenarlo", en especial para el grupo mayoritario de 25 a 44 años, que gasta el 26,3% de su tiempo semanal en trabajar.
El Ayuntamiento de Barcelona ultima un plan piloto en tres barrios (Sants, Prosperitat y la parte alta de Gràcia), donde las escuelas multiplicarán las actividades extraescolares de libre acceso para no alumnos, primando reducir distancias entre participantes y centros y los usos compartidos. La medida surge de un estudio basado en más de 5.000 encuestas. En La Marina (Sants), otra prueba ensayará nuevos usos de equipamientos.
Flexibilizar horarios
El plan de usos del tiempo que ultima Moraleda abarca, con apoyo sindical, fomentar la flexibilización horaria en las empresas; ampliar horarios de servicios y equipamientos (del transporte público a centros cívicos y bibliotecas), y potenciar "el máximo de servicios de calidad en los barrios" para ahorrar minuto a minuto.
Acceso a página web de Nuevos Usos Sociales del Tiempo: http://www.laboratorideltemps.org